Jubilación. Las ventajas de suscribir un plan de pensiones de empleo

Los planes de empleo tienen en las bajas comisiones y en unos incentivos fiscales al alza sus principales atributos

Los planes de pensiones de empleo (PPE) son unos de los productos diseñados para el ahorro finalista más recomendados por los expertos como complemento a la pensión de jubilación.

Hasta ahora no han tenido gran implantación en España debido, principalmente, a que más del 99% del tejido empresarial español está formado por pymes, que en su mayoría no tienen el suficiente capital para promover un plan de pensiones de empleo que cubra las contingencias de sus empleados.

Solo 12.000 empresas están acogidas a este sistema en España, que cuenta con 1.966.188 partícipes, de los cuales 800.000 son funcionarios.

Además, su patrimonio ronda los 34.462 millones de euros muy lejos de los 77.462 millones de volumen de activos acumulados por los planes de pensiones privados.

A pesar de su escasa aceptación, “los planes de pensiones son una de las opciones más adecuadas y competitivas de ahorro para la jubilación”, asegura Rafael Villanueva, manager, retirement de Willis Towers Watson España.

¿En qué consisten?

Son sistemas de previsión social complementarios a la pensión pública de jubilación que además del retiro cubren la incapacidad y el fallecimiento, y están promovidos por una empresa o por una institución pública en beneficio de sus empleados.

La empresa y los empelados hacen aportaciones durante la vida laboral del trabajador y se van acumulando unos derechos que el partícipe puede rescatar en el momento de su jubilación o si se producen supuestos especiales. Estas aportaciones tienen un límite máximo anual que en la actualidad asciende a 8.000 euros.

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Límite que se aplica de forma conjunta a las aportaciones que realiza la empresa y el empleado. En el caso de partícipes con discapacidad, el tope asciende a 24.250 euros anuales.

También hay que tener en cuenta que la adhesión por parte de los trabajadores es voluntaria y, una vez constituido el plan, los empleados pueden adherirse a él en cualquier momento siempre que cumplan unos requisitos, como tener una antigüedad mínima de dos años.

Ventajas

Los planes de pensiones de empleo tienen una serie de atributos de los que carecen los planes de pensiones individuales. Entre ellos, unas comisiones más bajas, lo que mejora su rentabilidad. A menos costes mayores retornos.

Las comisiones de gestión y depósito de los PPE oscilan entre el 0,3 y el 0,5% del patrimonio, mientras que las de los individuales son unas de las más altas de Europa, pueden llegar al 1,7%, el máximo permitido por la ley.

Otra de sus ventajas es su Comisión de Control formada por representantes de la empresa y de los trabajadores, encargada de la supervisar el funcionamiento y ejecución del plan.

“La Comisión de Control aporta seguridad a las inversiones realizadas por el fondo de pensiones”, a juicio de Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (OCOPEN).

Además, sus incentivos fiscales son cada vez más atractivos. Por el momento, las aportaciones a los planes de pensiones de empleo con derecho a deducción en el IRPF son de 8.000 euros, pero el Gobierno prevé subirlas el año que viene hasta los 10.000 euros.

“Esto permite a los partícipes generar un ahorro adicional que deberían reinvertir en el plan”, señala  Rafael Villanueva.

También los planes de empleo ven favorecidos por la fórmula de ‘matching contribution’, mediante la que la empresa realiza aportaciones en favor del empleado siempre que este realice una aportación mínima, con el fin de promover el ahorro.

Planes compatibles

A pesar de sus diferencias o quizá por ellas, los planes de pensiones de empleo y los individuales son totalmente compatibles y los expertos recomiendan a los futuros jubilados que opten por ambos.

“Las dos modalidades no solo se pueden compaginar sino que ayudan a diversificar la estrategia de inversión”, indica Miguel Ángel Menéndez, director del área de previsión social de Mercer España.

En su opinión, los planes de empleo son por naturaleza conservadores en sus estrategias de inversión, “lo que permitiría al partícipe invertir en carteras más arriesgadas a través de su plan individual para conseguir mayor diversificación y mejores resultados”.

Por su parte, Isabel Casares recomienda, siempre que se pueda, “realizar aportaciones voluntarias al plan de empleo hasta el límite permitido y el resto aportarlo al plan individual”.

¿Qué ocurre si el partícipe cambia de empresa o esta cierra?

Uno de los mayores interrogantes que se les plantea a los trabajadores que piensan en suscribir un PPE es qué pasará con sus derechos consolidados si abandonan la empresa, son despedidos o cierra la compañía.

En estos casos el empleado pasará a tener la condición de partícipe en suspenso: mantiene sus derechos consolidados y se suspenden las aportaciones, salvo que las especificaciones del plan prevean la posibilidad de movilizar los derechos consolidados a otro plan de pensiones.

En el supuesto de que la empresa cierre o se disuelva, los derechos de los partícipes se integrarán en otro PPE o en un plan de previsión social. Y si no fuera posible, en planes del sistema individual o en planes de previsión asegurados designados por el partícipe.

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