BBVA y Santander: relevos en la cúpula... ¿cambios en las estrategias?

BBVA, con su nuevo presidente, incidirá en su proceso de digitalización. Santander, con el consejero delegado que aterriza en la entidad, puede darle un mayor impulso a la banca corporativa o prepararse para el proceso de concentración que se avecina.

Los dos grandes bancos españoles, BBVA y Santander, han anunciado movimientos en su cúpula prácticamente a la vez y en ambos casos serán efectivos con la entrada del nuevo año. En el primero, el cambio es, posiblemente sólo a primera vista, de mayor envergadura, puesto que implica la retirada de Francisco González, que lleva rigiendo los destinos del banco durante los últimos casi 20 años, y el nombramiento como nuevo presidente a Carlos Torres Vila, aún consejero delegado del grupo. En el segundo, se ha elegido a un nuevo consejero delegado, Andrea Orcel, en sustitución de José Antonio Álvarez, que pasará a ser vicepresidente ejecutivo. ¿Qué significan estos relevos?, ¿transmiten mensajes ocultos a los inversores sobre cuáles pueden ser los próximos pasos de ambas entidades globales?, ¿cómo puede ser acogido ello en bolsa?

BBVA: nuevo presidente con foco en la digitalización

Nagore Díez, de Norbolsa, señala, respecto a Carlos Torres, que tiene unas prioridad muy parecida a la de Francisco González: es muy pro-tecnología. De hecho, según apunta Díez, Torres es uno de los pilares de la digitalización del banco, una «guerra» en la que el banco lleva ya años. Eso sí, cuando escribimos estas líneas, Torres aún no ha desvelado quién será su consejero delegado. Díez plantea la posibilidad de que si la presidencia del banco tiene el foco en la tecnología, puede que la segunda línea de la dirección tenga un perfil más bancario. 

Nuria Álvarez, de Renta 4, comenta que BBVA necesita continuismo en la estrategia digital, porque el banco ya ha realizado numerosos esfuerzos en esa dirección «y no parece que vayan mal encaminados con su digitalización: los números avalan esa estrategia, aunque es verdad que todavía hay mucho por hacer». Ese continuismo, con Torres está asegurado. Pero Nagore Díez se muestra algo más escéptica respecto a esta estrategia y sus consecuencias en el negocio y en la cotización bursátil: «Hay que esperar años para ver si la digitalización da sus frutos. BBVA siempre ha sido consciente de que había de anticiparse, porque en el negocio sólo sobrevivirán las entidades que sepan diferenciarse. Pero me cuesta ver que haya una gran diferencia entre, por ejemplo, BBVA y Bankinter; y, en cuanto al negocio, no sé cuánto aporta la digitalización. En todo caso, ésta es una batalla de largo plazo». Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, añade que hasta ahora este esfuerzo inversor no se ha visto recogido en bolsa, porque se ha visto eclipsado por otros factores que han sido lastres importantes para la cotización. Asimismo, Díez añade que, a día de hoy, le cuesta ver que el mercado vaya a poner en valor el avance tecnológico en el corto plazo: «Los que realizamos análisis nos fijamos en cuestiones más cuantitativas». Pero, como señala Jesús de Blas, las que está realizando son inversores necesarias, incluso forzadas, para poder seguir en activo, aunque no le den una gran rentabilidad. Mientras, Javier Bernat, de GVC Gaesco Beka, le reconoce a BBVA su carácter pionero, la búsqueda de una ventaja competitiva con los recursos invertidos, aunque concede que todas las entidades están realizando esfuerzos en la misma dirección.

Retos que tiene por delante

Si con el nombramiento de Torres al frente del banco, la entidad deja a las claras cuál va a ser una de sus prioridades, hay retos que continúan sobre la mesa y que no se resolverán con la apuesta por la tecnología. Es cierto, según apunta De Blas, que el grupo ha marcado como uno de sus primeros objetivos la optimización de su esfuerzo tecnológico, pero hay otras cuestiones que escapan a su control o respecto a las que tiene poco margen de maniobra: la situación de Turquía y la batalla por la rentabilidad. Esta última depende de cómo vaya evolucionando la inflación y el precio oficial del dinero. Respecto a la primera cuestión, De Blas apunta que la insistencia de Francisco González en este mercado hace muy difícil la rendición y considera que lo que ha de hacer es perseverar en esa apuesta. Para Javier Bernat, «BBVA tendrá que profundizar en su relación con Garanti, tendrá que intentar estar más encima, controlar más los riesgos y hacer una banca más conservadora en Turquía». Gonzalo López Eguiguren, analista de Mirabaud Securities en España, señala como riesgo la posibilidad de que, ante la baja cotización Garanti, BBVA compre las participaciones de los minoritarios. 

