Japón: en máximos de 27 años y aún con potencial
La bolsa japonesa se ha convertido en una de las más rentables en un año muy complicado. Los expertos hablan de las claves de su buen hacer y de sus perspectivas.
El índice Nikkei de Tokio gana un 6,5 por ciento este año y, con ello, es uno de los más rentables índices bursátiles, sólo por detrás de los de Wall Street. Con este 2018, ya serían siete los ejercicios consecutivos de avances para el indicador nipón, periodo en el que ha casi triplicado su valor. Con esta evolución, se encuentra en máximos de los últimos 27 años.
¿A qué obedece su buen comportamiento?, ¿por qué después de seis años seguidos de ganancias es capaz de sumar uno más? Soichiro Matsumoto, responsable de estrategia para Japón y director de inversiones de la oficina de Asia-Pacífico de Crédit Suisse, argumenta que en el segundo trimestre la economía nipona fue capaz de crecer a un ritmo anualizado del 3 por ciento, gracias a la significativa contribución de la inversión empresarial y a la continua mejora de su mercado laboral. Aunque Matsumoto reconoce las dudas que existen respecto a si las inversiones del sector de la construcción en particular continuarán el próximo año, debido a que gran parte de ellas están ligadas a las Olimpiadas de 2020 y éstas tocarán techo este año.
Los expertos de Pimco señalan que para el año que viene esperan un crecimiento del PIB de entre el 1 y el 1,5 por ciento, lo que supondría un ritmo más reducido que el que vemos ahora. Pero contaría con el respaldo de un mercado laboral fuerte y una política fiscal acomodaticia. Aunque, respecto a la inflación, prevén que la subyacente avance de forma moderada hasta situarse entre el 0,5 y el 1 por ciento, es decir, muy por debajo de la ambiciosa meta del 2 por ciento. Con ello, Pimco, si bien no espera que el Banco de Japón suba los tipos, sí avanza una discreta reducción de las compras de deuda que ayudaría al sector financiero.
Stefanie Mollin-Elliot, de Unigestion, destaca como aliada de las acciones japonesas la depreciación del yen. Paco de Haro, responsable de divisas de Citi en España, precisa que la divisa nipona se encuentra en mínimos anuales contra el billete verde, debido a la relativamente moderada respuesta de China a los nuevos aranceles comerciales impuestos por Estados Unidos; y a la divergencia monetaria entre una Reserva Federal que sigue subiendo tipos, y un Banco de Japón que mantiene una postura muy 'acomodaticia'. «Esta situación ha vuelto a incitar el famoso 'carry trade', empleando el yen como moneda de financiación», afirma De Haro. Este experto apunta que, aunque la velocidad de la depreciación del yen ha pillado al mercado desprevenido, ello no impide que se sumen ahora apuestas por una corrección mayor. Ésta es una cuestión que los inversores han de tener en cuenta si apuestan por la bolsa japonesa: las posibles plusvalías generadas por la subida del precio de las acciones pueden verse reducidas o anuladas por la pérdida de valor de la divisa, si no se cubre este riesgo, lo que tiene coste.
¿Desaceleración?
¿El comportamiento del yen puede hacer pensar en que la economía japonesa se desacelera ya? De Haro señala que el último Tankan, que mide la confianza empresarial, y que se colocó por debajo de las expectativas, ha sido un factor que ha incidido en la caída de la moneda. Pero Jesper Koll, director de WisdomTree en Japón, opina que el deterioro del Tankan se puede atribuir a las malas noticias que hubo sobre la guerra comercial durante el mes de septiembre.
En todo caso, el mercado valora bien la posición japonesa en la guerra comercial. Shinzo Abe, el primer ministro nipón, está siendo muy hábil con su posición ante el conflicto arancelario. Esto último porque, como destaca Koll, ha trabajado para hacerle creer a Trump que está ganando: ha aumentado las importaciones de bienes agrícolas americanos; ha elevado el gasto en defensa; y podría participar con financiación en el programa 'America One Belt'.
Aunque no hay que descartar una mayor beligerancia de la Administración Trump contra Japón. Así lo apunta Álex Fusté, de Andbank: la prensa local ha publicado que el país asiático se prepara ante la posibilidad de que Trump, ante las elecciones legislativas de noviembre, convierta a Japón en el siguiente objetivo de su cruzada contra el déficit comercial.
Para entender la buena marcha de la bolsa japonesa, además de los progresos económicos, hay que tener en cuenta también la reelección de Shinzo Abe como líder de su partido, lo que asegura en principio su permanencia al frente del país hasta 2021, convirtiéndose en el primer ministro japonés con un mandato más largo desde la Segunda Guerra Mundial. Stefanie Mollin-Elliot, de Unigestión, da por seguro su triunfo en las elecciones generales que tendrán lugar el 18 de diciembre o antes de esa fecha.
Ello, de momento, ha sido muy bien acogido por el mercado porque, como resalta Thuy Van Pham, de Groupama AM, confirma la continuidad del programa económico y social que puso en marcha en diciembre de 2012, cuyo objetivo era sacar al país de la deflación y restaurar el crecimiento. Ahora, como comentan desde Nomura, se espera que el Gobierno japonés anuncie un nuevo paquete presupuestario expansivo en octubre y posiblemente otro en diciembre.
La intención de Abe tras haberse reforzado en su partido también es cambiar la Constitución, pero de acuerdo con Govinda Finn, de Aberdeen Standard Investments, poner en marcha la modificación tiene riesgo: «Abe tiene capital político para revitalizar Abenomics. Si el juego de la reforma constitucional sale mal, entonces sus planes -económicos o de otro tipo- se romperán en pedazos. El primer ministro Abe haría bien en rebajar sus objetivos hacia algo más modesto, pero alcanzable». Y Finn señala, además de la necesidad de revitalizar Abenomics, porque la guerra contra la deflación, en su opinión, no está ganada; la de revisar el sistema fiscal, que se ha vuelto incompatible con su demografía, lo que demuestra el hecho de que sus ingresos han caído por debajo de la media de la OCDE.
