El gran riesgo para la Bolsa

Los analistas avanzan que los choques entre países por cuestiones arancelarias imprimirán volatilidad en la renta variable este verano.

La escalada diáléctica sobre la guerra comercial es la cuestión principal que hay detrás de los movimientos de los mercados últimamente, sobre todo de sus caídas más recientes. Tanto el enfrentamiento entre Estados Unidos y China, como las amenazas de Donald Trump contra la Unión Europea en general y su sector automovilístico en particular después de que los socios comunitarios hayan establecido tarifas a ciertos productos estadounidenses como respuesta a las que EE.UU. fijó sobre el acero y el aluminio. Los principales banqueros centrales del mundo, muy en particular Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal norteamericana, han avisado de que la guerra comercial, aunque aún no haya medidas efectivas y de gran calado sobre la mesa, ya está contribuyendo a frenar la economía, con el retraso de decisiones de inversión y de contratación por parte de las empresas. Diego Jiménez-Albarracín, de Deutsche Bank, advierte de que cualquier cosa que cambie el 'statu quo' comercial puede poner en riesgo el crecimiento sincronizado y la evolución de la bolsa. Por el momento, según apunta Marián Fernández, de Andbank, los inversores pueden pensar que la escalada es retórica y parte de la estrategia de negociación que llevará, según esta analista, a un punto intermedio entre los deseos de Donald Trump y la situación actual de acuerdo con la que la balanza comercial entre EE.UU. y China es muy superavitaria para el segundo. Aunque Fernández también avisa de que la solución no llegará a corto plazo, por lo que advierte de que las idas y venidas en los mercados, la volatilidad, seguirán. Aclara que para ver a los índices rompiendo los mínimos anuales habríamos de ver cómo se materializan medidas con un impacto más significativo. O que, como observamos el lunes, 25 de junio, el mercado comienza a abandonar una cierta complacencia que podía llevarles a incurrir en errores de cálculo y empieza a replegarse o a buscar refugios. Fidelity International y Thomas Miller Investments comunicaban ese día que habían reducido sus posiciones en bolsa. 

Roberto Ruiz-Scholtes, de UBS, cree que hay factores que merman la gravedad del enfrentamiento comercial: que no es una guerra de todos contra todos y también que los productos sobre los que se fijan los aranceles no son bienes de consumo final, lo que merma el potencial impacto. Pero este experto precisa que el mercado aún necesita comprobar que esas dos premisas son así: que la guerra no es global y que no se tocará al sector automovilístico. Hasta que no haya certidumbre sobre esas dos cuestiones, afirma que las primas de riesgo que pesan sobre las acciones van a mantenerse elevadas y los múltiplos a los que cotizan las acciones continuarán a los niveles a los que han bajado tras las ventas recientes. Las bolsas, según Ruiz-Scholtes, van a seguir atascadas aunque veamos crecimientos de los beneficios y la rentabilidad por dividendo siga siendo atractiva. Aún es pronto para aprovechar los buenos precios, aunque a seis o doce meses vista crea que los índices estarán por encima de los niveles actuales. 

Que no sea guerra global

Ramón Forcada, de Bankinter, también cree que la clave está en que la guerra comercial no es una cuestión global, sino bilateral entre China y EE.UU.. A Europa, afirma Forcada, apenas le llegarán aranceles sueltos que no serán importantes. De todas maneras, Forcada sí cree que los aranceles contra China irán más allá de los 50.000 millones de euros ya decididos y los aumentos se irán decidiendo en las próximas fechas. Forcada cree que durante el verano ello va a quedar incorporado a los precios de las acciones. Así, afirma: «Nos quedan unas semanas regulares». Y cree que será una oportunidad de entrada: «El contexto invita a comprar cuando las bolsas caen». Sobre todo, dice, en Estados Unidos, dado que en Europa persisten incertidumbres políticas. Bajo esa perspectiva, François Rimeu, de La Française, tras un análisis empírico de la reacción de los mercados, escribe: «Los temores proteccionistas normalmente tienen un impacto de venta masiva en los mercados, al menos cuando se introducen, con escasa visibilidad y expectativas de menor crecimiento. Tales temores tienden a disiparse a medida que las negociaciones avanzan y las estimaciones muestran un impacto a menudo más débil de lo que los mercados se temían. Aunque el impacto en el mercado sea al final razonablemente modesto en la mayoría de los casos, la fase de volatilidad puede durar algún tiempo, de semanas a meses». 

En ese sentido, no hay que descartar que las tensiones alrededor de la guerra comercial se extiendan hasta el mes de noviembre, hasta la celebración de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos. La dialéctica proteccionista enlaza con el 'America First' de la campaña presidencial de Trump y toma el relevo de la rebaja impositiva. «Una retórica proteccionista estadounidense reforzada no resulta tan sorprendente con las elecciones de mitad de periodo que se realizarán este año», comenta Benjamin Melman, de Edmond de Rothschild AM. Por eso, Jiménez-Albarracín señala la posibilidad de que hasta los comicios no se relaje la situación. 

De ahí que Iván San Félix, de Renta 4, y Gonzalo Sánchez, de Gesconsult, muestren cautela. El primero no descarta que la escalada pueda ir a más. El segundo explica cómo su firma ha hecho coberturas sobre el 20 por ciento de sus fondos de bolsa y mixtos y, pese a que su primer motivo de preocupación, Italia, se ha calmado, se mantienen en esa posición, dado que el verano arranca con frentes abiertos y un imponderable que es como califica a la guerra comercial.

Diferente impacto

El castigo puede diferir según regiones. Fernández señala que Asia, con China a la cabeza, y la zona euro, sobre todo Alemania, son los mercados más vulnerables. Jiménez-Albarracín precisa que si China y Estados Unidos se desaceleran por la guerra comercial, los países que más sufrirían serían los de Asia-Pacífico, como Corea, Taiwán o Singapur, y tanto las acciones como las divisas. En cambio, ve más fuerte al continente europeo, porque las exportaciones no han llegado a deteriorarse ni con un euro más fuerte. Además, el grueso de las ventas de las compañías europeas tienen lugar en el espacio económico europeo. Asimismo, muchas de las empresas que venden en el exterior tienen sus centros de producción también fuera, por lo que no les afectarían posibles tarifas. Pero sí se observa que Europa es un mercado cíclico y dependiente de la situación global, lo que le hace vulnerable a la guerra comercial.

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Aunque desde DWS también muestran cómo Canadá y México son los países cuyas exportaciones en mayor medida tienen su destino en EE.UU., por lo que es importante para esos dos países una buena renegociación del NAFTA. Los expertos de DWS creen que América del Norte en su conjunto puede ser el área perdedora.

Por sectores, Ruiz-Scholtes apunta que los más vulnerables son los más cíclicos y los exportadores y señala que al automovilístico lo tendría en cuarentena. San Félix añadiría los materiales básicos y los aceros.

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