Estrategias para invertir en un mundo en desaceleración
La desaceleración económica global y los múltiples riesgos hacen muy difícil tomar decisiones de inversión. Pero los expertos no son pesimistas ni llaman al derrotismo.
Los miedos al final del ciclo arrancaron en Estados Unidos, que acumula uno de los periodos expansivos más largos de la historia, pero la desaceleración parece estar materializándose de manera más patente en Europa. Hace unos días, la Comisión Europea revisaba sus perspectivas de crecimiento para la zona euro desde el 1,9 por ciento hasta el 1,3 por ciento. Aunque, en realidad, la desaceleración es mundial: el Fondo Monetario Internacional revisaba en enero sus perspectivas de crecimiento global para este 2019 desde el 3,7 hasta el 3,5 por ciento. Detrás de estas revisiones subyace el temor a que a una fase de menor crecimiento siga otra de recesión más o menos severa.
Los bancos centrales también han cambiado ligeramente de sesgo: así, la Reserva Federal ha interrumpido el proceso de subidas de tipos de interés y cada vez son más las voces que anticipan que su próximo movimiento podría no ser de subida, sino de bajada; mientras que en Europa el endurecimiento del precio del dinero por parte del BCE aún se ve muy lejano. A cifras de crecimiento decepcionantes, a revisiones a la baja de las perspectivas y al tono cauto de las autoridades monetarias ha seguido una caída intensa de los intereses de los bonos (el rendimiento de los títulos alemanes a diez años ha llegado a situarse por debajo del 0,10 por ciento, niveles del otoño de 2016, con lo que ha borrado el efecto con el que había recogido la mejora económica de 2017 y la normalización de la política monetaria del BCE, ahora en 'stand-by')
¿Cómo preparar la cartera para este entorno de desaceleración que puede llegar a desembocar en una recesión? Los analistas, gestores de patrimonios y asesores no se muestran excesivamente pesimistas. César Pérez, de Pictet WM, concede que para el conjunto de este año prevé bajas rentabilidades en renta variable, aunque también opina que este ejercicio puede ser bueno para la gestión activa, como lo fue 2015. Pero avisa de que los mercados financieros son más volátiles y vulnerables. Y apunta que sería necesario que las economías china y europea se estabilizaran en los próximos meses para que los mercados de renta variable mantengan su impulso al alza respecto a los bonos.
¿Qué hacer por geografías?
Víctor Alvargonzález, socio-fundador de Nextep, señala que, dado que esta desaceleración económica global está provocando que la Reserva Federal mantenga sin cambios el precio del dinero, o incluso que en un momento dado los pueda bajar, ello debe ser positivo para la renta variable americana. Además, ésta, según comenta Alvargonzález, cuenta a su favor con una elevada presencia de valores tecnológicos, por los que sigue apostando el experto de Nextep. El riesgo de este escenario, de acuerdo con Alvargonzález, por un lado, es que efectivamente la economía americana entre en recesión; y por otro, que se reacelere, suba la inflación y la Reserva Federal tenga que ponerse otra vez a endurecer la política monetaria.
Para Víctor Alvargonzález no sería una mala idea invertir en Europa. Reconoce que el contexto político a este lado del Atlántico es más turbulento, que las cifras económicas son menos potentes y que no cuenta con el tirón de un sector tecnológico muy innovador. Sin embargo, señala que la política del BCE va a continuar siendo acomodaticia (en su opinión, no va a haber subidas de tipos ni este verano ni el próximo) y apunta también que los mercados europeos están muy baratos: el Eurostoxx 50 se encuentra un 30 por ciento por debajo de sus niveles de 2011.
Además, le gusta la bolsa asiática, debido a que en China el ánimo también es incrementar los estímulos fiscales y monetarios.
Por lo tanto, como conclusión, Alvargonzález se decantaría por un fondo de renta variable global. Y, además, apostaría por renta fija de calidad en la zona euro, debido a que los débiles crecimiento e inflación van a favorecer el buen comportamiento que ya hemos estado viendo en las primeras semanas el año; y asimismo, cree que también puede ser una buena opción de inversión la deuda estadounidense de entre dos y tres años de duración. César Pérez Ruiz coincide en que, con la perspectiva de desaceleración macroeconómica, las rentabilidades a vencimiento pueden ser atractivas en la deuda soberana.
