La libra castiga también al Ibex... ¿entramos o esperamos?
Desde el referéndum británico del 23 de junio, la libra esterlina ha caído cerca de un 15 por ciento frente al euro y al dólar. Con él, varios valores españoles no se libran de un efecto negativo en sus resultados financieros. Preguntamos a los expertos p
Haber evitado cualquier exposición al FTSE 100 ante la victoria del «Brexit» podría parecer la estrategia más lógica. Igual la más acertada ha sido repensar las inversiones en el mercado español. La libra esterlina no había estado tan barata desde 1985, una pérdida de poder adquisitivo para el consumidor británico, pero también para muchas cotizadas del Ibex-35. Tres de las «grandes» reportan más de un tercio de sus beneficios proceden de Reino Unido: IAG -vía British Airways-, Ferrovial -vía su 25 por ciento en Heathrow y su filial británica Arney- e Iberdrola -vía Scottish Power. No son las únicas. Banco Santander ha rebajado del 12 al 8-10 por ciento su objetivo de rentabilidad en el mercado inglés para 2018; Telefónica aún tiene prevista la venta de O2, su filial británica; y el Sabadell pagó recientemente 1.700 millones de euros por TSB. ¿Es suficiente para huir de estos valores o han surgido oportunidades?
«El 'Brexit' tiene tres implicaciones para las cotizadas: la divisa, el crecimiento económico de Reino Unido y los costes de financiación para las empresas», explica Rafael Hurtado, profesor de CUNEF. Dicho esto, no es sencillo cuantificar los efectos negativos y cómo debe influir en la cotización recalca el profesor. Porque aunque no tengan activos directamente en las fronteras inglesas, los coletazos secundarios pueden llegar. Por ejemplo, a Hispania, cuyo negocio tiene una fuerte dependencia del turismo británico a través de sus hoteles en enclaves populares como las Islas Baleares y Canarias. O, como apunta Fernando Hernández, de Andbank, a Vidrala, cotizada española del mercado continuo que tiene una exposición de alrededor de un 40 por ciento de su negocio en Reino Unido a través de Encirc, fabricante de envases de vidrio para el sector de alimentación y bebidas británica, adquirida a principios de 2015 por 400 millones de euros.
IAG, blanco del castigo
Donde se juntan los tres factores que disparan las alertas es en IAG, en eso coinciden los cuatro expertos. «La están cascando como están cascando al sector porque realmente no producen nada, principalmente trasladan aviones de un lugar a otro», explica Hernández. El cliente británico probablemente se verá desincentivado a viajar si su moneda es más débil, apunta el analista. Ahora bien, ¿es justa una caída del 40 por ciento desde la victoria del 'Brexit'? Algunos no lo ven. A 4 euros, Hernández no vendería, pero es que hay incluso quienes a esos precios están comprando. Es el caso de la gestora española Gesconsult. «Tomamos la decisión de mantenernos alejados de compañías que pudieran sufrir con un resultado negativo, pero hemos comenzado a construir una posición en IAG», cuenta Diego Salvador, analista de renta variable de la firma.
El efecto en su cotización les parece sobredimensionado. La comparación de los beneficios interanuales será negativo, por un cúmulo de malas noticias: además de la subida de los precios del petróleo y un debilitamiento fuerte de la libra hay que tomar en cuenta una demanda más floja por el repunte del terrorismo. Esto empuja a una guerra de precios hacia finales de año que ya estamos viendo en compañías low cost como Easyjet. Además, la capacidad está creciendo, pero no a la suficiente velocidad como para contrarrestar la caída de los precios. Si se esperaba un incremento interanual en el cuarto trimestre del 9 por ciento para el mercado europeo, ahora la cifra ha bajado al 6. «Demasiado para los volúmenes que van a haber», ve Salvador. Según cálculos propios del experto de Gesconsult, el impacto de la depreciación sobre la cuenta de resultados de IAG será de unos 100 millones sobre el EBIT. «No es un impacto devastador», ve. Con los múltiplos «muy, muy bajos», con un equipo gestor muy bueno y con un coste por kilómetro competitivo, lo ven como una oportunidad.
No debe ser determinante
«Que la divisa se deprecie es negativo, sí. ¿Puede afectar? Sí. ¿Es determinante? No», sentencia Nuria Álvarez, de Renta 4. Hernández está de acuerdo. No tiene tan claro que para Ferrovial vaya a ser un hándicap tan grande. «Cuando lo traen a valor contable en euros evidentemente les perjudica, pero más allá de lo que es la contabilización propia de las divisas no debe preocupar tanto su negocio», defiende. Al final es una firma de concesión; lo que les afectaría más es una recesión británica. También a Banco Santander, ve Álvarez. Ha revisado sus previsiones del PIB de Reino Unido para 2017 de, 2,3 al 0,7 por ciento. A esto se le une una expectativa de que el Banco de Inglaterra mantenga los tipos al 0,25 hasta 2018 y un incremento de la tasa de paro. Todo esto se traduciría en menores márgenes y una necesidad de mayores provisiones. La clave será vigilar la tendencia de crecimiento o no de beneficios en moneda única. Recordamos, cuantificar los efectos de la divisa es difícil. Como cifra concreta, Hernández apuntaría a un 10-15 por ciento de descuento para empezar a hablar de condiciones iguales si se está comparando modelos de negocio similares. Pero la clave sigue siendo «comprar algo que esté barato».