Aún con potencial
Junto con el posible impulso fiscal que la economía nipona podría registrar, Koll también prevé revisiones al alza en las perspectivas de beneficio de las empresas, lo que puede dar un mayor fuelle al mercado japonés a partir de que las empresas empiecen a presentar sus cuentas trimestrales, en un par de semanas. En este sentido, Nobuhiko Kuramochi, de Mizuho Securities, afirma que la bolsa japonesa aún tiene potencial, ante las buenas perspectivas de beneficios y las aún ajustadas valoraciones. Así, afirma que el Nikkei podría alcanzar los 25.000 puntos a principios de noviembre.
Yasunori Iwanaga, director de inversiones de Amundi Japón, resume: el mercado japonés es atractivo en términos de valoración y las previsiones de beneficio están mejorando gradualmente. Además, añade que se está produciendo una rotación desde los mercados emergentes, debido a la apreciación del dólar y a los temores de contagio de las crisis argentina y turca, mientras que, después de la reelección de Abe, el japonés se muestra como un mercado estable a los inversores internacionales. Iwanaga agrega que no habría que subestimar los cambios de largo plazo que están produciéndose en la gobernanza de las empresas, que están traduciéndose en mejoras de eficiencia y de rentabilidad (el ROE, que mide la rentabilidad del capital, ha alcanzado el 10 por ciento). «El 'momentum' debería continuar teniendo en cuenta que cada vez más compañías están escuchando al mercado de capitales», asegura Iwanaga.
Matsumoto explica que desde el pasado mes de febrero está neutral en las acciones japonesas en contraste con las globales, que tiene sobreponderadas respecto al resto de clases de activos. Cree que el mercado global va a continuar haciéndolo bien en los próximos tres-seis meses y que el japonés le seguirá. Este experto añade que el fuerte repunte de las acciones japonesas en las últimas tres semanas se debe a que se habían quedado rezagadas desde junio. Ahora considera que el mercado nipón se podría moderar para alinearse con la evolución de los mercados de acciones globales.
En definitiva, como sintetiza Álvaro Antón Luna, de Aberdeen Standard Investments: «Aunque el Nikkei ha experimentado un fuerte crecimiento muy recientemente, aún es demasiado pronto para tomar beneficios por los buenos fundamentales de Japón, como el gobierno corporativo y el ciclo de capex, que dan soporte al mercado».
Miyuki Kashima, de BNY Mellon AM, añade, a favor de las acciones niponas, que están infravaloradas: no han subido tanto como han crecido los beneficios. Y a ello acompañan una macro positiva, una menor dependencia de las exportaciones de lo que se puede pensar, estabilidad política, crecimiento de salarios y financiación bancaria disponible.
¿Qué empresas?
De momento, el tipo de compañías que tiran al alza del Nikkei no son los «sospechosos habituales», es decir, las más exportadoras, sino las más defensivas, como el sector 'retail' o 'farmas', con nombres como Fast Retailing, FamilyMart UNY Holdins o Eisai. Mollin-Elliot, precisamente, ve el potencial del mercado japonés justo en las compañías exportadoras, debido a que cree que hay margen para que reduzcan el diferencial con el que cotizan respecto a las empresas más domésticas: las exportadoras cotizan a 11-12 veces beneficios, mientras que las empresas más ligadas a la economía interna tienen un per (precio entre beneficio) de 20 veces.
La experta de Unigestion comenta que sus acciones favoritas son las de consumo básico, incluyendo bebidas, supermercados y aeropuertos, así como las energéticas. Iwanaga se inclina por maquinaría y tecnología, porque son los sectores que deberían beneficiarse del crecimiento de la inversión empresarial para incrementar la productividad y sustituir a la mano de obra. Matsumoto apuesta también por las tecnológicas, debido a que han estado haciéndolo peor este año, lo que implica que cotizan a unas valoraciones muy atractivas. Destaca, en particular, el subsector de las tecnologías de la información, por la ventaja competitiva del país en esta actividad. Por último, la cartera de Antón Luna estaría concentrada en bienes de consumo, industrial, materiales básicos, salud y tecnología.
Los riesgos
Mollin-Elliot no obvia los riesgos a los que se enfrenta ahora el mercado japonés: un impacto negativo de la guerra comercial, sobre todo en el sector automovilístico; que la inflación no tienda al 2 por ciento y las compañías no se sientan con fuerza para subir precios; y que esto último conlleve una contracción de márgenes debido a que las empresas no tendrían manera de compensar las subidas salariales que sí se están produciendo. A ello Iwanaga añade el posible impacto negativo que pueda tener la subida del impuesto al consumo, aunque el Gobierno tiene la intención de tomar las medidas necesarias para mitigar sus consecuencias.
Matsumoto, además de apuntar esto último también, señala que los riesgos del mercado japonés tienen que ver con que tanto la bolsa como los beneficios empresariales tienen una elevada correlación con la economía global. Por lo que los riesgos a los que se enfrenta la economía global, como una cruenta guerra comercial, serían negativos para las inversiones en Japón. De todas formas, Álvaro Antón Luna señala que si bien los riesgos de Japón son los mismos que acechan al conjunto de los mercados, Japón está más preparado y ofrece mejor refugio: «Lleva veinte años en crisis y es capaz de gestionarla mejor que sus comparables».