Cómo blindar la jubilación contra las reformas de las pensiones que vendrán
No espere a la reforma de las pensiones que enviará a Bruselas la vicepresidenta Calviño y planifique su jubilación. Aunque el Gobierno no lo recomiende públicamente, el ahorro privado es clave para no perder poder adquisitivo
La única certeza del futuro de las pensiones públicas es que irán menguando conforme pasen los años, aunque los políticos no quieran ahora reconocerlo por temor a un castigo electoral. La sostenibilidad del sistema público de pensiones estaba ya en entredicho. Y la irrupción de la pandemia de coronavirus va a acelerar los plazos de ese deterioro.
Si la pensión publica ahora ronda de media los 1.010 euros mensuales, en un corto espacio de tiempo estará claramente por debajo.
Y la reforma de las pensiones que la vicepresidenta Nadia Calviño plantea llevar a Bruselas para poder acceder a las ayudas europeas no lo va a evitar. Por ello, no queda otra que ir preparando la jubilación al margen de las decisiones políticas y ahorrar para complementar la pensión pública, de acuerdo con las fuentes consultadas por finanzas.com y la revista INVERSIÓN.
Para conseguirlo, lo primero que tiene que hacer el futuro jubilado es definir su proyecto de vida y, a partir de ahí, diseñar un plan financiero que le ayude a cumplirlo. Tiene que analizar qué objetivo quiere conseguir con su ahorro, cuánto le va a costar y cuánto tiempo tiene para lograrlo, que tiene que coincidir con la fecha de su jubilación.
Una vez establecido y cuantificado el objetivo, debe calcular con cuánto capital cuenta para destinarlo al ahorro y a la inversión y qué rentabilidad tienen que aportarles sus inversiones. Esto también ayudará a definir el perfil de riesgo del ahorrador y facilitará la elección del producto de inversión más adecuado para él.
Identificados estos parámetros, «debe elegir un método de ahorro teniendo en cuenta el nivel de retornos esperado y el riesgo que es capaz de asumir y hacer aportaciones periódicas adaptadas a su nivel de ingresos», afirma Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS Stochastics.
Otros aspectos a considerar son las necesidades de liquidez y los gastos corrientes del inversor, el pago de impuestos, las obligaciones futuras conocidas y el nivel de tesorería que necesita tener para poder ser flexible en sus inversiones, apunta Sergio Ávila, analista de IG.
Ahorrar corre prisa
El siguiente paso es empezar a ahorrar, y cuanto antes mejor. Esto permite diluir el esfuerzo ahorrador, aumentar la rentabilidad al poder asumir mayor riesgo gracias al largo plazo y aprovechar el efecto del interés compuesto, que Albert Einstein definió como «la fuerza más poderosa del universo».
Cuanto más elevado sea el horizonte temporal de la inversión más posibilidades hay de alcanzar la rentabilidad necesaria para lograr los objetivos.
Según fuentes de BBVA, hay que empezar a ahorrar para el retiro al inicio de la vida laboral. No importa que la cuantía sea pequeña, lo importante es adquirir el hábito y la constancia del ahorro.
La regla es sencilla: cuanto más tarde se comience a ahorrar, mayor deberá ser la cantidad de dinero destinada a asegurar una jubilación con posibles. Desde BBVA recomiendan destinar a este ahorro entre un 7 y un 10 por ciento de los ingresos.
Construir una cartera
Establecida la cantidad a invertir, hay que acceder a los mercados financieros y elegir el producto de inversión más adecuado para planificar y gestionar los ahorros. Elección que dependerá de la edad del ahorrador.
Los más jóvenes deben apostar por activos de renta variable que opten a mayores retornos, ya que, aunque lleven asociados un mayor riesgo, tienen tiempo de recuperarse si computan pérdidas gracias al largo plazo. Mientras que los inversores que estén en la recta final de su etapa activa deben decantarse por activos de menor riesgo, como la renta fija.
Entre los vehículos de inversión diseñados para un ahorro finalista destacan los planes de pensiones tanto privados como de empleo.
Una de sus mejores bazas son sus beneficios fiscales. En las aportaciones el partícipe puede deducirse cada año hasta 8.000 euros, de forma que difiere el pago del impuesto hasta su rescate, y es ahí cuando tiene que tributar por la totalidad del dinero acumulado.
