Estos son los cambios para reanimar la jubilación activa 

El Gobierno y los agentes sociales han pactado una reforma de las pensiones que incluye novedades para incrementar el atractivo de la jubilación activa, ¿son interesantes?

El comienzo del curso traerá una reforma de las pensiones, una vez que el Parlamento apruebe el pacto alcanzado entre el Gobierno y los agentes sociales, a mitad de este verano. 

Se trata de una remodelación que, entre otros cambios, incluirá novedades en la jubilación activa, aquella que permite mantenerse en activo tras la edad ordinaria de jubilación, compatibilizando el cobro del salario con la pensión pública.  

Básicamente, la reforma pretende incluir mejoras en esta modalidad para favorecer que las personas sigan trabajando más allá de su edad ordinaria de jubilación. 

Hasta ahora, los trabajadores que se acogían a la jubilación activa ya cobraban más, al sumar el salario correspondiente a un porcentaje de la pensión. Pero, cuando salga adelante la reforma, podrán asimismo beneficiarse de los incentivos que ya existían para la jubilación demorada (la posibilidad de seguir trabajando más allá de la edad ordinaria de retiro, sin cobrar pensión). 

De este modo, las personas que se acojan a la jubilación activa cobrarán un 4 por ciento más de pensión por cada año que retrasen su cobro, que se computará semestralmente a partir del segundo ejercicio (un 2 por ciento cada seis meses). 

Cambios en el porcentaje de la pensión que se puede compatibilizar 

Además de eso, otros cambios que se quieren introducir en la jubilación activa afectan a los porcentajes de pensión que se pueden cobrar junto con el salario

Hasta ahora, durante la jubilación activa se cobraba el 50 por ciento de la pensión (a partir del segundo año después de haber cumplido la edad ordinaria), salvo que el beneficiario fuera autónomo y tuviera una persona contratada. En ese segundo caso, la cuantía se elevaba al cien por cien de la pensión. 

Si bien, ahora se quieren cambiar esos porcentajes, de manera que las personas en jubilación activa que solo esperen un año para compatibilizar el cobro del salario y la pensión ingresarán un 45 por ciento de la prestación; mientras que los beneficiarios que esperen dos, cobrarán el 55 por ciento; los que aguardan tres, el 65 por ciento; los que lo demoren cuatro, el 80 por ciento; y los que no lo hagan hasta el quinto, cobrarán el 100 por cien. 

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Es decir, que los asalariados tendrán que seguir trabajando durante seis años sin cobrar la pensión para poder compatibilizar el ingreso tanto del salario como del cien por cien de la prestación, según la reforma pactada entre el Gobierno y los agentes sociales. 

Asimismo, también hay cambios en la jubilación activa de los autónomos con un trabajador contratado que, de salir adelante las modificaciones, solo cobrarán el 75 por ciento de la pensión el primer año (en realidad, segundo, si se cuenta desde la edad ordinaria de retiro), siempre que ese asalariado tenga una antigüedad superior a los 18 meses. A partir de ahí, incrementarán el porcentaje de la pensión en un cinco por ciento por cada año que de demora hasta alcanzar el cien por cien. 

Finalmente, el último cambio afecta especialmente a las mujeres, pues ya no se exigirá tener una carrera completa de cotización para acceder a la jubilación activa, a sabiendas de que estas suelen cotizar menos años que los hombres. 

¿A quién le interesa acogerse a la jubilación activa? 

Tras analizar los cambios que contempla la reforma, cabe preguntarse a quién le interesa acogerse a la jubilación activa.  

Según Isabel Casares, presidenta de la organización de consultores de pensiones OCOPEN, sigue siendo una buena opción para los autónomos, aunque los cambios empeoren las condiciones de la jubilación activa para ellos. 

“Para el que trabaja como autónomo, por cuenta propia, es muy difícil buscar una sucesión para poder jubilarse. Esta es una forma de beneficiarles. Aunque ahora les va a costar más llegar a ello con una cuantía importante”, explica Casares. 

Asimismo, relata que esta es una opción habitualmente empleada por los directivos y consejeros de las empresas, pues tienen salarios más elevados. 

“A cualquier persona que quiera tener más ingresos le interesa la jubilación activa. Especialmente, a las personas que tengan una base de cotización superior a la pensión máxima. Porque cobran el 50 por ciento de la pensión máxima y su salario, muy superior a la pensión máxima. El que cobra 5.000 euros tiene más interés en mantener los 5.000 euros que el que cobra 1.500”, apunta también Casares. 

También Miguel Ángel García, investigador asociado de Fedea, cree que es “un buen incentivo”, aunque apunta que estos cambios supondrán un coste para el sistema, en lugar de mejorar la salud de la hucha de las pensiones. 

Ojo con esperar demasiado para jubilarse 

Si bien, Casares cree que, de optar por esta opción, hay que acogerse a ella nada más pasar el primer año de carencia que exige la ley, sin esperar más para poder incrementar el porcentaje dela pensión. 

“Ahora mismo, si tuviéramos que recomendar algo es píllalo. Porque la tendencia es a una pensión menor y más tarde. Con la activa en concreto, si es un año de demora, se cobra el 45 por ciento. Si son dos, el 55 por ciento. Puedes esperar más, pero en ese tiempo te puede aumentar la edad de jubilación ordinaria o bajar las bases de cotización”, avisa. 

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