Berkeley: los riesgos de un chicharro de libro
Las acciones de la compañía minera viven sus momentos más delicados en el mercado
Los chicharros bursátiles suelen fascinar a un buen número de inversores, que ven en los bruscos movimientos de estos valores una oportunidad de rentabilidad.
Pero sus subidas son tan fuertes como sus bajadas. Son una auténtica montaña rusa y dependiendo del momento en que te subas así será el riesgo que asumes.
Berkeley, la compañía minera australiana que cotiza en el mercado continuo, reúne todos estos requisitos.
Durante los últimos meses su evolución ha estado marcada por una intensa especulación. Sus títulos se han movido al calor de las posibilidades de conseguir una autorización para construir una mina de uranio en Retortillo (Salamanca). El todo o nada, como en el casino.
El valor se disparó durante la pandemia
Durante la pandemia, el valor no paró de subir, porque los inversores descontaban que la minera contaba con todo a favor para esa construcción.
La facilidad con la que se puede mover en el mercado este tipo de valores hizo que día sí y otro también sus acciones superaran los dos dígitos de rentabilidad en cada sesión.
Fueron muchos los inversores que se sintieron hechizados por estas revalorizaciones que parecían no tener fin. Y se olvidaron de las precauciones que hay que adoptar con este tipo de valores, que son capaces de lo mejor y de lo peor.
El informe del CSN lo cambió todo
Hasta que en julio de este año llegó un informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), por el que rechazaba la autorización para la construcción de la mina y el globo de Berkeley pinchó.
Sus títulos no levantan cabeza desde entonces. Este año se dejan más de un 50 por ciento.
Y un nuevo capítulo ha venido a hacer más sangre en la compañía. Ayer vivió una jornada de infarto porque el fondo soberano de Omán le reclama la amortización de una deuda de 56 millones de euros que destinó como inversión precisamente a la construcción de la mina de Salamanca.
Un proyecto "fallido"
El fondo considera “fallido” el proyecto y pide la devolución inmediata del dinero. Los títulos fueron suspendidos de cotización y regresaron con una caída que llegó al 35 por ciento, aunque consiguió reducir las pérdidas por debajo del 8 por ciento al cierre de la sesión.
Berkeley no tiene más actividad en España que la que ha generado este proyecto en Salamanca. Aunque asegura que va a “desmontar” el informe del CNS y sigue enviando alegaciones al Ministerio para la Transición Ecológica, el panorama se le complica. Sobre todo por la guerra que ha abierto su principal inversor.
No hay que descartar nuevos episodios de volatilidad en el valor. Pero los inversores ya están avisados. Cada vez será más peligroso intentar rentabilizar este tipo de inversión.