Así invertirá el capital privado europeo en 2023
El capital privado aprovechará el mal momento del mercado para inyectar dinero en compañías con múltiplos inferiores a sus máximos históricos
Al igual que ocurrió con el resto del mercado, el capital privado europeo tuvo un año 2022 de pocos retornos, y además se puso en el punto de mira del activismo climático.
La decadencia del mercado durante el año, sin embargo, invita a pensar que más y más compañías recurrirán al capital privado para lograr las inyecciones de liquidez necesarias para sacar adelante sus proyectos.
Y de acuerdo al informe de perspectivas de Pitchbook, los fondos de capital riesgo tratarán de centrar sus inversiones en empresas que cotizan a múltiplos "significativamente inferiores a los máximos históricos de los últimos años".
Una premisa bajo la que la empresa de datos financieros estima que el valor de las operaciones de absorción alcanzará los 30.000 millones de euros en 2023.
El capital privado entra en escena
Tal y como explica el informe de Pitchbook y se cubrió extensivamente en finanzas.com, las empresas que cotizan en bolsa "han pasado apuros durante 2022, con los precios de las acciones languideciendo".
Ante este escenario, la firma de análisis señaló que las sociedades de capital privado están armadas con liquidez, y podrían aportar "una inyección de capital muy codiciada por las empresas cotizadas en bolsa que tratan de garantizar la inversión".
Por ello, la empresa con sede en San Francisco afirmó que "las adquisiciones privadas podrían reflejar un importante despliegue de capital en 2023, a medida que las empresas de capital riesgo identifiquen empresas infravaloradas".
Un ejercicio mediante el cual los fondos de inversión podrían su capital a trabajar "con la esperanza de obtener mayores rendimientos una vez que los mercados repunten, y las valoraciones se recuperen".
Los riesgos de estas adquisiciones
A pesar de esta proyección de un valor total de las operaciones de adquisición que superaría al de 2022, los expertos de Pitchbook no quisieron olvidar que, en el actual contexto de tipos de interés elevados, las adquisiciones de empresas por parte de fondos de capital privado pueden ser arriesgadas.
"Las adquisiciones apalancadas a menudo pueden financiarse con deuda, y con los tipos de interés subiendo de forma agresiva -junto con la posibilidad de nuevas subidas en 2023- las operaciones serán más caras y más difíciles de acordar", detalló el informe.
Y es que, tal y como indicaron sus analistas, las empresas que cotizan en bolsa "pueden valer varios miles de millones de euros", por lo que si las empresas de capital riesgo no tienen apetito por el riesgo, o no pueden financiar totalmente las adquisiciones privadas con efectivo, "la negociación podría ralentizarse".
Las alternativas a estas adquisiciones de empresas públicas
A ojos de los analistas de Pitchbook, si estas adquisiciones de empresas públicas por parte del capital privado se ralentizara, los directivos de las cotizadas que se vieran en problemas podrían recurrir a soluciones alternativas para obtener la liquidez necesaria.
Los equipos directivos de estas empresas cotizadas pasarían entonces a realizar despidos e identificar eficiencias operativas, razonaron desde la firma de análisis, o pasarían a realizar desinversiones. Y en este caso, el capital privado volvería a ser un actor protagonista.
"Las desinversiones ofrecen a empresas e inversores la oportunidad de obtener capital instantáneamente de activos no esenciales. Las empresas, no obstante, siempre recelan de ofrecer recursos a competidores potenciales. De ahí que las empresas de capital riesgo sean compradores preferentes", matizó el informe de Pitchbook.
Una tesis que ya se vio en años anteriores, por ejemplo, en la elección de Brookfield por parte de una Deutsche Telekom que prefirió no vender sus torres alemanas a competidores como Cellnex, o en el apetito de KKR por las telecomunicaciones europeas.
Por ello, desde la empresa de análisis aseguraron que el valor de las operaciones de desinversión hacia fondos "representará más del 15 por ciento del valor total" de las operaciones de capital privado, y apuntaron a varios sectores en los que pueden ocurrir estas operaciones.
"Con los despidos azotando a las grandes entidades, sobre todo en el sector tecnológico, es posible que estas busquen desprenderse de unidades de negocio caras a postores interesados, a fin de aliviar la presión financiera", argumentaron desde la empresa de análisis.
"Las desinversiones también suelen producirse en sectores vinculados a activos tangibles o reales, como el petróleo y el gas o las infraestructuras, que han registrado buenos resultados en los últimos meses, por lo que estas empresas pueden buscar compradores de capital privado altamente capitalizados, y obtener una prima", añadieron.
Un razonamiento que en 2022 hicieron bueno, en el caso de España, desde Repsol, que cerró la venta del 25 por ciento de su negocio de upstream a EIG por 4.800 millones de dólares.
Una cifra que desde la propia compañía, en su momento, ya concedieron que implicaba valorar el conjunto del negocio de upstream en 19.000 millones de dólares, unos números "sustancialmente por encima de las valoraciones del consenso de analistas".
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