Activos refugio para cuando vienen mal dadas en la Bolsa y en la renta fija

Los expertos apuntan ideas tales como la liquidez, el oro y alguna divisa, además de fondos de inversión, aunque con cuidado al elegirlos

En sesiones de mercado como las que hemos dejado atrás, en las que se ha vuelto a poner en cuestión la integridad del euro y en las que se ha reactivado la guerra comercial, en las que ha habido fuertes caídas de las Bolsas y ampliaciones de las primas de riesgo que nos recordaban a los peores momentos de la crisis, a los inversores les surge la lógica pregunta de qué hacer, de dónde refugiarse hasta que escampe. «La estrategia defensiva hay que tomarla antes de que se produzca la tempestad», responde Eugeni Siscar, de BNP Paribas Personal Investors. «El mejor refugio es tener una cartera diversificada, pero el problema es que para beneficiarse de la diversificación se necesita el largo plazo. En momentos de pánico suele aumentar la correlación entre activos y la diversificación, sencillamente, no funciona», añade Tomás García-Purriños, de Morabanc. Por tanto, él recomienda reducir posiciones y aumentar la presencia de liquidez para aprovechar las oportunidades que dé el mercado con sus caídas.

Liquidez y oro

Porque no hay que despreciar la liquidez. Carlos Farrás, de DPM Finanzas, la trata como un activo más, aunque no rente nada. Y también Joaquín Robles, de XTB, defiende la liquidez, sobre todo en las carteras de los inversores minoristas, especialmente si se considera (como lo hace Robles), que las turbulencias no van a durar mucho tiempo, dado que tienen origen político y no económico. «El inversor que tenga miedo de verdad, que se vaya a liquidez», añade Miguel Ángel Bernal, del IEB. Y es que, como resalta Carles Planas de Farnés, de Ginvest, el problema de verdad lo tiene la parte más conservadora de las carteras, para la que no hay opciones, y, por ende, tampoco para los inversores más cautos. De ahí que Farrás opine que lo que mejor funciona es la Bolsa y las estrategias 'value', que son las que él escoge. 

Farrás tiene una visión prudente de la situación actual: el problema no es sólo Italia, también es la guerra comercial, la geopolítica, lo avanzado que está el ciclo en Estados Unidos... De ahí que pueda ser interesante incluir algún activo refugio de manera más o menos estructural en la cartera. En opinión de Farrás, ahora puede tener sentido contar con algo de oro en la cartera, entre un 5% y un 10%, dependiendo del perfil. García-Purriños explica que añadir oro a la cartera reduce la probabilidad de que la ataque un evento de cola o la protege contra éste y, además, reduce la dimensión de la caída más grande que puede sufrir el patrimonio invertido en los mercados. Además, con vista al corto plazo, García-Purriños espera que la onza alcance niveles en el entorno de los 1.450 dólares. «Creemos que un posible repunte de la inflación ante unos tipos de interés nominales manteniéndose o elevándose ligeramente pesará positivamente sobre el oro», pronostica García-Purriños. Carlos Farrás apunta, ya con algo más de riesgo, las acciones de las compañías mineras para aprovechar el recorrido del precio del oro, dado que están muy baratas. 

Pero Joaquín Robles señala que parece que le cuesta la superación de los 1.300 dólares, a lo que Sergio Ávila, de IG, añade que hasta que no rebase los 1.305 dólares la onza no se podrá decir que el oro se ha erigido en activo refugio. Y, del mismo modo, Nitesh Shah, de ETF Securities, señala que, pese al ambiente de elevado riesgo geopolítico, que normalmente va asociado a precios más altos del oro, en esta ocasión esta correlación ha sido muy discreta. «Creemos que las turbulencias en Italia tendrán que escalar para dar al oro un mayor potencial», afirma Shah.

