Italia y Bruselas: el conflicto en ciernes con las elecciones europeas en el horizonte
Los analistas creen que hasta final de año continuará el conflicto entre Roma y Bruselas e incluso apuntan la posibilidad de que en la primavera de 2019 se apliquen sanciones contra Italia.
La volatilidad se ha hecho dueña de los activos italianos. Su prima de riesgo alcanzó los 315 puntos básicos en los últimos días y el ministro de Economía, Giovanni Tria, llegó incluso a plantear la hipótesis de un diferencial en los 500 puntos.
Justo tras las palabras de Tria del pasado martes el 'spread' remitió hasta los 290, aunque se mantenía en récord con respecto a la deuda española, prácticamente en los 200 puntos básicos. La preocupación mostrada por el ministro por la presión ejercida por los mercados y su insinuación sobre una posible rectificación en política económica en caso de que los ataques de los inversores fueran más serios favorecieron esa corrección del 'spread' y el rebote de la Bolsa de Milán, aunque después la inestabilidad global ha terminado por hundirla, como al resto de los parqués mundiales entre este miércoles y este jueves.
Seguramente la batalla que los mercados han planteado contra Italia en particular, al margen de lo que ocurra a nivel global, no ha terminado y volveremos a ver nuevos episodios de volatilidad centrada en Piazza Affari y en el bono italiano. Quizás, el próximo lunes, cuando el Gobierno italiano presente sus presupuestos en Bruselas y, a continuación, a medida que el Ejecutivo comunitario se vaya pronunciando sobre las cuentas del país. O cuando las agencias de rating se manifiesten sobre la situación de sus finanzas públicas y, probablemente, le bajen la calificación crediticia.
¿Qué puede hacer Italia para reducir la presión de los mercados? Tria dijo que su Gobierno quiere que la deuda pública italiana mejores y vuelva a reflejar los fundamentales de su economía y que ello lo pretende conseguir explicando a los inversores los presupuestos del país. ¿Será eso suficiente? Posiblemente, a corto plazo, no.
Los expertos de Deutsche Bank auguran un escenario de conflicto entre el Gobierno de Roma y la Comisión Europea, porque no creen que las posibles actuaciones que pueda adoptar el Ejecutivo comunitario desemboquen en un cambio de dirección del Gobierno de Matteo Salvini y de Luigi di Maio. La lógica del conflicto no gusta nada en las mesas de contratación de las entidades financieras. Y las ventas de activos italianos y la beligerancia de la Comisión es muy probable que se retroalimenten, como hemos visto en demasiados episodios anteriores de esta crisis interminable.
Una posible tregua hasta la primavera
Aunque, pese a todo, pese a esa ausencia de enmienda en el Ejecutivo italiano, los analistas del banco alemán opinan que la Comisión no activará la acción correctiva hasta la primavera. Y ello lo valoran como un buen escenario, ya que daría al Ejecutivo italiano la oportunidad de probar si su plan puede servir para impulsar el crecimiento económico doméstico. La cotización en el mercado secundario de la deuda pública del país podría convertirse en un termómetro para medir la posible fe de los inversores en que un mayor déficit redunde en un mayor crecimiento económico.
De todas formas, ese escenario no está del todo claro. Y puede seguirse otra secuencia. Así, un posible hito que puede poner nervioso al mercado podría ser que la Comisión, tras el 15 de octubre en que Italia debe mandar sus presupuestos a Bruselas, le pida un documento rectificado al Gobierno. Si los de Salvini y Di Maio no lo remiten en un plazo de tres semanas, entonces se podría activar el procedimiento de déficit excesivo a finales de año. En todo caso, a finales de octubre ya sabremos si Bruselas adopta una posición dura contra Italia, o no. Si el Ejecutivo comunitario opta por una posición más moderada, se esperaría hasta la próxima primavera, cuando se conozcan los datos oficiales de deuda y déficit, para activar el proceso sancionador.
Janwillem Acket, economista jefe de Julius Baer, afirma que el 30 de noviembre la Comisión Europea dará su veredicto final sobre el presupuesto italiano. No descarta una solución acordada 'in extremis' en la Cumbre europea del 13/14 de diciembre. En caso de que el diálogo se rompa, añade Acket, entonces en la cumbre comunitaria de junio del año que viene se establecerían las sanciones contra Italia, algo que nunca antes ha ocurrido en la Unión Europea.
Con este escenario, Acket cree que sí es posible contemplar un periodo convulso hasta las navidades. Aunque también plantea la posibilidad de que finalmente el Gobierno italiano se rinda por la reacción de los mercados (¿porque la prima de riesgo del diez años italiano pueda alcanzar los 500 puntos?). Esta reacción de los capitales internacionales, dice Acket, será la que determine un acuerdo entre Italia y Bruselas. Los expertos de Deutsche Bank también consideran que, para evitar o reducir el potencial conflicto, Italia podría optar por mostrar un plan de crecimiento más creíble incluyendo reformas, algo que por el momento se antoja improbable.
De acuerdo con los expertos de Deutsche Bank, sí es bastante relevante qué actitud adopte la Comisión Europea, si más dura o más relajada. Ello tendrá consecuencias: por ejemplo, en caso de que Italia necesite ayuda del mecanismo europeo de estabilidad o del Banco Central Europeo; y, asimismo, podrían surgir dudas respecto a qué tipo de ramificaciones podría tener el conflicto para la integración de la zona euro.
Las elecciones al Parlamento Europeo en el calendario
No hay que olvidar que, de iniciar la Comisión un proceso contra Italia en la primavera, esta actuación tendría lugar en fechas muy cercanas a las de las elecciones europeas, puede que previas, puede que posteriores.
En el caso en que se actúe previamente, ¿qué consecuencias tendría en el voto eurescéptico o, directamente, eurófobo? Precisamente, según apuntan los expertos de Deutsche Bank, los líderes italianos están preparados para extender el conflicto con Bruselas para capitalizarlo en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019. Salvini ya ha manifestado que quiere unir a los partidos nacionalistas y populistas europeos y Di Maio ha afirmado que confía en que el resultado de los comicios derive en un cambio tan importante en la relación de fuerzas que lleve a transformar las reglas fiscales de la zona euro.
En todo caso, de fondo, como señalan en Deutsche Bank, lo que preocupa, tanto en los mercados como en las instituciones comunitarias, es si el Gobierno italiano está buscando incrementar el crecimiento, pero a costa de poner en cuestión la sostenibilidad de la deuda a largo plazo. Y, al margen del ruido político que pueda provocar volatilidad, eso es lo que verdaderamente tiene el poder de mover el precio de los títulos italianos, de incrementar la prima de riesgo de la deuda del país, con mayor persistencia, de forma más sostenida, de forma más peligrosa para la propia evolución del PIB de Italia.
En este sentido, desde ING, Paolo Pizzoli comenta que el escenario de avance del PIB planteado por el Gobierno italiano es demasiado optimista: los multiplicadores aplicados al crecimiento del gasto son muy elevados, teniendo en cuenta que el aumento del déficit va a destinarse sobre todo a pensiones, transferencias y sólo una pequeña parte a inversión pública. "En este punto, hay poca evidencia de que las medidas impliquen un incremento del crecimiento potencial", afirma Pizzoli, Además, el posible impacto positivo puede verse ensombrecido y anulado por el impacto negativo de las subidas de los costes de financiación.