Pensiones: la reforma de Escrivá generará escasos ingresos y mucho gasto
La reforma de Escrivá se queda corta. El destope de las pensiones máximas no compensará el gasto generado tras la indexación de las prestaciones a la inflación
La reforma de las pensiones que el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, espera rematar este año no conseguirá dos de los objetivos para los que se ha diseñado: aumentar de forma significativa los ingresos del sistema y reducir los gastos.
Así se desprende del último informe elaborado por el Observatorio de Pensiones de WTW, que también recoge que destopar las bases máximas de cotización, otra de las propuestas que Escrivá pretende incluir en la reforma, no compensará la subida del gasto tras revalorizarse las pensiones en función de la inflación.
“A falta de que aparezcan otras medidas, la reforma de las pensiones supone un incremento muy importante del gasto sin una contrapartida en cuanto a un aumento relevante de ingresos o una reducción significativa de costes”, señala Enrique Devesa, profesor de la Universidad de Valencia y miembro del Observatorio de las Pensiones de WTW.
Todo ello provoca, a su juicio, que se mantenga en España la tasa de reposición -porcentaje que supone la pensión de jubilación respecto al último salario- más elevada de la Unión Europea.
Un destope polémico
El informe también cuestiona la eficacia de aumentar las bases máximas de cotización y las pensiones máximas para engrosar las arcas de la Seguridad Social.
Argumentan sus autores que los ingresos que se produzcan no compensarán los costes generados por la subida de las pensiones.
Tras hacer números consideran que, teniendo en cuenta que es en 2050 cuando se obtendrá el máximo ahorro, con un saldo de 0,174 puntos porcentuales del PIB, estas propuestas van a aportar “muy poco” a la viabilidad del sistema si lo comparamos con los 2,5 puntos porcentuales de incremento de gasto por la revalorización de las prestaciones.
Ambas medidas “no va a mejorar significativamente la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones, que parece que era uno de los objetivos de la reforma actual”, reconoce Rafael Villanueva, consultor senior del área de Retirement de WTW.
Califica el impacto de ambas propuestas sobre la sostenibilidad financiera del sistema de “casi imperceptible”.
También Miguel Ángel Menéndez, director de negocio de previsión social de Mercer España, calcula que el destope “generaría un incremento de ingresos inmediato por la subida de cotizaciones y posteriormente un incremento del gasto”.
El principio de contributividad corre riesgo
Otra de las consecuencias de subir la base máxima de cotización y de las pensiones máximas a distinto ritmo, como se está planteando el Gobierno, es que incidirá negativamente en la contributividad -establece que cada jubilado recibirá una pensión de acuerdo con lo que ha cotizado- y en la equidad intergeneracional, destacan los autores del informe.
Consideran que, además, van “en detrimento de la cuantía de la pensión que recibirán los que coticen por bases altas” y que el pago de una cotización sin recibir prestaciones a cambio, “elimina su carácter de salario diferido y se convierte en el equivalente a un impuesto adicional al IRPF”.
Por su parte, Menéndez cree que el porcentaje de incremento de la pensión debería ser similar al de la cotización, ya que, en la actualidad, el diferencial entre la base máxima de cotización y la pensión supera el 25 por ciento.
Por ello, "si lo incrementamos, haremos que el principio de contributividad de nuestro sistema de reparto se rompa", advierte.
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