La pastilla anti Covid-19 de Merck Sharp & Dohme desarma a las farmacéuticas de las vacunas

Las expectativas de que Merck se coma el pastel de los ingresos por la lucha contra el coronavirus provocan fuertes caídas en bolsa de las farmacéuticas implicadas en las vacunas

Las acciones de los principales fabricantes de vacunas contra el coronavirus recibieron un golpe final para rematar una mala semana. La pastilla que desarrolló Merck Sharp & Dohme (MSD) contra el Covid-19 tiene una eficacia del 50 por ciento para prevenir muertes y hospitalizaciones.

La propia MSD cotizó la noticia con alzas del 12 por ciento en Wall Street, prácticamente el mismo porcentaje que se desplomaban los títulos de Moderna.

Tampoco fue una buena tarde para Biontech, el socio alemán de Pfizer, cuyos títulos se hundieron el 10 por ciento. Algo mejor les fue a Pfizer y a Astrazeneca, que perdían algo menos del 2 por ciento.

Entre los fabricantes que están desarrollando una vacuna pero aún no ha llegado al mercado, las cosas tampoco fueron mucho mejor: Novavax y Curevac cotizaron con caídas del 5 por ciento.

Solo Moderna y Biontech se dejan en la semana 84.000 millones de dólares en capitalización, después de que sus títulos se hayan colocado en mínimos de julio.

MSD, un invitado inesperado para repartirse el pastel

La cuestión es que MSD irrumpió con fuerza en el mercado para comerse una buena parte del pastel bursátil en la lucha contra el coronavirus.

Su medicamente, llamado molnupiravir, redujo el riesgo de hospitalización o muerte en un 50 por ciento en los ensayos, lo que genera preocupaciones sobre los ingresos a largo plazo de las empresas que ofrecen las vacunas.

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“Son noticias de que un nuevo jugador llega al mercado con un tratamiento mucho menos riguroso”, dijo Jared Holz, director gerente del sector salud en el bróker Oppenheimer.

A juicio de este experto, “las cifras de ingresos por vacunas durante los próximo años tendrán que moverse a la baja”.

Brecha en las cuentas de las farmacéuticas

Según calcularon los analistas de Wall Street, Moderna ingresará este año alrededor de 20.000 millones de dólares por sus vacunas. Sin embargo, este ritmo es insostenible y los ingresos caerán hasta los 6.000 millones en 2025.

Pero la brecha en las cuentas de las farmacéuticas podría ser aún mayor en cuanto la pastilla de Merck llegue al mercado. De hecho, la compañía ya ha solicitado la aprobación de urgencia a la FDA del molnupiravir, y hará lo mismo con los reguladores de otros países.

Hasta ahora, las vacunas han sido la principal arma para luchar contra el coronavirus. El problema es que no llegan a todos los países. Y en donde sobran, tampoco se alcanzan porcentajes de vacunación óptimos por la resistencia de muchos ciudadanos a vacunarse.

Por eso, el medicamento de MSD puede ser lo que los analistas llaman en el argot un “game changer”, el elemento disruptivo que lo cambie todo. Muchísimas más personas podrían ser tratadas de manera sencilla sin tener que ir al hospital.

Malas noticias para Pharmamar

En la bolsa española, Pharmamar descontó estas noticias con caídas superiores al 3 por ciento. Para la biofarmacéutica gallega nos es el mejor de los escenarios.

La cotización, que ya había sucumbido a la disciplina de los bajistas y acaricia el soporte de los 70 euros, podría hacer frente a más presiones dado que la pastilla de Merck supone un rival inesperado para aplidin, la gran esperanza de Pharmamar contra el coronavirus

El problema es que el grupo gallego tuvo que retrasar seis meses el horizonte comercial de este medicamento, según adelantó en exclusiva finanzas.com.

Es más, estos seis meses de retraso, que para aplidin pueden ser un mundo si la pastilla de Merck llega antes al mercado, se produjeron por la escasez de hospitales disponibles para seguir adelante con los ensayos.

El presidente de Pharmamar José María Fernández Sousa, señaló que el mayor hándicap que se encontrarían para no cumplir con el objetivo de comercializar el producto a principios de 2022 sería la bajada en la incidencia de casos de coronavirus. Por eso, la irrupción del molnupiravir puede trastocar aún más los planes del grupo gallego.

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