Pionera del capital riesgo en España, Maite Ballester es una de las personas más influyentes de esta industria, donde fue la primera mujer en ocupar la presidencia de la patronal Spaincap.

Asimismo, ha liderado más de 35 inversiones y 20 desinversiones, incluyendo dos salidas a bolsa; es consejera independiente de Cellnex y lo ha sido de Repsol, Prisa y Grupo Lar.

Pero, además, está comprometida con los derechos de las mujeres, al ser miembro de organizaciones como Level 20, la iniciativa que apoya la presencia de mujeres en el capital privado (y de la que ha sido presidenta en España durante dos años).

La entrevista de María Gómez Silva:

¿Qué aporta este premio a alguien de su trayectoria?

Es una alegría y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad recibir un reconocimiento a tu trabajo. El orgullo y obligación es mayor si el premio pone el acento en el compromiso con la promoción y el impulso del papel de las mujeres en el private equity. Es un estímulo para seguir adelante y me hace más consciente aún de mi labor como referente para otras mujeres. 

Hacen falta esos referentes. Las mujeres apenas representan el 30 por ciento de las plantillas en el private equity. Además, solo el 12 por ciento de los directivos son mujeres, ¿qué pasa? 

Para empezar, es una industria joven. No lleva más de 30-35 años y sus orígenes vienen de carteras industriales, de cajas de ahorros, con alta correlación de presencia masculina. Pero, además, la investigación de Level 20 apunta a que es un sector poco conocido a nivel estudiantil, sobre todo entre las mujeres, que suelen inclinarse por carreras menos técnicas. Pero, incluso entre las que optan por el private equity, descubrimos que se suelen ir cuando pasan 3-5 años y no promocionan aunque se queden.  

¿Qué está haciendo Level 20 para solucionarlo? 

Las iniciativas giran en torno a 4 pilares. Uno es la investigación. Todo lo que no es cuantificable dificulta medir el progreso. Y Level 20 debe su nombre a que queremos llegar a un 20 por ciento de directivas, en lugar de un 12 actual o del 6 por ciento con el que empezamos. El segundo pilar es dar a conocer el private equity entre las estudiantes y, el tercero, un programa de mentorización para asegurarnos de que las mujeres que entran, se queden.

En Reino Unido, este programa se ha convertido en el más popular de todo el sector financiero, no solo del private equity. Estamos consiguiendo que un altísimo porcentaje de mujeres se queden en el fondo en el que estaban, incluso siendo promocionadas al siguiente nivel.

¿Y cuál es el cuarto pilar de actuación? 

La cuarta pata es un programa de networking porque está demostrado que las mujeres somos un poco peores en networking.

Además de mejorar el networking, ¿que otros consejos da a las que empiezan?

Les digo que, en una reunión interna, tienen que hablar, hacer su espacio, que las escuchen y, si hace falta, decir ‘perdona, no he terminado’. Aunque no sea muy cómodo. Porque es parte de nuestro día a día, cuando vamos a reuniones, la tendencia a corregirnos cuando hablamos. Aunque sea inconsciente.

Por ejemplo, cuando eres joven y dices algo en una reunión, algún compañero dice ‘lo que quiere decir Maite es’. No, lo que quiere decir Maite es lo que he dicho. Yo a ti no te matizo. Otra cosa que sucede es que te interrumpen en las conversaciones. ‘Bueno, bueno, esta ya ha hablado bastante’. Es inconsciente, no es porque quieran machacarte como mujer. Pero sucede. Yo lo digo mucho a las mujeres que mentorizo para que ellas sean conscientes.

¿Y cómo son esas nuevas generaciones de mujeres? 

Se van a comer el mundo. Son la rebomba. Súper cualificadas, súper preparadas, hablan un montón de idiomas, trabajan día y noche. Las que estoy conociendo, de entre 20 y 30 años, que se prepare el sector porque van a arrasar el mundo del private equity.