Cualquier sistema de trading se apoya en tres elementos, el pronóstico del precio, el del tiempo y la gestión monetaria de las operaciones. Con los dos primeros el trader decide sobre qué activos operar y cuándo hacerlo, mientras que con el tercero determina la cantidad que debe comprometer en la operación. Gestionar bien el riesgo es tanto o más importante que desarrollar un buen sistema. De hecho, factores como el tamaño de la cuenta o la cantidad de dinero comprometido en cada operación son determinantes y marcan la diferencia entre las pérdidas y las ganancias sostenibles. 

La gestión monetaria se puede definir formalmente como «el algoritmo matemático que decide cuánto vamos arriesgar en la siguiente operación dependiendo del total de nuestro capital disponible», explica Josep Codina, director de análisis de la revista Inversión. De forma intuitiva, todo el mundo aplica una cierta gestión monetaria. Pero la clave es hacerlo de manera correcta, porque «si no manejamos adecuadamente el tamaño de nuestra posición podemos pasar de ganar dinero a arruinarnos», recuerda Codina.