¿Podrá esquivar Alemania la recesión?
Las bolsas europeas todavía no habían abierto y los pocos inversores que todavía siguen en el mercado en este movido[…]
Las bolsas europeas todavía no habían abierto y los pocos inversores que todavía siguen en el mercado en este movido mes de agosto no habían ocupado sus puestos de trabajo, cuando las alarmas saltaron ayer en Berlín y se expandieron como un tsunami por los mercados financieros mundiales. Alemania está al borde de la recesión.
La contracción del 0,1% en el segundo trimestre que marcó la primera economía europea no puede decirse que cogiera al mercado con el pie cambiado, pues los datos ya venían avisando que algo gordo se estaba cocinando. Una semana antes, la producción industrial alemana se desplomó un 5,2% en tasa internual, la mayor caída de este indicador en una década, todo un drama para una economía que presume precisamente de su fortaleza industrial.
El pasado viernes, el mercado supo que las exportaciones alemanas se desplomaron en junio un 8% en términos interanuales, la mayor caída en tres años, otro motivo más de preocupación, y eso que el superávit germano ronda los 109.000 millones de euros hasta junio, aunque es un 10% inferior al del año pasado. Incluso este mismo lunes ya se podría esperar lo peor, cuando el indicador de confianza que elabora el Instituto ZEW se hundió hasta los -13,5 puntos, frente a la caída de -6,3 puntos que esperaban los analistas. La cuestión ahora es saber si Alemania podría evitar la recesión a la que parece abocada, lo que sucedería si el próximo dato de PIB vuelve a ser negativo.
Muchos expertos han visto en estas cifras el efecto en la economía real de la prolongada guerra comercial que libran China y Estados Unidos, una batalla que está deprimiendo el sentimiento de los inversores. En este sentido, los analistas de Bloomberg Intelligence consideran que, en lugar del impacto directo de la guerra comercial, es la incertidumbre sobre las medidas proteccionistas la que está "martilleando el sentimiento y lastrando el crecimiento".
En opinión de Robert Greil, estratega jefe de Merck Finck Privatbankiers, la contracción del segundo trimestre "no es un drama pero una señal de advertencia". Y no lo es porque algún brote verde hay al que podría agarrare la economía alemana. Dado que la caída de la industria ha sido tan pronunciada, para obtener una contracción del PIB del 0,1%, algún otro componente de la demanda agregada ha tenido que comportarse bien, y esa partida han sido los servicios. "Si hay alguna buena noticia es que los servicios deben han seguido expandiéndose", lo que indica que hay ciertos síntomas de resiliencia, dicen en Bloomberg Intelligence.
Consideran esto expertos que todavía queda algo de fuerza subyacente en el sector servicios, lo que se refleja en variables como el desempleo alemán, que sigue descendiendo de manera consistente y ha marcado nuevos mínimos del 3,1% en mayo y junio. Pero el gran riesgo es que la debilidad de las manufacturas termine por extenderse al resto de la economía. En ese escenario, "la recesión se convierte en una perspectiva probable", dicen en Bloomberg Inteligence.
Con todo, estos analistas conceden a Alemania el beneficio de la duda y tienen un pronóstico para el PIB del tercer trimestre del 0,1%, aunque reconocen que el riesgo de esta proyección es ligeramente a la baja. O dicho de otro modo. Si Alemania se libra de la recesión, será por los pelos. A menos, claro, que los políticos entren en acción. "La canciller alemana, Angela Merkel, tendrá que desplegar un nuevo paquete de estímulos fiscales para que el país combata los efectos de la guerra comercial", dice Naeem Aslam, de la firma TF Global Markets. Está por ver si la idea cae bien en Bruselas y si la nueva presidenta del BCE a partir de octubre, Christine Lagarde, echa un cable flexibilizando la política monetaria.