Cuidado con la bolsa
Diego Jiménez-Albarracín, de Deutsche Bank, explica que si bien su entidad no ve recesión ni este año ni en 2020, constata que la desaceleración es evidente en todas las geografías, aunque con algo de mayor virulencia en Europa. La exposición a la bolsa que aconseja está limitada a aquellos perfiles de clientes que puedan asumir el incremento de la volatilidad que se está observando en los mercados. Así pues, en el caso de un inversor moderado, la renta variable apenas pesaría un 30 por ciento. Jiménez-Albarracín añade que las acciones europeas también las tendría infraponderadas (si en una cartera global deberían pesar alrededor de un 30 por ciento, en la que la firma alemana recomienda apenas supondría un 15 por ciento del total). Así, su cartera de bolsa estaría compuesta sobre todo de renta variable americana y emergente (centrada esta última en la región Asia-Pacífico). Y ello porque se trata de zonas que crecen más que Europa y que también tienen mayor posibilidad de registrar revisiones al alza de los beneficios. Además, en el caso de los emergentes asiáticos, comenta que les favorece que la perspectiva de que el dólar se mantenga estable y que China vaya a continuar creciendo por encima del 6 por ciento tanto este año como el próximo.
También Pérez apuesta por los emergentes: «Tras un mal 2018, deben empezar a recuperarse, apoyados en una previsión de crecimiento del PIB real mayor que en desarrollados y divisas baratas. De hecho, la renta variable de emergentes puede volver a ser especialmente interesante en Asia, apoyada en el previsible debilitamiento del dólar». Destaca muy especialmente el mercado indio, donde su banco central ha bajado los tipos de interés y las valoraciones son atractivas.
En Asia, César Pérez también apuesta por Japón: en ese mercado, argumenta, la mitad de las acciones cotiza por debajo del valor contable y el 40 por ciento tienen exceso neto de caja.
En Estados Unidos, Jiménez-Albarracín se inclina por «sectores que no sean refugio», es decir, por el bancario, sobre todo las entidades más cercanas a la banca minorista o los grandes bancos; además, le sigue gustando el consumo discrecional, debido a la fortaleza del mercado de trabajo y a la inflación salarial justa que impide que haya que tener miedo a una Reserva Federal norteamericana muy agresiva con la política monetaria; asimismo, apuesta por el sector industrial, por la ligera recuperación de la actividad manufacturera; además, confía en el sector de las infraestructuras, por el aumento de las obras, no a nivel federal, pero sí estatal; y, por último, sigue favoreciendo al sector tecnológico, sobre todo internet y el software, con títulos como Amazon, Google, Microsoft, IBM o Facebook. Por último, apunta el atractivo del sector salud, que suele hacerlo bien en casi cualquier contexto. Opina, a favor de la bolsa americana, que pueden apoyarla los movimientos de concentración que se están viendo tanto en la banca como en el sector tecnológico.
Aunque la bolsa europea le gusta menos, Jiménez-Albarracín no la excluye y considera que sigue habiendo oportunidades, como en la banca, por valoración; así como en algunas compañías industriales con exposición global; además de en el consumo no cíclico.
Análisis por sectores
En cuanto a los sectores más apropiados para invertir, Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, reflexiona que los que suelen comportarse bien cuando los mercados atraviesan horas bajas, los más defensivos, ya lo han hecho muy bien, ya han subido. Y pone el ejemplo de las 'utilities', que se encuentran en máximos históricos. Mientras tanto, las compañías cíclicas son las que ya han caído. Ello implica, según De Blas, que la desaceleración ya está descontada, aunque no una recesión dura. «Nos hemos vuelto muy extremistas. Ahora, cuando la gente habla de recesión, no se refiere a la posibilidad de que haya dos o tres trimestres de contracción económica, sino que plantea la posibilidad de otro 1929 o de otro 2008. Aunque hay que recordar que además de estos hitos en la historia, hemos tenido recesiones 'normales'», explica De Blas, que apunta que muy probablemente los mercados también tendrían contemplada en sus precios la posibilidad de una contracción modesta de la economía. En un escenario de estas características, De Blas comenta que lo mejor sería rotar: recoger ciertos beneficios en los sectores defensivos que mejor lo han hecho y bien quedarse ese dinero en liquidez, bien buscar valores cíclicos o castigados, como en el sector automovilístico europeo, en el industrial o incluso en el financiero.
