¿A quién votará la Bolsa?

INVERSIÓN ha realizado una encuesta entre inversores para conocer qué resultado electoral sería el más beneficioso para los mercados, qué coalición sería más favorable y qué primera medida de índole económica tendría que adoptar el nuevo Ejecutivo.

Los mercados financieros en los últimos años se han mostrado crecientemente sensibles a los acontecimientos políticos porque cada vez hay más actores en juego. Y las elecciones generales que se celebrarán el próximo 28 de abril se caracterizan por ser, posiblemente, las más polarizadas de la historia de la democracia española: con la ultraderecha emancipada bajo las siglas de Vox, que cuenta con unas expectativas electorales de acuerdo con las encuestas que nunca antes ha tenido un partido de sus características; y la izquierda radical que representa Podemos, con muchos más diputados de partida de los que nunca antes ha disfrutado este ámbito del espectro político en España. La próxima cita electoral también es singular porque es en la que más partidos políticos tienen posibilidades de obtener una relevante representación parlamentaria y en la que, por tanto, el desenlace puede ser, por primera vez, un Gobierno de coalición entre diferentes partidos. 

A un mes de la celebración de las elecciones, este escenario tan abierto y en el que casi cualquier resultado parece posible no pasa desapercibido para el mercado, que sigue con mucha atención este proceso. ¿Cómo reaccionarán los activos financieros al resultado de las próximas elecciones?, ¿cuál será el que más beneficiará a las inversiones?, ¿qué coalición o qué pactos pueden resultar mejor para la bolsa y para la deuda?, ¿qué primera medida económica tendría que adoptar de manera casi inmediata el Gobierno que se forme? Éstas son las preguntas que hemos planteado a inversores, que además son lectores de la revista INVERSIÓN, en una encuesta realizada por correo electrónico entre el 18 y el 25 de marzo. Se trata de conocer a quién votará la bolsa. Estos son los resultados.

¿Qué victoria celebraría más el mercado?

La mayoría de los participantes en la encuesta, casi un 60 por ciento, afirman que el candidato cuya victoria prefiere la bolsa es Pablo Casado. Y lo argumentan de este modo: «Casado promete rebajas fiscales que pueden ser bien vistas por el mercado, al contrario que Sánchez, cuyos nuevos impuestos que planteaba en el proyecto de presupuestos no gustaron a los mercados», afirma un encuestado, a lo que otro agrega: «Considero que es el candidato más estable y con el partido más preparado para llevar a buen término la economía española» y un tercero apunta: «La derecha siempre ha apoyado el crecimiento de las empresas y es lo que necesitamos los inversores para que crezca el valor de las mismas». Un cuarto, en la misma línea, añade que la victoria de Pablo Casado gustará a la bolsa por «la trayectoria económica del PP, que se traduce fundamentalmente en estabilidad». Además, otro inversor apunta que «ante una crisis en ciernes, es el partido que ha sabido hacer frente a las mismas con mayor decisión». También hay quien apuesta por el líder popular en contraposición a otros como Albert Rivera: «Casado parece el candidato con menos riesgo político y económico. Rivera es poco fiable en sus posibles alianzas futuras con el PSOE»

Pero el líder naranja es la segunda opción que señala la encuesta como favorita para los mercados, con un 21 por ciento, con el siguiente argumento que aporta un participante en la consulta: «Pienso que el PSOE siempre decepciona económicamente y ha habido mucha corrupción; el PP, bien económicamente, pero también (ha tenido) mucha corrupción, por lo que pienso que a priori el Ibex-35 recibiría bien a Rivera». Además, el candidato de Ciudadanos encuentra otro motivo a su favor: «Tiene el programa más liberal en economía y no pondrá en riesgo la senda del déficit marcada desde Bruselas». Otro encuestado asegura que Ciudadanos, «siendo un partido de centro-derecha, es lo suficientemente moderado como para contentar a un amplio abanico de votantes». 

Otras opiniones minoritarias pasan por que lo que le más le gustaría al mercado sería que ganara alguien por mayoría absoluta y, como señala un participante en la encuesta, «lo que va a ser muy difícil, por no decir imposible, aunque el que se acerca más es, hoy, con diferencia, el PSOE». Otra persona que apuesta por Pedro Sánchez alega que es porque proporcionaría «un poco de tranquilidad política, que es lo que necesita la bolsa, la sociedad, las empresas... visto de lo que venimos: confrontación, corrupción y manipulación». 

Una última corriente de opinión señala que a los mercados les gustaría cualquiera que garantizara la estabilidad. «A los mercados les resulta indiferente cuál, salvo los extremos y/o aquellos que dificulten la estabilidad y el continuismo con la UE». Y, por ello, de acuerdo con esta opinión, daría lo mismo que ganaran Sánchez, Casado o Rivera. 

