Argentina: rescate y próxima recesión, el eslabón débil del mundo emergente

Hace una semana, MSCI decidía que las acciones argentinas entrarán a formar parte de sus índices emergentes, pero ello no[…]

Hace una semana, MSCI decidía que las acciones argentinas entrarán a formar parte de sus índices emergentes, pero ello no le ha servido de nada a la Bolsa de Buenos Aires: de las seis sesiones que han transcurrido desde entonces, el índice ha cerrado cinco con importantes recortes. De estos últimos, el más alarmante fue el que firmó este miércoles, cuando se hundió más de un 9%, después de publicarse el índice de actividad económica del país en abril, que cayó un 2,7% en su mayor descenso desde que en diciembre de 2015 el liberal y pro-mercado Mauricio Macri accediera a la presidencia

Este indicador hace temer que el país pueda entrar en recesión en los próximos meses, menos de dos años después de arrancar la última que terminaba en el primer trimestre del año pasado. La fuerte subida de los tipos de interés que tuvo que acometer el banco central argentino para frenar la fuga de capitales la pasada primavera puede contribuir a agravar la situación: el precio oficial del dinero, que a finales de abril se situaba en el 27,25%, ahora está en el 40%. "Es casi seguro que Argentina caerá en recesión", afirmaba Fausto Spotorno, de Orlando J. Ferreres & Asociados, en declaraciones a Bloomberg. El consenso de expertos independientes con que cuenta el Banco Central Argentino prevé una caída del PIB del 1% en el segundo trimestre del año y del 0,4% en el tercero. 

Este entorno recesivo coincide con el rescate por valor de 50.000 millones de dólares que el Gobierno de Macri acordó con el Fondo Monetario Internacional el pasado 8 de junio para lograr frenar la fuga de capitales que el país no logró poner freno por sus propios medios. La caída de la economía complica los compromisos adquiridos por el país con la institución en materia de recortes y ajustes. Cabe la posibilidad, asimismo, de que las políticas de austeridad que tradicionalmente ha impuesto el FMI a los países que piden su ayuda agraven el deterioro de la economía argentina y eleven el descontento social. 

El rescate no calma a los mercados

Además, que la concesión del rescate por parte del organismo internacional no ha venido a tranquilizar a los inversores se comprueba con dos datos. En primer lugar, con el de la evolución del interés del bono argentino a diez años y en dólares: si el 8 de junio, el día en que se aprobaba el acuerdo entre el Ejecutivo argentino y el FMI, se encontraba en el 7,25%, ayer rondaba el 8,50%, niveles en ambos casos muy alejados del 6% en que arrancaba el año. En segundo lugar, la rentabilidad de la emisión a cien años que el Gobierno de Mauricio Macri lanzaba hace justo un año se encuentra en niveles máximos históricos y se acerca peligrosamente al 10%. Si hace doce meses el país no tuvo ningún problema en colocar 2.750 millones de dólares con un vencimiento a un siglo y un cupón del 7,9%, ahora las cosas se complican. Y los problemas de la economía financiera son un reflejo de los fundamentales, también el deterioro de la prima suele tener un impacto negativo en los segundos. 

Otro indicador: el peso argentino se deprecia un 33% frente al dólar este año. Desde que se acordó el rescate con el Fondo, su caída se acerca al 10%. 

Los problemas macro se están trasladando al ámbito micro. En el sector de consumo y retail, hay al menos tres empresas en problemas: Longvie ha sufrido un recorte de su calificación crediticia por la caída de la demanda; y Carsa y Santiago Saenz han iniciado un proceso judicial para evitar la quiebra. 

Si se pensaba que la incorporación de las acciones argentinas a los índices emergentes MSCI podrían haberle dado un impulso a su cotización o, al menos, frenar sus pérdidas, porque los fondos indiciados no tendrían más remedio que entrar en este mercado, de momento ello no ha sucedido. El índice Merval acumula un recorte del 12% en lo que llevamos de año y del 25% desde los máximos que marcó a finales de enero.

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Qué pronto han cambiado las cosas para Mauricio Macri, que llegó como un salvador para la tradicionalmente desordenada economía argentina. 

Un mal entorno para los emergentes en general

Aunque el mal argentino no es exclusivo de ese país. Los emergentes en su conjunto están atravesando muy mal momento. Son más vulnerables a la volatilidad general de los mercados porque son más dependientes de los capitales extranjeros, que suelen batirse en retirada cuando empiezan a no ver clara la situación global. Además, la guerra comercial amenaza con reducir el crecimiento de China y también de Estados Unidos, riesgo ante el que la región Asia-Pacífico en particular es muy sensible, puesto que China y EE.UU. son sus principales clientes. Otro factor que les está penalizado es la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, porque hace más competitiva la deuda americana con respecto a la emergente, al tiempo que aprecia el dólar, moneda en la que muchos países en desarrollo tienen emitida gran parte de su deuda, lo que la hace más costosa con vistas a su vencimiento. Por último, hay que mencionar la incertidumbre política, con las elecciones el pasado fin de semana en Turquía, las de este fin de semana en México y las de otoño en Brasil. 

El entorno es complicado, más si cabe en Argentina, donde puede haber una recesión técnica (dos trimestres consecutivos de caída del PIB), como mínimo, para, a continuación, remontar, pero hay expertos más o menos optimistas, como Chris Iggo, de AXA IM, que comenta que estos mercados podrían estar llegando al punto en el que convendría empezar a comprar. Habla de la renta fija emergente, que es el activo que peor se ha comportado, debido a las pobres condiciones de liquidez existentes y a que ello ha obligado a vender a muy bajos precios a aquellos inversores que necesitaban hacerlo. Argumenta que la deuda soberana emergente emitida en moneda fuerte lleva una caída del 5% este año y que raramente se ha mantenido en estos tan malos resultados durante un año entero. "Hay que tener en cuenta que las previsiones macro para la mayoría de los mercados emergentes son todavía positivas, especialmente con los precios de las materias primas estables. La combinación de un sentimiento débil y unas valoraciones baratas es comúnmente una señal de compra. Estamos llegando ahí", concluye Iggo.

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