Sara Herrando, de Norbolsa, ante la moderación económica europea y global ya arrancó el ejercicio con una cartera equilibrada entre valores cíclicos y defensivos. Y así se mantiene, ante la existencia de numerosos factores de riesgo en el mercado, como la guerra comercial, pendiente de si China y EE.UU. llegan a un acuerdo antes del 1 de marzo, fecha en la que entran en vigor los nuevos aranceles; así como el dictamen de Estados Unidos sobre la industria automovilística previsto para el 17 de febrero y que podría llevar a nuevas tarifas sobre los automóviles europeos; además del Brexit. También plantea la posibilidad de un recorte de las estimaciones de beneficio de las empresas europeas, que aún, dice, están un poco altas. Pero también ve factores positivos en el horizonte, como las medidas que China está adoptando para sostener el crecimiento o la expansión fiscal de la que se habla en Alemania. Herrando, entre los sectores cíclicos, sigue apostando por el de las infraestructuras, puesto que todavía se encuentra en una fase de crecimiento a largo plazo; en banca ha reducido exposición hasta neutral; y continúa invertida en energía. En cuanto a los títulos más defensivos, aconseja los sectores de 'utilities', telecomunicaciones y consumo defensivo.
Nuria Álvarez, de Renta 4, comenta que el escenario central de su firma no pasa por la posibilidad de una recesión. Confía, de hecho, en que una resolución de la guerra comercial haga posible una reaceleración del crecimiento con vistas al próximo año. «La revisión a la baja de las estimaciones de PIB se ha basado principalmente en la guerra arancelaria», afirma Álvarez. En un escenario de mejora de las cifras de PIB, el BCE podría reanudar la normalización de la política monetaria y, por ello, considera que si bien a corto plazo el momentum no es el mejor para el sector bancario, sí opina que se pueden tomar posiciones con vistas al medio plazo (aunque seguirá habiendo volatilidad, el grueso de las revisiones a la baja de expectativas ya se ha producido y es mejor anticiparse a la recuperación, afirma Álvarez). También considera que puede hacerse lo mismo con títulos como Acerinox o ArcelorMittal.
César Pérez lanza una advertencia: «Las acciones de pequeña capitalización pueden entrar en riesgo si las revisiones de beneficios continúan disminuyendo. Hay que tener en cuenta su alto grado de endeudamiento -la diferencia entre deuda neta/beneficios de explotación respecto a la capitalización bursátil, que se ha estado ampliando desde 2015-. De manera que infraponderamos acciones de pequeña capitalización globalmente».
El experto de Pictet WM comenta que las empresas que le interesan son las que tienen poder de fijación de precios y son capaces de soportar la presión sobre los márgenes, con catalizadores de crecimiento y baja deuda. Estas características las cumplen valores relacionados con primeras marcas. Asimismo, afirma que puede ser útil identificar sector por sector las compañías que a lo largo del ciclo han sido capaces de mantener mejor los márgenes. Y no excluiría la inversión en bancos: «Son más seguros porque cuentan con más capital». Aunque prefiere apostar por las entidades financieras a través de su deuda senior. Por último, señala que prefiere compañías que aumentan los dividendos sobre aquéllas con alta rentabilidad por dividendo.
¿Y si la situación se complica?
Si quiere protegerse ante la posibilidad de un entorno recesivo, Luis Lorenzo, de Dif Broker, afirma que, por regla general, todos los activos de renta variable retrocederían, «aunque sí es cierto que históricamente se tienden a comportar mejor ciertos sectores más defensivos y no tan dependientes del ciclo económico». Luis Lorenzo, ante la posibilidad de una caída de la economía, propone varias claves: «El primero de los argumentos sería buscar valores con una fuerte caja, poco apalancados, con poder de maniobra en contextos de recesión y que suelen salir más rápido de los procesos recesivos. Aquí el valor por excelencia es Inditex, con una caja por encima de los 6.000 millones. Con el mismo argumento se encontrarían otros valores como Siemens Gamesa o Técnicas Reunidas». Además, Lorenzo propone diversificar con valores clásicamente defensivos. Aunque advierte de que éstos pueden tener niveles de deuda elevados, como los tipos de interés en un conexto de economía débil permanecerían bajos, no incrementarán sus costes financieros. En este sentido, propone fijarse en valores como Iberdrola o Red Eléctrica. El experto de Dif Broker también cree que otra de las claves sería la liquidez y aconseja incrementar sus niveles para tener la posibilidad de aprovechar las oportunidades que ofreciera el mercado para tomar posiciones en retrocesos.