Para completar la visión del mercado sobre su candidato ideal, hemos pedido a un grupo de expertos que valoren las respuestas obtenidas en la encuesta. Luis Lorenzo, de Dif Broker, considera opciones positivas para los mercados una victoria por mayoría tanto del PP como del PSOE y cree que la respuesta del Ibex-35 sería alcista en cualquiera de los dos casos, puesto que a ambos partidos los ha visto la bolsa gobernar. Coincide con el último encuestado del que hemos extraído opinión: el mejor escenario sería aquél que resolviera rápido la creación de Gobierno y tuviera visos de durar cuatro años, por lo que una amplia victoria de cualquiera de esos dos candidatos sería positiva. 

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Sara Herrando, de Norbolsa, sin embargo, coincide con las opiniones mayoritarias de los encuestados: por las políticas económicas que defienden, sería mejor que ganaran las elecciones Pablo Casado o Albert Rivera: «Darían más tranquilidad desde un punto de vista económico». En cambio, considera que un factor clave que provocaría una reacción negativa de la bolsa a una eventual victoria de Pedro Sánchez sería su plan de establecer un impuesto a la banca.

¿Qué pacto sería mejor para los mercados?

Como parece evidente que ningún partido obtendrá la mayoría absoluta, como se encargan de apuntar los analistas, la segunda cuestión planteada en nuestra encuesta es: ¿Qué coalición o pacto sería más favorable para el mercado? 

Los encuestados responden también por mayoría, con un 60 por ciento, que la mejor coalición o acuerdo sería el que vincule a PP con Ciudadanos y con Vox. «Ciudadanos es receptivo a lo que los mercados desean, PP promete rebajas fiscales y rebajas al ahorro y Vox, hasta el momento, no parece que vaya a obstaculizar un Gobierno desde ese punto de vista. En mi opinión, es la alianza que preferiría el mercado», argumenta un lector. Bien es verdad que hay otra persona que, aun considerando mejor para el mercado este pacto, plantea «la incógnita del comportamiento económico y empresarial de Vox, así como la fuerza que podría tener en la supuesta alianza». Ante el temor que suscita la entrada de la derecha radical en un Gobierno español por primera vez en democracia o ante la incertidumbre que provoca la dependencia de los votos en el parlamento de los escaños que eventualmente pueda cosechar el partido del Santiago Abascal, otra persona añade: «A pesar de la presencia de Vox, en minoría, creo que el mercado vería esta alianza como la más estable». 

La segunda opción que los lectores de INVERSIÓN consideran favorable a los mercados es la alianza de PSOE con Ciudadanos: «Sería la que aseguraría mayor consenso social y estabilidad, aunque parece imposible». De hecho, diversos líderes de Ciudadanos han descartado a los socialistas como posibles socios de Gobierno. A ello, otra persona añade: «La centralidad es el escenario más fértil para la actividad económica». Una tercera afirma que los dos partidos sumarían, por un lado, moderación social y diálogo territorial (PSOE) y realismo económico (Ciudadanos). Varias son, pues, las opiniones que defienden la complementariedad perfecta de estas dos formaciones: «(PSOE y Ciudadanos) pueden dar imagen de moderación. La alianza con Ciudadanos puede atenuar las veleidades del PSOE». 

Gonzalo Sánchez, de Gesconsult, cree que lo mejor para el mercado sería que alguien ganara por mayoría absoluta (algo que las encuestas descartan de plano). Ante la práctica imposibilidad de este escenario, considera que lo que mejor acogería la Bolsa sería una coalición tendente al centro-derecha. Gonzalo Sánchez afirma que una alianza de Ciudadanos, PP y Vox o un pacto entre PSOE y Ciudadanos serían considerados ambos estables. 

Ricardo Torrella, de Gesinter, opina que el mercado podría preferir una suma de PP con Ciudadanos, sin Vox, dado que dice: «No sé qué tal vería Europa que entrara esa formación en el Gobierno español». «PP y Ciudadanos tomarían medidas amistosas con el mercado y se adaptarían a los mandatos de la UE. Además, son fuerzas contrarias al gasto público y partidarias de las bajadas de impuestos», dice Torrella, sobre lo que los inversores valorarían en ese pacto. Victoria Torre, de Self Bank, está de acuerdo: «Se podría decir que una de las opciones que podrían gustar más a las Bolsas son PP y Ciudadanos, cuyo discurso va más alineado con el desarrollo empresarial». 

Torrella añade que sentaría bien en la bolsa una unión de PSOE con Ciudadanos. En definitiva, el experto de Gesinter asegura que incorporar al partido naranja centra tanto a PP como a PSOE: evita que uno pacte con Vox y que el otro lo haga con Podemos. 

