El oro sube por su propio peso
Algunas veces las fluctuaciones de las cotizaciones cumplen con tanta precisión las proyecciones del análisis, que algún visionario llega a[…]
Algunas veces las fluctuaciones de las cotizaciones cumplen con tanta precisión las proyecciones del análisis, que algún visionario llega a creer que las variaciones de los precios son consecuencia de las previsiones. Nada más lejos de la realidad. Por mucho que ese tipo de cosas sucedan, el análisis ni puede ni debe pretender realizar una predicción. El análisis solo tiene, nada más y nada menos, que la capacidad de realizar un reparto de probabilidades sobre lo que puede suceder.
El oro cumplió al pie de la letra con el guión escrito hace una semana. Con una verticalidad casi idéntica al descenso hasta el soporte proyectado en los 1.260 dólares, el giro y cambio de dirección le plantó a las puertas de la resistencia de los 1.300 dólares que necesita superar para aumentar las probabilidades de continuidad alcista y de nuevos máximos anuales, pero es poco probable que pueda superarlo en un primer intento.
Por todo ello debemos conceder validez como zona a vigilar de cerca la comprendida entre los 1.260 y los 1.300 dólares, tomando el primero como soporte de importancia para el corto plazo y el segundo como resistencia relevante para el devenir de las cotizaciones el resto del año.
Hay que tener en cuenta que, de la forma en que se giró el precio del oro sobre el soporte y cómo se ha llegado a la resistencia de corto plazo, no es fácil que el oro se salga del rango en los próximos días. Pero siempre hay que estar preparado para lo que pueda suceder y sus consecuencias.
La superación de los 1.300 despejaría el camino de obstáculos hasta un nuevo ataque a los máximos anuales. Por el contrario, si los 1.260 se perforan a la baja, solamente quedaría el soporte en los 1.200 como referencia para el corto y medio plazo y su pérdida provocaría un cambio en las estimaciones y expectativas de continuidad alcista del oro.
Sin el dólar
En las últimas semanas el oro se ha despegado de su pareja de cotización, el dólar. Lejos de adaptarse a cada movimiento del billete verde americano, el oro ha brillado con luz propia, tanto para mal como para bien. Lo mismo que hace tres semanas decía que la caída se debía a circunstancias intrínsecas de demanda y oferta del metal, hoy debemos decir que el oro sube por su propio peso.
Detrás de este episodio es muy verosímil que se encuentre el interés de los fondos de inversión cotizados (ETF) y similares referenciados al oro, pero también el de algunos bancos centrales que habrían incrementado el porcentaje que el oro representa en su mix de reservas. La demanda de oro crece en momentos de incertidumbre política y económica, por lo que en ausencia de rentabilidades atractivas y una «menor» seguridad e interés sobre el mercado de bonos, el oro pasa a estar en el foco de muchas miradas.
Mi opinión ya la conocen: el oro para mi no supone una inversión sino un depósito de reserva de valor, listo para ser utilizado bajo cualquier circunstancia si llega el caso y con el deseo de que no llegue ese caso.
Cotización del oro