Banco Popular: ¿primero ampliación y luego opa?
El presidente del banco, Emilio Saracho, ha ratificado los temores del mercado: habrá una ampliación de capital o una operación corporativa, quizás las dos cosas, sucesivamente. Pero posiblemente no sea de manera inmediata. Además, hay otras opciones híbridas entre las dos principales que explican los analistas.
Al inventario de males que han sufrido los accionistas del Popular, han tenido que sumar una nueva caída del 25 por ciento en cuatro días, coincidiendo con la Semana Santa, después de que Emilio Saracho, en su primera junta de accionistas como presidente, haya advertido del doloroso y largo camino al que se enfrenta la entidad: doloroso porque su agenda puede incluir una ampliación de capital muy voluminosa o una venta a un precio que se vislumbra bastante bajo; largo, porque no se espera que suceda nada (salvo unas presentaciones de resultados que el mercado aguarda con más que cautela, porque puede aflorar más pérdidas) hasta la segunda parte del año, quizás hasta después del verano.
Después de esta caída, que llevó a los títulos del banco a marcar un mínimo en los 0,60 euros por acción, registró un rebote intenso, quizás, según Ignacio Cantos, de Atl Capital, para corregir la sobrerreacción previa, o por cierres de cortos para poder optar a acudir a la ampliación de capital, por ejemplo. Pero el escenario está muy abierto y, de hecho, los analistas plantean diversas salidas para la entidad.
Seguir en solitario, ventas de activos y ampliación 'híbrida'. Javier Bernat, de GVC Gaesco Beka, comenta que la entidad debería tratar de evitar al máximo una ampliación de capital. Si, además, quiere permanecer en solitario, ello podría suponerle pagar un alto precio: la venta no sólo de activos no estratégicos sino también de los estratégicos. Lo primero, si incluye adjudicados y dudosos, aunque le ahorraría consumo de capital, puede suponerle costes a corto plazo, si es que no los tiene adecuadamente cubiertos con provisiones. Lo segundo, implica renunciar a negocio y a rentabilidad a largo plazo. Para minimizar el golpe, podría acometer una ampliación de capital 'híbrida', de convertibles, de preferentes, lo que le debería servir al Banco Central Europeo para quedarse tranquilo respecto a sus ratios de capital. Aunque esta salida, según explica Bernat, no impediría un castigo a las acciones, puesto que el mercado podría descontar que finalmente podría necesitarse una conversión del cien por cien y, por tanto, una dilución importante.
Ampliación de capital. Javier Bernat, pese a todo, le da una probabilidad del 60 por ciento a que finalmente tenga que realizar una ampliación de capital normal, que podría ser de menos de 2.500 millones de euros (lo que capitaliza actualmente la entidad), si es diligente en las desinversiones, pero que podría ser de hasta 5.000 millones, quizás, después de «la auditoría casi forense», como la califica Cantos, que ha ordenado Saracho para analizar cada crédito. Nuria Álvarez, de Renta 4, cree que el equipo gestor hará lo posible por evitar una ampliación de capital, aunque ha aumentado su probabilidad. Álvarez cree que no es fácil sacar adelante una operación así: ¿los accionistas actuales la suscribirán después de las pérdidas que arrastran desde la del año pasado, que en teoría iba a ser la última?, ¿a qué precio tendría que realizarse, sería inasumible y llevaría a una nueva terrible dilución? Álvarez plantea la posibilidad de que se apele únicamente al dinero de los inversores institucionales, pero éstos exigirán transparencia y claridad respecto al futuro, además de, posiblemente, como apunta Javier Flores, de Asinver, una participación importante y poder político real en el consejo, lo que puede suscitar un conflicto de intereses entre lo que le puede convenir a la entidad y lo que le puede convenir al actual equipo gestor. Pero de todos modos, según plantea Nagore Díez, de Norbolsa, quizás sea necesaria la ampliación de capital, que el Popular ordene su casa antes de que otra entidad se haga con ella.
Una operación corporativa. Otra solución para el Popular puede ser una operación corporativa, pero, respecto a ella, en línea con la opinión de Díez, Álvarez cree que puede frenarla, al menos si se piensa en ella de manera inmediata, antes del saneamiento definitivo, el coste derivado del ajuste de las coberturas de los activos problemáticos al nivel en que se sitúan los de la entidad que la compre. Álvarez apunta que los 2.500 millones de euros que capitaliza el Popular sí son asumibles para una entidad española, pero al mercado no le gusta que las compras consuman capital, y le puede costar ver que a largo plazo la operación vaya a elevar la rentabilidad de la entidad resultante. De ahí que Álvarez se incline por la opción de que la operación corporativa se haría después de la ampliación de capital. Aunque también señala que últimamente la tendencia de los bancos españoles es a comprar fuera de España, no en el mercado doméstico. A favor de una operación corporativa después del saneamiento se inclina también Bernat, que opina que de este modo el poder de negociación del Popular aumentaría y, por tanto, podría lograr un precio más atractivo. También hay que contar con otro factor que puede dificultar la compra por parte de un tercero: las posibles demandas que puede sufrir el banco por la última ampliación de capital, porque se realizó transmitiendo una imagen que no coincidía del todo con su situación real. «En el contexto actual, nos parece difícil un movimiento corporativo. Nadie va a pagar un euro por acción», sintetiza Nagore Díez.
Compra por parte de otra entidad con apoyo público. De acuerdo con Javier Flores, la entrada de dinero público está descartada, porque no hay voluntad ni aritmética parlamentaria posible para sacarla adelante. Pero plantea la opción de una solución híbrida: la posibilidad de una operación corporativa con apoyo público indirecto de carácter fiscal, con imputación de costes, gastos y pérdidas.
Liquidación. Para Javier Flores, lo razonable según las normas europeas sería la liquidación de la entidad, con su venta por partes y el rescate de los depositantes. En su opinión, el sector financiero español lo puede asumir en este contexto. Pero cree que no hay voluntad política para llevar a cabo una operación así, por lo que prácticamente la descarta.
En todo caso, Javier Flores opina que los accionistas no van a recuperar su inversión. El consenso de analistas le da un precio objetivo medio de 0,90 euros por acción, con GVC Gaesco Beka y AlphaValue valorándolo por encima de esa cota, mientras que BBVA le da un precio objetivo de 0,60 euros, Société Générale, de 0,55, y Kepler y Mediobanca, de 0,40.