Respecto al posible pacto entre PSOE y Ciudadanos, Sara Herrando destaca, en particular, que el contrapeso del partido de Albert Rivera sería positivo para el que dirige Pedro Sánchez. 

En relación con ello, Luis Lorenzo añade que el mercado vería mejor que el futuro pacto o coalición esté formado como mucho por dos partidos políticos, puesto que sumar un tercero o incluso a más provocaría una mayor sensación de inestabilidad. Los inversores estarían más tranquilos con un Ejecutivo que tenga visibilidad, que tenga visos de durar los cuatro años que dura una legislatura y no esté sujeto a la volatilidad de los intereses de cada fuerza. Además, respecto al tripartito de derechas apunta que es posible que el ultraderechista Vox podría pedir algunas cosas a cambio de su apoyo que puedan ser inadmisibles para Ciudadanos. 

Para Ángel Pérez, de Renta 4, se barajan pocos escenarios de riesgo en cuanto a los pactos que puedan formarse. En su opinión, lo peor para los mercados que puede suceder es que no se pueda configurar un nuevo Gobierno y haya que repetir las elecciones. Y con ello coincide Lorenzo, que opina que, por ejemplo, sería mal acogido en la Bolsa que los cuatro principales partidos tuvieran un resultado semejante. Victoria Torre añade: «Todo lo que no sea una mayoría para gobernar perjudicaría al futuro de la economía española, debido a la imposibilidad de sacar unos presupuestos estructurados que apoyen a las decisiones políticas que tengan en mente». Lorenzo agrega que la incertidumbre ligada a los problemas para formar gobierno sería peor que una alianza entre el PSOE y Podemos: «El mercado no lo vería muy mal». Apunta que el mercado ya ha estado conviviendo con ese pacto parlamentario al que se sumaron los nacionalistas y el Ibex-35 se ha comportado en línea con otros mercados europeos. A ello Torrella añade: «De entrada, no sé cómo sentaría que hubiera tres ministros de Podemos en el Gobierno, pero en Portugal gobierna un tripartito de izquierda y tanto económicamente como en los mercados financieros el país está funcionando bien». 

¿Cuál debería ser la primera medida?

La tercera pregunta que INVERSIÓN ha planteado a los inversores ha sido qué medida económica, a su juicio, debería adoptar en primer lugar el Gobierno. A esta pregunta abierta, los encuestados han respondido apostando por la ortodoxia económica, por medidas de recorte del déficit, bajada de impuestos y reducción del gasto público. Así, un lector responde que se deberían tomar medidas para «reducir la deuda estatal, que está ya rozando el cien por cien del PIB. De no hacerlo, los ciudadanos castigarán duramente a los vencedores»; otro añade: «Controlar el déficit público para hacer sostenible el sistema de pensiones y de sanidad pública». 

En cuanto al recorte de impuestos, los lectores precisan, en primer lugar, la necesidad de disminuir los impuestos a la clase media y baja; la oportunidad de reducir especialmente el IRPF y tomar medidas que favorezcan realmente el ahorro; además de que hay varios encuestados que apoyan lo expresado por uno en concreto que dice que es necesario «abaratar la fiscalidad social, de manera que más inversores y empresas vengan a invertir aquí en lugar de en otros países de nuestro entorno. Esto, a su vez, influiría positivamente en las cifras del paro, que a su vez mejoraría el consumo nacional, del que se alimentan los beneficios empresariales» o, en otras palabras: «Reducir los impuestos y facilitar la contratación de trabajadores». O «abaratar la contratación laboral, con medidas para fomentar el contrato indefinido por encima del temporal». 

En materia de gasto público, hay quien apuesta por la reducción del ligado a la propia Administración, pero también hay quien lo plantea de manera abierta, generalizada. 

Y en cuanto a otro tipo de medidas, se apunta la necesidad de llegar a un pacto estable sobre las pensiones, o de su recorte, o la de emprender otra reforma laboral, así como la «revisión de la subida del salario mínimo». 

¿Qué opinan los analistas? Gonzalo Sánchez afirma que en un momento en que la política monetaria parece ya un tanto agotada, lo que se necesita es política fiscal y, en concreto, aboga por una de corte expansivo, bien con bajada de impuestos, bien con incremento del gasto público, o con ambas, en la medida de lo posible.

Pero, en materia de política fiscal, Ricardo Torrella afirma que lo mejor sería que el nuevo Gobierno manifestara su compromiso con el control de la deuda y del déficit públicos. Porque ello lanzaría un mensaje inequívoco de certidumbre a los inversores internacionales. En este sentido entiende que Casado está lanzando la idea de una «revolución fiscal», una masiva bajada de impuestos, que incremente la velocidad de circulación del dinero, aumente el crecimiento económico y éste, por sí mismo, rebaje el déficit.