También Ángel Olea, de Abante, da algunas claves para hacer frente a un contexto recesivo. Asegura que apostaría por la renta fija estadounidense; por el oro; y, en caso de tener que invertir en renta variable, apostaría por la americana y, básicamente, por acciones de consumo estable, como Coca-Cola; además de en firmas europeas, como Nestlé o Danone. «Pero, de momento, no estamos preocupados», afirma Olea.
En los mismos términos se expresa Alexander Londoño, analista colaborador de ActivTrades: «En ciclos de contracción, los inversores buscan activos refugio, los cuales tradicionalmente son de bajo rendimiento, pero en teoría un poco más seguros. Entre estos activos se encuentran el yen, el oro y los bonos soberanos de alta calificación crediticia, como los bonos estadounidenses o alemanes. Durante los ciclos de contracción económica, los inversores también prefieren invertir en el sector de artículos de primera necesidad o en el sector de la salud».
En el mundo de los fondos de inversión, en el caso de que haya una recesión, José María Luna, de Arquia Profim, aconseja productos que invierten en volatilidad o ETF's inversos, así como colocarse muy largo en renta fija, en oro o en dólares.
Con qué fondos sortear la ralentización
En el universo de los fondos de inversión, Amílcar Barrios, de Tressis, comenta que en su firma son positivos con los activos de riesgo, aunque con cierta prudencia. Por un lado, la desaceleración es evidente, pero sin que exista el riesgo de una recesión en ninguna región, mientras que en lo microeconómico, las sorpresas están siendo al alza. Pero, por otro lado, la reducción de estímulos monetarios por parte de los bancos centrales puede seguir generando volatilidad. En todo caso, Tressis favorece la exposición a EE.UU. respecto a Europa. Mientras, en renta fija, se muestra cauto: la deuda europea da escasa rentabilidad y en los bonos en dólares, en caso de no querer asumir el riesgo divisa, el coste de la cobertura se «come» la totalidad del cupón. Por ello, en lugar de fondos de renta fija, en Tressis optan por productos monetarios a modo de colchón.
Quizás los fondos monetarios podrían ser un buen complemento a los globales de bolsa que aconseja Víctor Alvargonzález, de Nextep.
José María Luna, de Arquia Profim, señala, por su parte, que éste no es un escenario malo ni para invertir en renta fija ni para hacerlo en renta variable. «Con crecimiento lento, hay compañías que pueden tener resultados positivos. La clave es la calidad», afirma Luna. En particular, en renta variable se inclina por productos que apuesten por la rentabilidad por dividendo, como, por ejemplo, el Equity Dividend del Banco de Luxemburgo o el Pictet Global Defensive. Además, cree interesantes algunos productos de bolsa europea de estilo valor y que se centren en medianas compañías, como el Valentum. Le gustan también algunos productos especializados en bolsa emergente, como el Robeco Emerging Conservative. Asimismo, cree que hay que echar un vistazo a productos temáticos, como el Janus Henderson Global Life, que se fija en la longevidad.
En cuanto a la renta fija, Luna apuesta que hay tres tipos de fondos que se pueden tener en cartera: en primer lugar, los más oportunistas, los más activos en su gestión, como los de Amirall y los de Buy & Hold; en segundo lugar, los productos que apuestan por deuda europea y americana a medio plazo y menciona el Axa Euro 10 Long Term, el Pimco Total Return y el Franklin Templeton USA Low Duration; en tercer lugar, fondos que invierten en deuda emergente de corto plazo, como el Pimco Emerging Markets Short Term Local Currency.
Luna considera que la liquidez ha de ser tratada como un activo más y para gestionarla aconseja fondos monetarios baratos, con comisiones por debajo del 0,30 por ciento.
Respecto a estrategias de protección, Luna cree que los productos de retorno absoluto no han funcionado para lograrlo: su resultado ha sido bastante decepcionante. Pero salva algún nombre: como el Pentainversión, el Attitude Opportunities o alguno de Pictet.
Los que no descartaría serían los fondos inmobiliarios, como el BMO Real Estate Equity Market Neutral o el Deegrof Petercam Real Estate Europe Dividend.