Dubai, la madre de todas las burbujas
Las Bolsas de todo el mundo se han puesto a temblar a la espera de la reacción de Wall Street,[…]
Las Bolsas de todo el mundo se han puesto a temblar a la espera de la reacción de Wall Street, que permaneció cerrada al celebrarse el Día de Acción de Gracias. Ha bastado que un holding inmobiliario de Dubai haya solicitado una moratoria en el pago de su deuda para que cunda el nerviosismo por todo el planeta. Hay razones para ello.
Dubai, uno de los siete Emiratos Árabes Unidos y con algo más de dos millones de población, puede convertirse, sin duda, en la madre de todas las burbujas de la historia contemporánea. El petróleo sólo le aporta ya el 6 por ciento de sus ingresos y los sectores que más aportan a su PIB son la construcción (22,6 por ciento), comercio (16 por ciento), industria (11 por ciento) y servicios financieros (11 por ciento).
Todo el país es una burbuja inmobiliaria que hasta hace muy poco se sentía orgullosa de presentarse como "the fastest growing city" (la ciudad de más rápido crecimiento del planeta).
Todo lo relacionado con la construcción en Dubai ha sido fastuoso desde el año 2004: en este momento está en construcción el edificio más grande del mundo, el hotel más grande del mundo, el centro comercial más grande del mundo, el parque de diversiones más grande del mundo, el primer hotel bajo el agua (Hydropolis) y el edificio residencial más grande del mundo. Probablemente, Dubai arriesga también batir récord en suspensiones de pago.
El holding inmobiliario y portuario Dubai World, que ha pedido la moratoria de pago, está comprometido con algunos de esos proyectos faraónicos que, a su vez, tienen créditos por valor de 13.000 millones de euros de bancos europeos.
Es comprensible el nerviosismo de las Bolsas porque algunas entidades financieras se verán obligadas a dotar buena parte de estos créditos, lo que mermará sus beneficios e incluso llevará a perdidas los resultados de algunas de ellas. Las Bolsas siguen moviéndose, y seguirán durante largo tiempo, al ritmo que marquen los bancos cualquiera que sea su origen.