El mercado se rebela contra el veto a la opa de Talgo: “Es un intervencionismo desatado”
Los analistas destacan que la intervención del Gobierno en la opa sobre Talgo carece de toda lógica financiera y auguran un deterioro en la imagen de España para atraer inversiones extranjeras
Las acciones de Talgo reaccionaron con un desplome del 9 por ciento al veto del Gobierno a la opa lanzada por el grupo húngaro Magyar Vagon (Ganz-Mavag), tras considerar el Ejecutivo que hay razones de seguridad nacional que justifican esta decisión.
En realidad, los títulos del fabricante de trenes jamás llegaron a cotizar en los 5 euros por acción que ofrecía Magyar Vagon, señal inequívoca de que la opa tenía muy pocas opciones de salir adelante.
La decisión llega después de que el Gobierno intentara armar una contraopa a través del grupo checo Skoda que fue rechazada por los principales accionistas de Talgo.
El mercado tampoco se tragó la irrupción de este inesperado ‘caballero blanco’, cuyo reducido tamaño levantó el escepticismo de los analistas, según explicó finanzas.com.
De esta forma, al Ejecutivo de Sánchez no le ha quedado más remedio que desplegar el escudo antiopas aprobado tras la pandemia para frenar a Magyar Vagon, en una decisión que los expertos consultados por finanzas.com califican de arbitraria y muy perjudicial para las futuras inversiones extranjeras en España.
Las razones de seguridad no justifican el veto a la opa sobre Talgo
El Ejecutivo sostiene que la aprobación de la opa sobre Talgo “conllevaría riesgos insalvables para la seguridad y el orden público”, sin dar más detalles, tras alegar que el expediente de Talgo contiene “información clasificada”.
Es cierto que “el sistema de cambio de ancho de vía es más o menos exclusivo, pero no creo que esto sea un motivo para justificar el miedo a que nos invada Rusia”, explicaron a finanzas.com en fuentes del mercado especializadas en el sector de las infraestructuras.
La propia Magyar Vagon lamentó la decisión del Ejecutivo, a la que calificó de "arbitraria en relación con una empresa no estratégica" que no tiene tecnología que pueda afectar la seguridad nacional.
“No hay razones para vetar esta operación, y desde luego, la seguridad nacional no es un motivo, una vez más, se trata de un intervencionismo desatado”, dijo a finanzas.com Ignacio Cantos, director de análisis en ATL Capital.
En cierta forma, la intervención en Talgo recuerda a los tiempos en los que el Gobierno contaba con la acción de oro, derogado en 2006 por ser contrario a las normas de la UE, que impedía la entrada de capital extranjero en empresas participadas por el estado.
“Prácticamente es lo mismo que están haciendo con Talgo”, dijo a finanzas.com Alfonso Escárate, gestor de family office y colaborador de la revista Inversión.
Inseguridad jurídica para las inversiones en España
Precisamente, la acción de oro fue derogada en su momento por ser contraria a la libertad de movimientos de capital, además de crear inseguridad jurídica en los inversores extranjeros, una situación que se reproduce en Talgo casi veinte años después.
“Es manifiesto que aumenta la inseguridad jurídica para los inversores extranjeros”, apuntó Escárate.
En este sentido, el veto a la operación en Talgo “es absolutamente negativo para la imagen de España”, reflexionó Cantos. “¿Quién va a invertir aquí, cuando estamos saliendo todos los días en las noticias por los cambios de criterio con la renovables y ahora por el bloqueo de una opa?”, añadió el experto de ATL Capital.
“Está claro que es pura política contra Orban, pero ahora cualquiera que vaya a invertir en España se lo pensará”, deslizan desde una pequeña gestora en Madrid antigua inversora de Talgo, en relación con la conexión entre Magyar Vagon y el primer ministro de Hungría, Viktor Orban.
Una vez más, las derivadas políticas han dado al traste con una operación que encajaba desde el punto de vista económico a Pegaso, principal accionista de Talgo con un 40 por ciento, que es un consorcio formado por el fondo Trilantic, el empresario Juan Abelló y la familia Oriol.
Vetos similares
Con todo, la decisión no deja de ser sorprendente para los expertos consultados y sienta un precedente que pocas veces se ha dado en la economía española.
Uno de los casos que más repercusión tuvo fue el veto de la Comisión Nacional de la Energía a la opa que Gas Natural lanzó sobre Iberdrola en 2003, decisión promovida por los vocales del Partido Popular en el organismo.
La gasista, entonces presidida por Antonio Brufau, desistió de seguir adelante con su oferta por la eléctrica al considerar el regulador que la concentración de ambas compañías ponía en peligro la estabilidad del sector. Además, la opa no era del agrado del entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, contrario a cualquier reordenación energética.
Un ejemplo mucho más reciente, en abril de este año, sucedió con la opa presentada por el fondo francés Antin sobre Opdenergy.
La operación fue inicialmente vetada por el Gobierno de Pedro Sánchez, pero finalmente salió adelante, después de que el fondo galo se comprometiese a no iniciar nuevos arbitrajes contra España por los constantes cambios en la regulación de las energías renovables.
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