Cualquiera que se haya desplazado por carretera a lo largo de este extraño verano habrá quedado sorprendido por la gran cantidad de autocaravanas que circulan a cualquier hora del día. Tras varios meses de confinamiento y ante la resistencia del coronavirus a ceder terreno, son muchos los que han encontrado en esta alternativa vacacional la respuesta a sus demandas: aire libre, autonomía y seguridad (frente a otro tipo de alojamientos más expuestos a un eventual brote de la enfermedad, como un hotel).

En este contexto, las matriculaciones de autocaravanas en los dos principales mercados europeos (Alemania y Francia) alcanzaron máximos históricos en junio, con subidas del 65 y del 58 por ciento respectivamente respecto al año anterior.