Escrivá se queda corto. Ampliar a 35 años el cómputo de las pensiones las bajaría un 8%

Los grandes perjudicados de la ampliación del cálculo de las pensiones serían los jubilados con carreras laborales cortas, las mujeres y los autónomos

La ampliación de 25 a 35 años del periodo para calcular las pensiones que el Ministerio de Seguridad Social baraja incluir en la nueva reforma recortaría más de un 8% las prestaciones, un porcentaje superior a los ofrecidos por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que lo sitúa entre el 5,45 y el 6,3%.

Según se desprende de un estudio elaborado por el Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson, en colaboración con la Universidad de Valencia y la de Extremadura.

Esta propuesta ha concitado el rechazo de los sindicatos, la oposición y el socio de gobierno del PSOE, Unidas Podemos, cuyo secretario general, Pablo Iglesias declaró que es “una línea roja” que no estaba dispuesto a cruzar y que si llegaba al Parlamento “se rompería la coalición de Gobierno” por las consecuencias que puede generar a los pensionistas.

Los colectivos más afectados

Las peores consecuencias de su implantación las sufrirán los jubilados con carreras laborales cortas, que verían disminuir su pensión un 15% frente a aquellos con carreras largas -incluidos en el primer cuartil equivalente a más de 43 años y 8 meses cotizados-, cuyas prestaciones se reducirían la mitad, un 7,5%.

El estudio detecta en esta medida un posible problema de discriminación indirecta por razón de género, ya que las mujeres presentan carreras laborales más cortas, con lo que su pensión inicial mermaría un 10,3%, frente a un 7,9% en el caso de los hombres. Lo que, según el informe, "supondría una reducción superior al 30% para las mujeres, respecto a los hombres”.

La edad de jubilación también tiene un efecto relevante, ya que el impacto en aquellos trabajadores que decidieran retrasar su retiro sería mayor, con una reducción del 11,6%, frente al 8% de los que opten por anticiparlo.

Este hecho va en contra de uno de los objetivos que José Luis Escrivá pretende lograr con la reforma de las pensiones que es acercar la edad real de jubilación, 64,5 años, a la edad legal, 66 años.

A juicio de Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (OCOPEN), esta medida provocaría una reducción en las pensiones ya que, “normalmente es en los últimos años de vida laboral cuando los salarios son más elevados y alargar el periodo contabilizado supondría incluir ejercicios de menor cotización, lo que reduciría el montante de las prestaciones”.

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Los autónomos sufrirían un recorte del 10,3%

Otro de los colectivos más perjudicados al alargar el periodo del cómputo serían los autónomos, que soportarían una bajada del 10,3%, frente al 8,6% de reducción en el régimen general.

Esto es debido a que la mayoría cotiza por las bases mínimas durante los periodos más alejados de la edad de jubilación y a que los meses no cotizados computan con cero euros para este grupo, penalizando fuertemente el valor de la base reguladora.

El efecto a largo plazo

En cuanto al impacto sobre el gasto en pensiones, el análisis muestra que el ahorro que puede generar esta medida tardaría años en notarse, como ocurre con todas las reformas que afectan solo a las nuevas pensiones de jubilación y que se implantan en un largo periodo transitorio.

Así, en 2040, el ahorro sería del 0,65% del PIB de ese año, pasando en 2050 al 0,88% del PIB, para empezar a descender paulatinamente a partir de esa fecha, llegando en 2067 al 0,64% del PIB.

A pesar de estos inconvenientes, Rafael Villanueva, manager de retirement de Willis Towers Watson, considera que debería ampliarse el cálculo de la base reguladora, ya que "mejoraría la contributividad y la sostenibilidad del sistema de pensiones".

Pero reconoce que "no sería más que un parche para intentar paliar parcialmente toda una serie de problemas e inequidades que arrastra nuestro sistema de pensiones”.

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