Cómo invertir ahora 50.000 euros: gestionar las oportunidades y los riesgos
Los asesores financieros apuestan por carteras muy diversificadas con activos descorrelacionados y productos flexibles que sepan aprovechar la volatilidad
Si ahora tuviera 50.000 euros disponibles, ¿dónde los invertiría? O, mejor, ¿dónde sería conveniente invertirlos? Carlos Farrás, de DPM Finanzas, explica que, antes de nada, hay que analizar la situación global de los mercados y da algunas claves: «Actualmente vivimos en un entorno de tipos de interés bajos o incluso negativos». Ello obedece a las inyecciones de liquidez de los bancos centrales que, a su vez, han llevado a que muchos activos se encuentren sobrevalorados en todos los universos, tanto en la renta fija como en la renta variable y en el mercado inmobiliario. Además, Farrás recuerda que el ciclo económico está muy avanzado, que en la Bolsa americana se asiste al segundo rally más largo de la historia y que se observan lecturas muy extremas en muchos indicadores económicos (tasa de desempleo, márgenes...). A todo ello Farrás añade la incertidumbre geopolítica actual que genera mucha volatilidad. Por lo tanto, aconseja cautela.
Francesca Maset, de Ginvest, aporta la segunda clave: a la vista de la cantidad de la que se trata (50.000 euros), lo mejor es distribuir las inversiones vía fondos de inversión «ya que así el cliente está más diversificado, lo que le irá mejor en momentos de volatilidad como esperamos para este 2019».
El reciente aumento de la volatilidad no implica que éste sea un mal momento para invertir. Así, Maset apunta: «Según nuestra filosofía de inversión cualquier momento es bueno para invertir, ya que a largo plazo está demostrado que se gana». Y añade: «Como mínimo, es más rentable que tener el dinero en cash, opción con la que se pierde por la inflación y por la rentabilidad real negativa que aplican actualmente los bancos a las cuentas». Por ello, Maset afirma que en sus carteras no cuentan con posiciones de liquidez: la cartera está invertida al 100%.
Diego González, de Cobalto Inversiones, describe su tesis de inversión en estos momentos con cuatro puntos: en primer lugar, aconseja invertir en fondos con políticas de inversión realmente flexibles; añade que conviene evitar la exposición a renta variable; insiste en que hay que diversificar para lograr múltiples fuentes de rentabilidad que no dependan de los mercados; y señala la conveniencia de aprovechar las divergencias de valoración: hay sectores a precios de burbuja y, simultáneamente, otros con valoraciones de saldo, situación que debe revertirse.
Oportunidades puntuales
Farrás señala algunas oportunidades que detecta en el mercado. En primer lugar, las empresas de valor: «Después de años donde las compañías de crecimiento lo han hecho mucho mejor que las de valor, pensamos que éstas últimas, con un valor intrínseco no reconocido por el mercado, pueden comportarse mejor en los próximos años. La inversión en valor ha batido consistentemente a largo plazo a la inversión en crecimiento y pensamos que en los niveles actuales representa una buena oportunidad a medio plazo». Además, el sector de las telecomunicaciones, cuya rentabilidad por dividendo actual y valoraciones atractivas justifican su inversión en el medio/largo plazo. En el universo de la renta fija, Farrás señala el interés de la deuda emergente de gobiernos en divisa fuerte, cuya relación rentabilidad/riesgo empieza a compensar. Y, por último, el oro, uno de los pocos activos con correlación negativa con la renta fija y la renta variable, aunque su comportamiento en el corto plazo puede ser desfavorable si la apreciación del dólar y la subida de tipos continúan en EE.UU.
Antes de lanzarse a los mercados, con lo que hay que tener cuidado, según Salomé Bauzas, de Tressis, es con que la distribución de activos responda a su perfil de inversión: «Es muy importante no saltarse el 'umbral del sueño' y que seamos capaces de despreocuparnos de nuestras inversiones con el objetivo de mantenerlas a largo plazo».