Algo queda en renta fija

Borja Gómez, de Dunas Capital Inverseguros, señalaba esta semana que, de entrar en renta fija, sólo lo haría en bonos alemanes y estadounidenses. Con ello coincide Carles Planas de Farnés, de Ginvest, aunque como apuesta muy puntual, para salir en dos semanas, para movimientos como los de los últimos días. Y, de hecho, mientras los títulos de la periferia sufrían, el dinero fluía hacia los bonos de esos dos países 'core'. Así, la rentabilidad del bono alemán a diez años pasó del 0,65% al 0,25% y la del americano, del 3,10% al 2,80% durante la crisis italiana. Lo que hizo David Ardura, de Gesconsult, para protegerse en los últimos días fue cubrir las posiciones que tenía en deuda italiana y descubrir la del bono alemán, apostando de este modo por una ampliación de la prima de riesgo. Y es que otra manera de protegerse de las caídas, como señala Miguel Ángel Bernal, del IEB, es utilizar el mercado de futuros para ponerse corto. O comprar un ETF inverso. Aunque son opciones mucho más sofisticadas que no sólo pueden utilizarse con los bonos, sino también con acciones e índices. 

Carlos Farrás le da una oportunidad a la renta fija a corto plazo: aunque en momentos como los vividos la semana pasada sufren, cuando vencen los títulos se renuevan con otros con tipos más altos. «Puede haber un susto inicial, pero la renta fija de baja duración debería cubrir los riesgos», defiende Farrás. Aunque Planas de Farnés se muestra un poco desencantado con este activo, porque ha visto que no ha funcionado estos días.
También en el mundo de la renta fija Farrás considera que los bonos ligados a la inflación se pueden comportar bien.

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Opciones en divisas

Más allá de la renta fija, que ofrece opciones limitadas y discutidas, también se puede optar por las divisas. Planas de Farnés señala que el dólar sí ha funcionado como refugio estas últimas semanas, pero apunta que entre 1,16 y 1,17 se encuentra en una zona crítica. Cree que si logra romperlo, el tipo de cambio podría irse a 1,14 y, desde ahí, a 1,10 unidades. «Si continúa el riesgo político en Europa, puede seguir subiendo, aunque pueda haber una recuperación del euro a corto plazo hasta 1,19 o 1,20», afirma Planas de Farnés. Los analistas de ING señalan que si bien no les extrañaría ver al tipo de cambio en 1,10-1,12 este verano, consideran que a los niveles actuales ya recoge una prima de riesgo sustancial, equivalente a la que cotizaba cuando existía el peligro de que Grecia saliera del euro en 2015. 

García-Purriños también ha observado que el yen ha estado funcionando como refugio estas semanas: «Cuando la volatilidad aumenta, los inversores japoneses repatrían inversiones, lo que hace que su divisa se aprecie. Históricamente pasaba lo mismo con el franco suizo, pero debido a diferentes cambios tanto políticos como legislativos o por la situación de la economía suiza, esto podría estar cambiando». 

Fondos de inversión

La industria de los fondos de inversión también ofrece opciones más allá de los mencionados productos de renta fija a corto plazo, que suscitan opiniones contrapuestas. Los fondos, no hay que olvidarlo, cuentan con la ventaja de que un inversor puede realizar traspasos desde productos más arriesgados a otros más conservadores si así lo considera conveniente y sin pasar por el fisco. Eugeni Siscar enumera algunas ideas: fondos monetarios para los perfiles más conservadores, así como los fondos de retorno absoluto, además de los multiactivos de perfil conservador con volatilidades que no superen el 3%. Siscar argumenta que este tipo de fondos no deberían sufrir. 

Miguel Ángel Bernal recomienda buscar buenos gestores de productos de gestión alternativa y de retorno absoluto que garanticen que de verdad sirven para descorrelacionarse de la evolución del mercado, puesto que, como confiesa, no ve una gran oferta de productos que protejan de las variaciones del mercado. En opinión de Bernal, no es suficiente con que tengan poca volatilidad. Asimismo, aconseja revisar las posiciones que se tengan en fondos mixtos, peligrosos en estas circunstancias.

También Planas de Farnés se muestra crítico con los fondos de retorno absoluto y los que hacen trading de crédito, porque no están dando los resultados que prometían. 

Por último, García-Purriños apunta la opción de invertir en volatilidad, aunque matiza que no parece la mejor idea, salvo para inversores cualificados: «Los productos que existen para beneficiarse de su incremento deben invertir en futuros y la curva de los mismos suele ser muy empinada, provocando que los costes del contango minen cualquier rentabilidad de la posición en el medio o en el largo plazo», concluye el experto de Morabanc.

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