De Solana a Solana: el presente y futuro de la gestión española 

Madre e hija, Lola Solana y Beatriz Pérez Solana, charlan con Inversión Womenvalue sobre los avances de la industria de la gestión de activos en el camino hacia la igualdad

Lola Solana y Beatriz Pérez Solana

Lola Solana y Beatriz Pérez Solana

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Lola Solana y Beatriz Pérez Solana tienen muchas cosas en común, incluso los apellidos. Ambas son mujeres, gestoras de fondos, españolas y también son madre e hija. 

Lola Solana es responsable de fondos de pequeñas y medianas compañías de Santander AM y una de las gestoras más emblemáticas dentro de este segmento de las ‘small and midcaps’; mientras que Beatriz Pérez Solana se ha hecho un hueco por méritos propios como gestora de fondos en Renta 4. Son el presente y futuro de la gestión española. 

Juntas acudieron esta semana al podcast de Womenvalue -la iniciativa de Inversión que pretende reconocer el talento femenino- para charlar sobre los avances que se han producido en la industria de la gestión de activos en el camino hacia la igualdad. 

La única mujer en el departamento 

Y es que las cosas han cambiado mucho desde que Solana (madre) se inició en el mundo de la gestión de fondos, una época en la que solía ser la única mujer en la habitación. 

“Había mujeres en análisis, en banca privada... pero lo que es gestión de fondos, muy pocas. Durante mucho tiempo, fui la única mujer en el departamento”, relata. 

De hecho, convencer a una compañía para que le dejara gestionar fondos “no fue fácil”, según cuenta.  

Comenzó su carrera en Barclays, donde entró en contacto con el mundo de los fondos debido a su labor comercial. “Pero no había manera, no me daban la opción de pasar a gestión”, explica. 

Un anuncio de “Se busca gestor” en las páginas de un periódico fue el que cambió el guion de su vida. Así comenzó su carrera en Santander, la entidad que apostó por ella, aunque tampoco le permitió dedicarse a la gestión desde el primer día. 

“Tenía que pasar unos años por análisis, con el cometido de mejorar mucho el inglés y la contabilidad”, explica. Finalmente, tras unos años analizando compañías y otro paso por banca privada, pudo gestionar fondos desde los años 93-94 y labrarse una carrera de éxito en este campo. 

Beatriz Pérez, una gestora prometedora 

Los inicios de Beatriz Pérez, en cambio, fueron muy distintos. Con referentes en el sector financiero (tanto su madre como su padre), aprendió “la pasión por el mercado financiero” desde bien pequeña

Asimismo, también le ayudó un curso de verano sobre educación financiera impartido en la Value School, de Covas AM, que le sirvió para conocer gente con las mismas inquietudes e intereses. 

Por otro lado, la experiencia de madre e hija en el mundo académico también fue muy distinta. Mientras que las mujeres escaseaban en los estudios económicos cuando Lola Solana trataba de ampliar sus conocimientos de contabilidad, Beatriz fue a la universidad en clases más paritarias. 

"En la carrera estaba muy equilibrado y en la especialización en métodos cuantitativos éramos 4 personas, dos mujeres y dos hombres", explica Beatriz. 

Queda trabajo por hacer 

En todo caso, aunque se haya avanzado más en el ámbito educativo, lo cierto es que el mundo financiero “todavía sigue atrayendo más a los hombres”, por lo que queda trabajo por hacer, denuncia Lola Solana. 

“Estoy segura de que, si ahora mismo hacemos una encuesta para ver cuántos chicos tienen invertido dinero en bolsa o criptomonedas, yo creo que tienen más los chicos que las chicas. Esa ambición de ir a más, de rentabilizar, está todavía más en el ADN del hombre. Hemos cambiado pero todavía necesitamos mucho más impulso”, reflexiona. 

Su hija Beatriz está de acuerdo: “Hay que impulsar la educación financiera entre las mujeres. Hacer ver que es un mundo muy interesante también para las mujeres”. 

Avanzar en conciliación 

Junto con la educación financiera, avanzar en conciliación también es clave para fomentar esa mayor presencia femenina en el sector

Y es que las cosas también han cambiado mucho en este campo, según explica Lola Solana, que se veía obligada a llevar a Beatriz a la guardería desde los 3 meses, donde la dejaba desde las 7.30 de la mañana hasta las 19:00 de la tarde, algo que la hacía sentir “fatal”. 

“Cuando tuve a Beatriz vivíamos en un mundo diferente al actual. Era la cultura del presentismo. Tener exposición. Si no te veían, no existías. Tenías que estar a primera hora, mejor la primera, y salir muy tarde”, relata Lola Solana. 

“Entonces, tenía una sensación de no estar cumpliendo en ninguno de los dos sitios pero tenía que hacer las dos cosas. Era una sensación muy frustrante. Pero, afortunadamente, eso ha cambiado”, añade. 

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