La lira turca rebota un 6%, pero el Ibex-35 encadena otro descenso que lo deja pegado a los 9.500 puntos
Aunque los activos turcos han tenido un día de tregua, los índices bursátiles europeos no se han sumado al rebote: continúa la inquietud sobre las consecuencias de la crisis del país euroasiático.
El Ibex-35 comenzaba la jornada en verde, marcando los 9.580 puntos. Pero a partir de las diez de la mañana, el índice comenzó a perder fuerza, para estabilizarse en los niveles de cierre de la sesión anterior. Así, en tablas, se mantuvo entre las once de la mañana y las dos y media de la tarde. Entró claramente en números rojos a partir de las tres. Al cierre, el índice daba un último cambio en los 9.507 puntos, lo que supone un descenso del 0,25%.
En el resto de Europa también dominaron unas discretas pérdidas: el PSI-20 de Lisboa retrocedió un 0,59%, mientras que el Ftse Mib de Milán bajó un 0,30%, y el Cac 40 francés, alrededor de un 0,15%. El Dax alemán terminó el día prácticamente plano. Los indicadores del Viejo Continente ya encadenan tres sesiones consecutivas de descensos a cuenta de la crisis turca.
Porque, de nuevo, la atención estuvo centrada en Turquía. En la jornada de hoy vimos una distensión importante en los activos turcos que no se recogió en las plazas del Viejo Continente. Al cierre de la sesión, la lira turca rebotaba un 6,2% frente al euro. Y, junto a la esta divisa recuperaron posiciones también otras monedas emergentes que habían sufrido por contagio en las dos sesiones precedentes. Así, el peso argentino avanzaba un 2,5%, el rublo ruso, un 2,4%, y el rand sudafricano, un 1,85%.
Al mismo tiempo, se producía una corrección en los tipos de los bonos emergentes. El interés de los títulos turcos a diez años y en moneda local retrocedía desde el 21,25% hasta el 20,35%. Y movimientos importantes y en la misma dirección, aunque de menor dimensión, vimos en Brasil o Sudáfrica.
Pronto para fiarse de la distensión
Pese a estos aparentes buenos números, las tensiones continúan en Turquía. Y por eso los inversores no se fían y han preferido no aprovechar los últimos recortes para retomar posiciones a precios más atractivos. Los cazadores de gangas (si las fueran) se hacen esperar.
Muestra de los problemas existentes, por ejemplo, que el presidente del país, Recep Tayyip Erdongan haya anunciado hoy que su país boicoteará los productos electrónicos estadounidenses. Las tensiones diplomáticas y económicas entre Turquía y Estados Unidos no se resuelven. Al contrario. Y las dificultades económicas del país euroasiático también persisten, porque son estructurales y se agravan en esta coyuntura. Como explica Witold Bahrke, de Nordea AM, "en esencia, el motivo de la crisis en Turquía se debe a un elevado déficit por cuenta corriente y a la dependencia del capital externo. A los mercados esta situación les resulta indiferente siempre y cuando los niveles de liquidez sigan siendo elevados, pero reaccionan de forma adversa cuando la liquidez a escala mundial disminuye por la subida de los tipos de interés, la reducción del balance de la Fed y la apreciación del dólar". A ello se suman, además, las "serias dudas" sobre la capacidad de los responsables políticos para analizar y gestionar correctamente la tempestad que se ha gestado. Por ello, a tenor de la opinión de este experto, es mejor no fiarse de la distensión que se ha observado hoy en el mercado turco. En su opinión, los obstáculos en el plano de la liquidez difícilmente van a remitir en el corto plazo, por lo que aconseja prudencia con los activos de riesgo.
Y ello es coherente con el hecho de que los bancos europeos no se han sumado con decisión al rebote de la lira. Ni los del Ibex-35 ni los del Eurostoxx 50. Ello hace pensar que continúa pesando la incertidumbre sobre las consecuencias de la crisis turca, sobre posibles impagos y pérdidas. Aunque, en este sentido, como explican los expertos de JP Morgan, "la exposición global de los bancos europeos a Turquía es bastante limitada". A ello hay que sumar que "los bancos europeos se encuentran en una posición financiera mucho más sólida que la de hace algunos años. Los ratios de capital Tier 1 de los bancos europeos han aumentado del 10% en 2012 a más del 15% en 2018, lo que significa que estas entidades pueden afrontar los problemas financieros turcos". De ahí que la firma estadounidense concluya: "Cabe afirmar que el riesgo de que un contagio de Turquía desestabilice a los mercados financieros en general por el canal bancario es bastante reducido".
Como sintetizan los expertos de DWS, si bien el nerviosismo en los mercados puede continuar, el contagio económico será limitado.
En el sector financiero sólo se salva Bankia
Así, entre los bancos del selectivo español, el único que cerró al alza fue Bankia, aunque sólo sumó un 0,03%. BBVA cerró con un recorte del 0,09%. Santander, por su parte, se dejó un 0,26%, Bankinter, casi medio punto porcentual, y CaixaBank y el Sabadell, alrededor de un 1,20%.
Aunque el peor valor del día en el Ibex-35 fue Mediaset, que se hundió un 4,39%, seguido de Dia, que se dejó un 3,41%. Mientras, Merlin Properties y Meliá cayeron más de un 1%.
En verde, Cie Automotive fue el valor más rentable, con una subida de casi un 3%. Le siguió Ferrovial, con un avance del 1,14%. A continuación, IAG, que sumó un 0,98%.
En el Eurostoxx 50, algunos bancos volvieron a situarse entre los diez peores valores del día, como Intesa SanPaolo y Société Générale. Y con pérdidas cerraron también Deutsche Bank, BNP Paribas e ING.
Pero en Wall Street sí se imponían los números verdes. Los principales indicadores ganaban entre un 0,5% y un 0,7%. Si en los últimos días la crisis turca a la Bolsa americana le ha afectado menos, hoy ha podido aprovechar su distensión.
El euro sigue a la baja
Algo que también siguió ocurriendo fue la depreciación del euro frente al billete verde. Al cierre de la sesión, el euro cedía un 0,55%, hasta el nivel de 1,1348 unidades, su nivel más bajo en trece meses.
En el mercado de materias primas, ligero repunte del oro, que subió un 0,14%, avance insuficiente para recuperar los 1.200 dólares. El barril de Brent, de referencia en Europa, cedió un 0,43%, hasta los 72,30 dólares, mientras que el barril de West Texas, de referencia en Estados Unidos, se encontraba plano al cierre de la sesión europea en el entorno de los 67,2 dólares.