Las 5 medidas que garantizan el futuro de las pensiones
Gonzalo Núñez, profesor de Udima, da las claves que garantizan la sostenibilidad del sistema público de pensiones
Gonzalo Núñez, profesor de la UDIMA y socio-director de Bardají Honrado, ha planteado cinco medidas que conseguirían asegurar el futuro del sistema público de pensiones. Lo ha hecho en el podcast de finanzas.com al cierre de los mercados europeos.
La primera consiste en retrasar la edad de jubilación, que este año está fijada en los 66 años y dos meses. Según el experto, “habría que acercar la edad de retiro a los 70 años”.
El ministro Escrivá se ha marcado como objetivo acercar la edad real de jubilación, que ahora está en torno a los 64,5 años, a la edad real. Pero Núñez considera que hay que dar un paso más.
Volver al factor de sostenibilidad
Otras de las fórmulas salvadoras consisten en adaptar la cuantía de las pensiones a la esperanza de vida, el antiguo factor de sostenibilidad; desvincular las pensiones a la evolución del IPC y aumentar la cotización a la Seguridad Social, que ronda en España el 6,4 por ciento, muy baja, estima Núñez, si se compara con la de países de nuestro entorno. En Alemania alcanza el 20 por ciento, en Francia el 17 por ciento y en Italia el 9 por ciento.
Por último, recomienda que la Seguridad Social evite asumir gastos impropios como los generados por las pensiones de viudedad y orfandad.
Una reforma que no garantiza la sostenibilidad del sistema
Núñez ha lanzado estas propuestas porque considera que la sostenibilidad del sistema público de pensiones no está garantizada por la reforma de las pensiones diseñada por el Gobierno, cuya primera fase acaba de entrar en vigor este año.
La salvaguarda de las pensiones viene, a su juicio, “de que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) sigan acudiendo al rescate de la Seguridad Social”, que este año alcanzará los 36.000 millones de euros, lo que permitirá cubrir parcialmente el déficit del sistema.
Pero “no se trata de una fórmula eficaz”, reconoce Gonzalo Núñez, para quien el modelo óptimo sería que las prestaciones estuvieran garantizadas por las cotizaciones realizadas por empresarios y trabajadores.
Ajustar las pensiones al IPC aumenta el déficit
Otra medida recogida en la reforma que no satisface a Núñez y que incluso podría amenazar la viabilidad del sistema es vincular la subida de las pensiones a la evolución del IPC, que este año generará un incremento de las prestaciones del 2,5 por ciento.
“Esta vinculación produce un desfase muy importante entre los ingresos y gastos de la Seguridad Social”, que se ve incrementado por la elevada tasa de sustitución -porcentaje de la pensión respecto al último sueldo percibido- que existe en España, del 70 por ciento, frente al 40 por ciento de la media de los países de la OCDE.
Un mecanismo poco efectivo
Una forma de equilibrar los ingresos y gastos sería bajar las pensiones a corto o medio plazo. Medida que descarta Núñez, no porque no sea efectiva para hacer viable al sistema, sino “porque se trata de una decisión política que ningún partido va a tomar”.
No obstante, la nueva reforma plantea la posibilidad de que entre 2023 y 2032, si se produce una desviación del gasto estimado en pensiones de más de un 0,8 por ciento respecto al PIB, podrían adoptarse medidas como ajustar el gasto en pensiones o incrementar las cotizaciones, “entonces es posible que se bajen las pensiones, pero sería a largo plazo.
Esta bajada se vehiculizaría a través de la formula estrella incorporada por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, a la reforma de las pensiones: el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que establece una subida de las cotizaciones de 0,6 puntos durante un periodo de 10 años para afrontar el aumento del gasto en prestaciones derivado del retiro de la generación baby boomer.
Su principal virtud, según el experto, es que aumentará las cotizaciones y con ellas los ingresos al sistema. Unos ingresos que calcula entre 17.000 y 22.000 millones de euros que darían para “cubrir el déficit acumulado de la Seguridad Social”, pero que “no resuelven los problemas actuales del sistema”.
“Soy crítico con el mecanismo porque no es equitativo y altera el carácter contributivo del sistema”, indica Núñez.