Según Álvarez, ahora parece que la situación de Turquía se ha calmado y también la de México: la subida de los tipos de interés y las medidas para enfriar la economía turca han favorecido un recuperación de la lira, mientras que el acuerdo al que ha llegado Estados Unidos con México y Canadá para renovar su acuerdo comercial del Atlántico Norte da soporte a la economía mexicana, que también ha superado sin traumas unas elecciones que ha ganado la izquierda de Andrés Manuel Martínez Obrador. Mientras, Nagore Díez señala que el peso de Argentina en su negocio es bastante pequeño. Y Bernat señala que está en buena posición para sacar partido del apoyo que al país le presta el FMI. Lo peor ha podido quedar atrás, pero Torres no puede relajarse, porque seguirán siendo riesgos latentes. 

En todo caso, López Eguiguren señala que el banco está demasiado orientado a los mercados emergentes y aún observa una falta de catalizadores a corto plazo para la entidad. Y ha rebajado sus expectativas para el ratio de capital para 2008 desde el 11,7 al 11,5 por ciento, entre otras rúbricas de las cuentas de la entidad, debido a los vientos de cara que puede seguir sufriendo, como la evolución de las divisas emergentes, las pérdidas que puede sufrir en su cartera de deuda y posibles ajustes a la baja en Telefónica. 

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En cuanto a su negocio en España, parece que puede ir mejor: Nagore Díez señala que su posición es buena, y que aún tiene margen para realizar ajustes de costes apoyado en las nuevas tecnologías. De hecho, según resalta un reciente informe de Scope Ratings, BBVA, está reduciendo su presencia física en España, debido a la rápida transformación del modelo de distribución desde los canales presenciales a los digitales. 

Santander: ¿cambio de prioridades?

Es posible que el nombramiento de Andrea Orcel como consejero delegado del Santander en sustitución de José Antonio Álvarez llegara más por sorpresa que el relevo en BBVA, aunque Francisco González hubiera podido quedarse un poco más hasta jubilarse. Que lo del Santander puede haber pillado al mercado desprevenido obedece a que el consejero delegado saliente apenas lleva cuatro años en su cargo. Según Nuria Álvarez, no se espera que el relevo tenga grandes consecuencias en la estrategia de la entidad. En primer lugar, porque Álvarez pasará a ser vicepresidente ejecutivo del Santander. En segundo lugar, porque el plan del banco lleva desarrollándose poco tiempo: justo esos mismos cuatro años, lo que es un tiempo muy breve para un trasatlántico como el Santander, al que cuesta mucho girar, puesto que tiene muchos negocios en numerosos países.
La llegada de Ana Botín a la presidencia del grupo tras la muerte de su padre, Emilio Botín, implicó un cambio del foco de sus esfuerzos hacia el cliente, hacia un modelo basado en el usuario de los servicios financieros, con una banca justa, simple, sencilla y cercana, lo que implicaba un esfuerzo por mejorar la imagen de la entidad y del sector en su conjunto después de la crisis. Y ello lleva tiempo, porque implica ir extendiendo la estrategia por todas las divisiones de la entidad en todos los mercados en los que opera. Así, Álvarez pone el ejemplo de la cuenta 1,2,3, primero comercializada en el Reino Unido, después en España, y a continuación en Estados Unidos. Ello implica mucho estudio y mucha inversión. 

Pero Javier Bernat sí apunta que el nombramiento puede implicar un cambio de sesgo en las prioridades del grupo. En su opinión, ha sido muy revelador que UBS, el banco del que procede Orcel, haya nombrado en sustitución del fichaje de Botín, a dos co-directores de banca corporativa. Ello, dice Bernat, da una pista muy importante: es posible que Orcel se dedique a resolver una debilidad del Santander, el hecho de que sólo un 10 por ciento de su negocio dependa de la banca corporativa, frente a un 20 por ciento que supone en sus entidades comparables, como las francesas o las italianas de su tamaño. Ha podido caer en la cuenta de este déficit por su presencia en mercados emergentes, donde unas empresas cada vez más potentes necesitan relacionarse con los países desarrollados y sus empresas y es posible que en el Santander no encuentren lo que necesitan y sí en la competencia. Ello, dice Bernat, podría realizarlo al tiempo que profundiza en su digitalización. En todo caso, implicaría hacer hincapié en un tipo de banca, la de empresas, más rentable. 

