La economía y Wall Street después de las 'midterm' americanas

Los analistas esperan que la Bolsa americana recupere posiciones tanto por la estadística histórica que apunta que después de las elecciones legislativas las acciones lo hacen bien como porque confían en los buenos fundamentales de las acciones.

"Desde una perspectiva de mercado, fue probablemente el mejor resultado que uno podría esperar", comenta el equipo de análisis de DWS sobre las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos en que los demócratas recuperaron la mayoría en la Cámara de Representantes y los republicanos mantuvieron el control del Senado. "Las reacciones del mercado han sido reducidas, a excepción de un corto fortalecimiento del dólar cuando brevemente pareció que los republicanos podrían ser capaces de mantener el control de la Cámara de Representantes", continúa. 

Un contundente triunfo republicano podría haber inmediatamente despertado la especulación de un mayor déficit provocado por nuevas bajadas de impuestos, lo que hubiera llevado a un dólar más fuerte y a tipos de interés más altos en los bonos. También hubiera sido de ayuda, continúan los analistas de DWS, para la bolsa que los republicanos hubieran barrido en las dos cámaras, pero sólo a corto plazo: a largo probablemente habría elevado los riesgos de sobrecalentamiento en la economía y habría puesto más presión en los mercados emergentes. 

Pero, a juicio de David P. Kelly, jefe de estrategia global de JP Morgan, este resultado mixto, es decir, con los demócratas controlando la Cámara y los republicanos, el Senado, "aumentará las posibilidades de que la economía de Estados Unidos se ralentice a partir de 2019, con un efecto potencialmente adverso sobre las rentabilidades de los bonos y el dólar y, posiblemente, sobre la renta variable de Estados Unidos". 

Para Thomas Costerg, Jacques Henry y Wilhelm Sissener, economistas de Pictet WM, el mayor riesgo de un Congreso dividido es que aumente la confrontación política y la incertidumbre: "El principal riesgo es una escalada de la hostilidad, sobre todo respecto a presupuestos. Dadas las tácticas de negociación de Trump, los acuerdos, si los hubiera, probablemente serían de última hora". Hay cierta coincidencia entre los analistas en que podría ser posible un acuerdo para aumentar el gasto en infraestructuras, pero probablemente será imposible que republicanos y demócratas pacten otro recorte de impuestos después del que Trump sacó adelante gracias al control que antes de las elecciones del pasado martes tenía de la Cámara de Representantes. 

Kenneth J. Taubes y Paresh Upadhyaya, de Amundi, añaden que el mayor riesgo para los mercados financieros de estas elecciones, una derogación de ese plan fiscal de Trump, es extremadamente improbable, ya que los demócratas no tienen una mayoría a favor del veto en ninguna de las dos Cámaras. 

Paras Anand, de Fidelity, cree que, aunque no a corto plazo, considera que a medida que nos adentremos en 2019 podríamos ver el resultado electoral "como un nuevo impulso al crecimiento interno". Y argumenta: "Con el foco de los dos partidos puesto en la necesidad de inversión en infraestructuras nacionales, resulta plausible que la postura de los demócratas sobre el déficit presupuestario pase de oposición (a las rebajas de impuestos) a expansión (gasto en carreteras, hospitales, aeropuertos). Cualquier avance en este sentido daría un nuevo impulso al conjunto de la economía, seguiría tirando al alza de los salarios en un mercado laboral que ya registra tensiones y podría cuestionar las expectativas actuales sobre los movimientos de la Fed el año próximo". 

¿Qué harán los mercados a partir de ahora?

De acuerdo con los expertos de Amundi, hablando de mercados, consideran que éstos se verán conducidos por las perspectivas que vaya habiendo respecto a la legislación en cuestiones clave. Y, probablemente, la más relevante, como se puede intuir, sea la fiscal. De esta manera, detallan: "Los mercados de renta fija podrían sufrir cierta presión si el Presidente y el Congreso aprueban un nuevo programa fiscal de estímulo; sin embargo, esperamos que las rentabilidades se mantengan alrededor de los niveles actuales en los próximos meses. En el caso de la renta variable, el precedente histórico es un menor rendimiento del mercado antes de las elecciones de mitad de mandato, recuperándose luego hasta finales de año. Esperamos que esta tendencia se confirme. Después de estas elecciones, de cara a 2019, los mercados de renta variable se centrarán más en los fundamentales, como en la sostenibilidad de los beneficios. Las perspectivas siguen siendo positivas para la renta variable americana en 2019, pero con un fuerte enfoque en la selección a medida que madura el ciclo económico y financiero". 

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Echando mano también a las estadísticas históricas, los expertos de Julius Baer señalan que desde 1928, la subida anual media coincidiendo con periodos de presidencia republicana y Congreso dividido ha sido de un 12 por ciento. Y, de hecho, la firma espera que las acciones americanas continúen recuperándose de las pérdidas experimentadas en las semanas anteriores. Y también optimista es Jeff Schulze, director de estrategia de Clearbridge, filial de Legg Mason, que considera que el S&P 500 debería continuar al alza en lo que queda de año y también en 2019, aunque advierte de la posibilidad de episodios de volatilidad ante posibles riesgos de cierre de la administración o el techo de deuda. 

¿Qué pasará con la guerra comercial a partir de ahora?

Pero no hay que olvidar la cuestión comercial. Y el análisis de Kelly es el siguiente: "La repercusión de los resultados de las elecciones sobre la política comercial de EE.UU. todavía es incierta y esto tendrá un peso importante sobre el comportamiento de la renta variable global". Como a lo largo de los años el Congreso ha ido cediendo mucha autoridad sobre comercio al Ejecutivo, el presidente tendrá libertad para aplicar una estrategia más agresiva sobre el comercio con China, si así lo decide. En este sentido, Kelly reflexiona: "La cuestión crucial es si querrá llegar a un acuerdo con Xi Jinping o no. Aunque continuar con la retórica dura sobre el comercio no va a perjudicarle políticamente de forma directa, sí dañará a la economía global y a la de EE.UU., lo que podría dejarle más vulnerable en 2020 (cuando se celebran las elecciones presidenciales). Es posible que también calcule que, si llega a un acuerdo con China, podría afirmar que ha conseguido un resultado mejor que ningún otro presidente de EE.UU. podría haber logrado, y seguiría teniendo muchos elementos a los que culpar si algo va mal en la economía: a los demócratas en el Parlamento, a los inmigrantes ilegales y, cada vez más, a la Reserva Federal". 

Para Kelly, la cuestión comercial es la gran incertidumbre a la que se enfrentan tanto la economía global como la inversión: "Si 2019 llega con una importante escalada de la tensión comercial con China, sin solución a la vista, sería algo muy negativo para los valores de EE.UU. y globales y podría llevar a una subida del dólar y a tipos de interés más bajos. Si, por el contrario, el presidente cierra un acuerdo con China, el entorno de inversión sería una ralentización del crecimiento en EE.UU. en relación con el resto del mundo, debido a la falta de más estímulos y a la escasez de trabajadores. En este entorno, es posible que los valores de fuera de EE.UU. recuperaran la ventaja que tenían en 2017 y perdieron después, cuando la economía americana experimentó un fuerte, aunque temporal, aumento del crecimiento". 

Respecto a posibles escenarios que puedan poner en cuestión la presidencia de Trump, Oliver Marciot, de Unigestion, comenta que la probabilidad de un impeachment de Trump es baja.

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