De Guindos gira las alertas sobre inflación de los cuellos de botella a los salarios
De Guindos insiste en la temporalidad de la inflación, pero advierte de que vigilará los efectos en salarios y pensiones
La inflación preocupa (y mucho) a los bancos centrales. Especialmente al europeo, que se ha desmarcado de la Reserva Federal y del Banco de Inglaterra.
"Está teniendo un impacto que va más allá de lo que esperábamos hace sólo unos meses", explicó el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, en un acto en Madrid.
El organismo supervisor de la eurozona insiste en que, aunque los factores que presionan al alza los precios son de carácter temporal, no dejará de vigilar los efectos de vuelta que tenga en los salarios.
Éstos provocarían una inflación más duradera en el tiempo, por tanto, "estructurales".
El BCE insiste, a pesar de las últimas cifras, en que puede haber un repunte de inflación hasta finales de año, para moderarse en los próximos meses hasta una media del 2 por ciento. De esta manera, los precios se situarían en el nivel objetivo a lo largo de 2022.
Cuellos de botella frente a salarios
De Guindos admitió que el repunte de los precios temporales creado por los cuellos de botella (como consecuencia del retorno a la actividad y la alta demanda) puede generar consecuencias estructurales si desencadenan una subida de salarios.
"La subida de los precios energéticos y los cuellos de botella en el sector manufacturero, de mantenerse, en el tiempo podrían provocar efectos de segunda ronda, es decir, subida de salarios y pensiones", explicó el lunes De Guindos.
"Por el momento en el mercado laboral no hemos visto incrementos notables", dijo. Pero "hay que ser prudentes", porque si el rebote de la inflación, que es temporal, llega a otras rentas se convertiría en permanente.
BCE: evitar errores del pasado
Con estas palabras De Guindos pretende evitar la presión que asola al BCE para que adelante el anuncio de tapering.
Bajo el mandado de Christine Lagarde, el BCE se caracteriza por lanzar un mensaje prudente, sin descartar medidas expansivas. Como tampoco retirar los estímulos antes de tiempo.
Y es que todavía planea la sombra del presidente Jean Claude Trichet.
En plena crisis financiera subió tipos para tener que bajarlos unos meses después, sin tener en cuenta los indicadores de deterioro económico que ya manejaban los economistas del organismo.