Precisamente, lo que hizo el Santander cuando se adjudicó al Popular fue comprar una cuota de mercado del 25 por ciento en el negocio de pymes. Aunque antes de dar esto por hecho, Bernat afirma que hay que esperar a que se celebre el Investor Day a principios del año que viene, en el que el grupo podría dar detalles sobre si quiere reordenar e impulsar su banca corporativa o hacia dónde quiere dirigir al banco a medio y largo plazo, al menos en los tres próximos años. De cumplirse lo que intuye Bernat, el relevo en la cúpula del Santander tendría, en principio, un mayor alcance que el planteado en BBVA, donde únicamente habría sobre la mesa incidir en aquello en lo que ya se ha estado trabajando durante los últimos años.

Preparado para la consolidación europea

Aunque lo que no ve Nagore Díez es que la nueva gestión del Santander vaya a incidir, vaya a intentar crecer en la banca de inversión, porque las entidades europeas están perdiendo cuota de mercado a favor de las estadounidenses. La analista de Norbolsa da otra interpretación al nuevo nombramiento y también con grandes implicaciones: opina que puede que con él el banco se puede estar preparando para los movimientos corporativos que puede haber por delante. La experta de Norbolsa señala que el fichaje del nuevo consejero delegado hay que enmarcarlo en un contexto de medio-largo plazo en que va a haber un proceso de consolidación en el sector financiero europeo. De hecho, como recuerda Díez, Orcel colaboró con los dos últimos presidentes del Santander en las adquisiciones del británico Abbey y del holandés ABN Amro. Por tanto, según valora Gonzalo López Eguiguren, si bien Orcel no es un hombre de la casa, es un 'outsider', dada esta pasada relación, existe una coincidencia cultural entre él y el Santander. 

En este sentido, según López Eguiguren, se trata de un movimiento que podría ser bien acogido por los inversores, dada su reputación en el sector, su profundo conocimiento de la industria bancaria y el aire fresco que puede insuflar en el grupo. A juicio de este analista, a corto plazo, deberá poner el foco en dos áreas principales: una mejor asignación del capital entre sus firmas subsidiarias y una mejora de la capacidad de generación de resultados del conjunto del grupo. 

Porque en el más inmediato corto plazo, afirma De Blas, no habrá operaciones corporativas, aunque el perfil del nuevo consejero delegado haga pensar que el banco se prepara para ellas: aún hay muchos frentes abiertos que resolver antes de meterse en este proceso. Según Díez, antes de que puedan ser posibles las operaciones transfronterizas en Europa, son necesarios pasos previos: para empezar, la integración bancaria europea, con un fondo de garantía de depósitos común, o la unidad de mercados de capitales, por ejemplo. Y, de momento, las instituciones comunitarias están a otras cosas. Asimismo, para que las fusiones y las adquisiciones no sean tan gravosas, los tipos de interés tienen que ser más altos. Además, según Jesús de Blas, es necesario que las cotizaciones se despeguen de los mínimos en los que se encuentran. En su conjunto, Díez valora el movimiento, si es que se ha realizado para prepararse para futuras adquisiciones: «No me parece un mal posicionamiento. No me desagrada en un contexto de medio-largo plazo, teniendo en cuenta que es un proceso que lleva mucho tiempo». Ello, no sólo por los pasos que han de dar las instituciones europeas, sino también porque para hacer una gran operación corporativa es necesario fortalecer el balance. 

¿Le castigará al Santander que el mercado le vea ahora como potencial comprador? De Blas responde que no: el mercado asume que en cualquier proceso de consolidación que vaya a haber en Europa, el Santander estará en primera línea con total seguridad. 

Como BBVA, Santander también tiene retos en los mercados emergentes: inmediatamente, con las elecciones brasileñas, cuya primera vuelta se celebra el domingo, 7 de octubre, y cuya segunda vuelta tiene lugar el día 28. Pero también en los desarrollados, con la posibilidad de un Brexit sin acuerdo que deteriore más la economía británica. Y, además, como recuerda Nagore Díez, su negocio en Estados Unidos, donde podría llegar a desinvertir, puesto que no es una división rentable. Asimismo, su posición en España, donde aún está pendiente una digestión completa del Popular. 

¿Cuál de las dos entidades está en mejor posición? Hay expertos que apuntan que BBVA tiene ya cotizados todos los riesgos, mientras que el Santander, no. Otros, que los de este último están más diversificados, lo que le protege, y que su giro puede darle un mayor impulso.

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