El miedo a la recesión hunde a los mercados mundiales
La batería de malos datos económicos publicados en China y en Europa disparó el temor de los inversores a un severo deterioro en la economía.
Fortísimo el descenso de las Bolsas a uno y a otro lado del Atlántico en la jornada de hoy. El Ibex-35 cerró la sesión con un retroceso del 1,98%, para dar un último cambio en los 8.522,7 puntos. Con ello, el selectivo español fue el primero de entre los grandes europeos en entrar en números rojos en el año: ya cede un 0,20%.
Sólo cinco valores del selectivo cerraron el día en verde: Mediaset fue el mejor, con una subida del 0,95%. Acciona, Grifols, Merlin Properties y Enagás completaron la lista de compañías en verde.
En rojo, el peor fue ArcelorMittal, que se dejó un 7,72%. A continuación, bancos, como Bankia (-5,04%), Bankinter (-4,88%) y el Sabadell (-4,78%). También Telefónica, MásMóvil y Ence bajaron más de un 4%.
Con todo, el Ftse Mib de Milán fue el peor índice del día, con un descenso del 2,53%, seguido del Dax alemán, que retrocedió un 2,19%. El Cac 40 francés también se dejó algo más de un 2%. Pérdidas algo menores fueron las que sufrieron el Ftse 100 británico y el PSI-20 de Lisboa, que se dejaron alrededor de un 1,5%.
En Wall Street, al cierre de la sesión europea, los principales indicadores bajaban más de un 2%. Las caídas eran generalizadas. En el Dow Jones, sólo Coca-Cola se salvaba de los descensos. En el Nasdaq 100 todos estaban en negativo.
Malas cifras macro como escenario de la sesión
Detrás de este penoso comportamiento en las Bolsas, una muy mala batería de datos económicos. En primer lugar, se conocieron datos decepcionantes en China tanto de ventas minoristas como de producción industrial. Preocupó sobre todo esta última, puesto que presentó su menor crecimiento de los 17 últimos años. A continuación, conocimos el PIB alemán del segundo trimestre, que se contrajo un 0,1%. No fue una sorpresa porque las últimas referencias económicas de la locomotora europea apuntaban a este desenlace. Y, además, los indicadores de sentimiento anticipan que el deterioro se prolongará, lo que implica que podría entrar en recesión técnica en el tercer trimestre del año. También se publicaron referencias en la zona euro: el PIB cumplió expectativas, al crecer un 0,2% trimestral y un 1,1% interanual, pero la producción industrial cayó más de lo previsto.
Todos estos indicadores muestran que la desaceleración económica global es un hecho. Y que podría no haber terminado, a la vista de que la guerra comercial no ha concluido y parece encontrarse todavía en fase de escalada. Además, a ello se suman problemas políticos que pueden enturbiar más el panorama, como la incertidumbre alrededor de las próximas elecciones de Argentina, las que podrían tener lugar en Italia, el Brexit, las protestas de Hong Kong y sus consecuencias... Olvidado queda, pues, el positivo efecto que ayer vimos en las Bolsas del acuerdo entre China y Estados Unidos para volver a las negociaciones y para retrasar la aplicación del nuevo arancel americano sobre ciertos productos chinos hasta el 15 de diciembre.
Alarmantes síntomas en los bonos
La caída de las Bolsas vino acompañada por un fuerte descenso de los tipos de los bonos. Porque el dinero salió de los activos de riesgo para entrar en refugios como la deuda pública. Así, el interés del bono americano a diez años cayó desde el 1,70% hasta el 1,58%, un nuevo mínimo desde 2016.
Aunque más grave que esto fue que la curva americana estuviera a punto de invertirse o que en algún momento de la jornada llegara a hacerlo. Eso significa que las rentabilidades de los vencimientos de corto plazo están cerca de ser más altas que las de los plazos más largos. Así, en la sesión de hoy, al cierre europeo, el interés del bono a dos años se colocaba en el entorno del 1,57%. El rendimiento del vencimiento a dos años se encontraba a una décima de superar al del diez años. Es un síntoma que suele anteceder a una recesión. La última vez que los inversores exigieron mayor rentabilidad por el bono a dos años que por el vencimiento a una década fue en el año 2007, en los prolegómenos de la Gran Recesión. Si se interpreta como preludio de una contracción económica es porque implica que los inversores ven más riesgo en prestar a corto plazo que en prestar a largo.
En Europa, el rendimiento del título alemán a diez años retrocedió desde el -0,61% hasta el -0,65%, nuevo mínimo histórico. El de su comparable español pasó desde el 0,20% hasta el 0,14%, también mínimo histórico. Y el del italiano, desde el 1,60% hasta el 1,50%.
En el mercado de divisas, el dinero también fluyó a los refugios: las únicas monedas que se apreciaron frente al billete verde fueron el yen japonés y el franco suizo.
El precio del oro, por su parte, subió un 1%, hasta los 1.516 dólares la onza.
Por el contrario, el petróleo se hundió. El barril de Brent, de referencia en Europa, cayó un 4,26%, hasta los 58,69 dólares. El de West Texas, de referencia en Estados Unidos, caía cerca de un 5% al cierre de la sesión europea, hasta los 54,33 dólares.