Respecto a los recortes tanto de impuestos como de gasto público, hay expertos que plantean dudas. Por ejemplo, Ángel Pérez señala que las reducciones del gasto público ya se han realizado y que hay que tener cuidado con las bajadas de impuestos, porque llevan consigo una caída de los ingresos públicos. De este modo, Pérez se inclina por que se emprendan reformas hacia un crecimiento económico óptimo, por ejemplo, apostando por sectores en pleno auge, como el de las renovables o el coche eléctrico, con el objetivo de buscar nichos de empleo para el futuro. En la misma línea se expresa Luis Lorenzo: España sigue necesitando medidas para mantener el crecimiento, reformas estructurales que no se han tomado para impulsar un cambio de la estructura productiva. Lorenzo se queja de que España únicamente ha ganado competitividad en los últimos años bajando los salarios, lo que debilita el consumo. «No es sencillo atacar por ahí, pero es necesario hacerlo. Quizás, introduciendo otro pilar de crecimiento al inmobiliario y al turismo. Lo demás, incluida la reducción del déficit, vendrá solo, y entonces sí será posible la bajada de impuestos», explica Lorenzo.

Por el contrario, Victoria Torre plantea que la subida del salario mínimo que ejecutó el Gobierno saliente fue perjudicial para las cuentas de resultados de algunas empresas. 

Sara Herrando, que sí considera que hay que reducir el gasto público de la Administración, y revisar cómo se realiza la inversión social, se muestra bastante escéptica respecto a que sea posible la bajada de impuestos: «Ojalá tenga lugar, pero yo no sé si es realista plantearlo».

Cómo cotiza la anomalía política en Bolsa

Entre las elecciones del 20 de diciembre de 2015 y el 30 de octubre de 2016, España estuvo sin Gobierno y, entre medias, tuvieron que repetirse las elecciones (se celebraron en junio de 2016). Por primera vez, un sistema de dos partidos (PP y PSOE) y medio (IU) que había sido el español durante treinta años se convertía en uno cuatripartidista, con la suma de Ciudadanos y de Podemos (en el que se integró IU en forma de coalición electoral) y les fue muy complicado gestionarlo: unos acababan casi de nacer y querían sacar el máximo jugo a la crisis y los otros sentían amenazada su supervivencia. El caso es que costó casi un año reordenar el panorama. En ese periodo, la bolsa española estuvo volátil, pero no más que el resto de Europa por temores globales. El Ibex-35 enfrentó los comicios de diciembre de 2015 en el entorno de los 9.500 puntos y coincidiendo con el inicio del gobierno de Rajoy, en el otoño de 2016, estaba en el entorno de los 9.000. Entre medias visitó un par de veces los 7.600. 

Quizás ahora el sistema multipartidista está más asentado en España y puede ser más fácil la formación de Gobierno (como lo fue en Andalucía), aunque éste podría verse condicionado por los comicios autonómicos, municipales y europeos de finales de mayo.

Otro momento singular de la democracia española lo acabamos de vivir: un Gobierno con una raquítica mayoría y apoyos parlamentarios después de la moción de censura que ganó Pedro Sánchez el 1 de junio. En este periodo, el índice ha caído de los 9.600 hasta los 9.200 puntos, pero en línea con otros indicadores globales.

La decisión de voto: cada vez se apura más

«Los votantes cada vez decidimos más tarde», comentaban en un reciente artículo en Agenda Pública los sociólogos David Pac Salas y Jaime Minguijón Pablo. En las elecciones andaluzas del 2 de diciembre, un 11,8 por ciento de los ciudadanos que votó lo decidió el mismo día de los comicios. A ellos hay que sumar el 11,3 por ciento que lo hizo durante la última semana campaña y el 8,3 por ciento a lo largo de primera semana de campaña. Casi un tercio, pues, de los electores, decidieron su voto durante la campaña, de acuerdo con datos que aportan los dos autores citados. Ahí está la explicación de por qué las encuestas fallaron. O por qué lo hicieron todas menos una, menos la de GAD3, que siguió realizando un 'tracking' de la evolución de la intención de voto entre el 26 de noviembre y el día de los comicios: en ese periodo, el PSOE bajó cuatro puntos, mientras que Vox subió otros cuatro. La prohibición de publicar encuestas en España durante la última semana de campaña, en un contexto como el actual, con más oferta electoral y menor fidelidad a unas determinadas siglas, provoca que aparenten acertar menos. 

Esta circunstancia también avisa de que hay que coger con pinzas los sondeos que se han venido publicando en las últimas semanas: aún es demasiado pronto. 

También se achaca a las encuestas que se elaboran, se cocinan y se publican con afán de influir en el electorado. De acuerdo con el artículo de los dos sociólogos, sólo un 10 por ciento de los votantes en las elecciones andaluzas tuvo bastante o mucho en cuenta las encuestas para decidir el sentido de su voto.

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