Supervivientes de la escabechina tecnológica
Los productos relacionados con la tecnología sufren un fuerte castigo pero no hay que descartarlos
Corren malos tiempos para los valores tecnológicos. Después de cinco ejercicios consecutivos de fuertes revalorizaciones (el año pasado escalaron nada menos que un 30 por ciento), han comenzado el 2022 con un comportamiento muy diferente, como refleja el retroceso del 8 por ciento que acumula ya el índice tecnológico por excelencia, el Nasdaq Composite estadounidense. Y lo mismo le ha sucedido a los fondos centrados en este sector, hasta hace nada las niñas bonitas de cualquier cartera. El Ark Innovation ETF, uno de los fondos tecnológicos más icónicos de Wall Street, es un buen ejemplo. Cae un 18,5 por ciento en el año, aunque el castigo al buque insignia de la gurú Cathie Wood se eleva hasta el 55 por ciento desde sus niveles máximos.
Pero eso no quiere decir que todos los fondos de este sector hayan sufrido la misma presión vendedora. Los hay que han aguantado con bastante mayor entereza la escabechina tecnológica y, aunque cotizan en rojo, sus pérdidas nada tienen que ver con las minusvalías de dos dígitos que acumulan los peores de la clase (que alcanzan el 28 por ciento solo en el mes de enero, según datos de Morningstar). Y es que, cuando vienen mal dadas, es cuando más se aprecia la pericia del gestor que lleva las riendas del vehículo.