Bauzas explica que, en las carteras más conservadoras mantendría entre un 25% y un 35% en liquidez pura o a través de monetarios; incluiría una exposición a la renta variable no superior al 20%, evitando sesgos por regiones geográficas (Europa cuenta con valoraciones más atractivas, pero EE.UU., con mejores fundamentales); a lo que sumaría entre un 30% y un 40% en renta fija, a través sobre todo de fondos globales multiestrategia y añadiendo un pequeño porcentaje de exposición a mercados emergentes, debido a su atractivo cupón. El 10% o el 30% restante lo destinaría a fondos alternativos, dado que otorgan descorrelación a las carteras, así como a productos mixtos, que ofrecen la flexibilidad que ayuda a modular la exposición según el entorno de mercado.
Según Bauzas, en el caso de los inversores equilibrados, la exposición a la renta variable podría llegar al entorno del 40-50%, lo que implicaría una reducción de la renta fija hasta el 20%, de la liquidez (hasta el 10-15%) y las estrategias flexibles (hasta el 10-15%). Para los inversores más arriesgados, la exposición a la Bolsa podría llegar al 90%, en donde tendrían su hueco fondos puramente emergentes, (como el Vontobel mtx Sustainable Emerging Markets Leaders), así como productos temáticos (como el Pictet Megatrends, Robeco Global Consumer Trends o el DPAM NewGems).
El reparto
Francesca Maset apunta que, en su caso, a la hora de construir una cartera, primero se decide qué parte de ella se dedica a preservar y qué parte conforma el cajón de riesgo. Para un cliente estándar partiría de una cartera 50%/50% para empezar y, de ahí en adelante, según el cliente se sintiera más o menos cómodo con el riesgo, se podría incrementar o reducir una posición o la otra. Su apuesta pasa por la máxima diversificación de las carteras. Así, además de invertir vía fondos, que incrementa el nivel de posiciones, también lo hace apostando por todos los tipos de activos. Sobre la selección de fondos, Maset dice que se fija sobre todo en su consistencia.
González, por su parte, se inclina por una cartera dividida en cuatro partes iguales. Una de ellas, invertida en fondos de gestión flexible que se pueden adaptar a todo tipo de entornos de mercado y aprovechar caídas para ir incrementando la exposición a la renta variable; otra, en renta fija, con la que ir construyendo cartera en dólares con una alta rentabilidad y aprovechar una de las pocas oportunidades de renta fija en euros: la deuda subordinada. En tercer lugar, fondos de gestión alternativa, con tres objetivos: mantener la beta baja, pero con cierta exposición a la Bolsa, añadir nuevas fuentes de rentabilidad más allá del mercado e intentar aprovechar la divergencia de valoración entre acciones. El último 20% estaría destinado a la renta variable: «Puede que en un futuro los mercados de acciones puedan enfrentarse a un entorno recesivo, pero los precios de entrada de hoy ya son suficientemente atractivos para entrar».
Conservadora y agresiva
Antonio Castilla, de Conecta Capital, advierte, para su cartera conservadora, que «no está exenta de riesgo»: «La gestión del riesgo se realiza a través de fondos mixtos flexibles y gestión alternativa que permiten descorrelacionar con activos de renta variable. La parte de menor riesgo se realiza con fondos de renta fija de países emergentes y 'high yield'. La parte más direccional y de mayor riesgo está representada por un fondo de BlackRock de renta variable europea».
En cuanto a la cartera para un perfil arriesgado, para los clientes que toleren altos niveles de volatilidad, propone mucha diversificación geográfica y sectorial. La posición táctica en esta propuesta es muy importante y se realiza a través de ETF indexados al S&P 500, al sector bancario europeo y al oro. La apuesta por este último se entiende como instrumento de protección. Además, en esta cartera, los emergentes juegan un papel fundamental, con inversión en China e India. La exposición a renta variable de países desarrollados se realiza con fondos direccionales de renta variable europea y globales, conjugando inversión por momentum, 'value' y 'growht'. La parte de menor riesgo, aunque no exenta de volatilidad, se realiza con fondos mixtos flexibles y renta fija.