En opinión de Victoria Torre, responsable de Comunicación Corporativa de Singular Bank, el futuro partícipe tiene que elegir el plan de pensiones que se adecue a su perfil inversor y a su edad. Además, «tiene que entender que la inversión en planes de pensiones no tiene que ser algo estático. Debe ser algo vivo e ir adaptándola a los cambios que vaya experimentando el ahorrador».
Además, a la hora de optar por uno hay que tener en cuenta que sea un «buen producto con comisiones ajustadas, ya que, al ser una inversión a largo plazo, una menor comisión tendrá una incidencia alta en el resultado de la inversión», asegura la directiva de Singular Bank.
Los planes de pensiones representan más del 5,2 por ciento del ahorro financiero de las familias españolas y los privados cerraron el 2019 con un patrimonio gestionado de 80.000 millones de euros y con 7,52 millones de cuentas de partícipes,
Otro producto enfocado a complementar las pensiones públicas es el plan de previsión asegurado (PPA). Se trata de un seguro de vida ahorro con las mismas ventajas que los planes de pensiones. Su diferencia reside en que, por ley, ofrecen una rentabilidad mínima garantizada en el momento del vencimiento.
La opción de los PIAS
Los planes individuales de ahorro sistemáticos (PIAS) también son productos de ahorro a largo plazo, cuyo principal objetivo es acumular capital para la jubilación. Una de sus ventajas es que su rentabilidad está exenta de tributación si se rescata en forma de renta vitalicia.
Este producto está generando cada vez más aceptación entre los ahorradores, al igual que las rentas vitalicias, seguros de vida ahorro en que las aseguradoras, a cambio de una prima única, garantizan una renta periódica. También el seguro individual a largo plazo (SIALP) es una alternativa para los futuros jubilados debido a sus ventajas fiscales y a su liquidez.
Junto a estos productos dirigidos al ahorro finalista, el inversor debería incorporar a sus carteras fondos de inversión, ETF, acciones o derivados, entre otros. «La elección de unos u otros dependerá del nivel de tolerancia al riesgo que tenga el inversor y de qué tipo de gestión quiere poner en práctica.
Si opta por la gestión estática lo más recomendable son los planes de pensiones, si prefiere la pasiva puede invertir en fondos de inversión y ETF y si se decanta por la activa, puede comprar renta variable y derivados», señala Ávila.
Las acciones son otra alternativa para estos ahorradores, pero solo durante los primeros años, cuando les es posible permitirse un nivel de riesgo alto y estén dispuestos a asumirlo.
«No son adecuadas para los años previos al retiro debido a su mayor volatilidad. En cualquier caso, deberían formar parte de una cartera diversificada que también incluya renta fija», apunta Mercado. Porque lo más importante para estos inversores es cumplir el principal mantra de la inversión: diversificar la cartera.
Vencer a la volatilidad
Una vez invertido, el ahorrador debe prepararse para afrontar la volatilidad que puedan sufrir los mercados, principalmente para soportar las caídas. Ante ellas, tiene que ser fiel a su plan inversor a largo plazo, mantener la calma y tolerar los altibajos en el valor de sus inversiones.
Además, debe tener en cuenta que cualquier cambio drástico en la posición de su cartera puede resultarle costoso, como se ha visto en el primer trimestre del año cuando muchos ahorradores a largo plazo deshicieron posiciones al ver cómo caían los mercados y no se pudieron subir a la posterior remontada de la bolsa.
Pero esto no significa que deban dejar sus carteras estáticas. Analizar y reestructurar su contenido si es necesario es esencial para el inversor quiere llegar a la jubilación con una óptima rentabilidad.
«Debe tener en cuenta que los niveles de rentas que espera que esa cartera le generen pueden haber cambiado», dice Philip May, director de soluciones de ingresos de jubilación de Capital Group, y el mejor momento para revisarlas es cuando la volatilidad se normaliza.
Todas estas medidas ayudarán a los futuros pensionistas a mantener su poder adquisitivo durante su jubilación, a vivir su ‘retiro soñado’ y a evitar la incertidumbre que les pueda ocasionar la bajada de las pensiones que se vislumbra a medio plazo.
Por ello, una buena planificación financiera de cara al retiro que genere rentabilidad es esencial, así se evitan las consecuencias de las reformas que vendrán.