La productividad cayó en España durante 14 trimestres. La reforma laboral ignora el problema
La subida de los costes y el menor número de horas trabajadas por los ERTE resta competitividad a España durante 14 trimestres. La reforma laboral pasa de puntillas sobre el asunto
Eurostat, el organismo estadístico europeo, confirmó el lunes que la productividad en España encadena 14 trimestres con una productividad negativa. El periodo examinado arranca en 2018 e incluye el ejercicio completo de 2020.
Aunque la caída de la productividad afectó al conjunto de la Unión Europea, con una evolución del -4,6 por ciento, en España el retroceso fue superior. En concreto, del -7,6, por ciento. El porcentaje es muy similar a los registrados por países como Malta, Chequia, Eslovaquia y Chipre.
Entre los grandes del euro, únicamente Italia, con características similares a la economía española, registra una caída parecida (-7,1 por ciento).
Por el contrario, países como Irlanda (con un incremento del 9,3 por ciento) y Luxemburgo representan la otra cara de la moneda. Los países nórdicos registraron incrementos de productividad durante este periodo, según Eurostat.
Por lo que para las economías que perdieron competitividad, ni siquiera el estallido de la pandemia justifica sus cifras, ya que Irlanda logró aumentar la productividad, entendida como producción real por unidad de trabajo (medida por el número total de horas trabajadas), en 2020.
Para Miguel Ángel Bernal, economista y profesor de la Escuela FEF, supone un gran problema para la economía española el hecho de que la productividad vaya bajando "porque perdemos competitividad frente a otros países".
Las horas trabajadas anticipan un 2021 todavía menos competitivo
El número de horas trabajadas, un indicador clave para medir la productividad, en 2020 fue un 6,1 por ciento menor que en 2019, a pesar de que en el cuarto trimestre aumentó el 10,06 por ciento respecto al tercer trimestre.
Los motivos hay que buscarlos en los trabajadores en ERTE. Como recuerda Bernal, "son profesionales que están en una especie de limbo, ya que no son desempleados". De hecho, a cierre de 2020, había todavía 1,8 millones de personas en esta situación económica.
"España es un país de turismo y en 2020, no hubo turismo internacional, lo que hizo que muchos de los trabajadores del sector servicios estuvieran en expedientes de regulación de empleo, aunque fueran de carácter temporal", asevera el economista.
Es decir, a menos horas trabajadas, menor productividad. Y esta tendencia no mejora en 2021.
La encuesta de población activa (EPA) arroja otro dato para el análisis: todavía hay 1.200 millones de horas trabajadas menos que en 2019 a pesar del descenso del paro y el incremento de los ocupados, lo que revela que entre los nuevos contratos predominan los de tiempo parcial, algo que lastra la productividad de la economía.
La subida de los costes laborales crea otro problema
A esta situación sobre la productividad hay que añadir el incremento de los costes laborales, que para Bernal, también zancadillean la recuperación de la productividad de la economía española.
El economista hace referencia a la subida del salario mínimo interprofesional (SMI).
Y es que la ministra de trabajo, Yolanda Díaz (Podemos), comenzará los contactos con los agentes sociales en pos de un incremento de entre 20 y 40 euros hasta superar los 1.000 euros al mes (en la actualidad se sitúa en los 965 euros mensuales).
Por otro lado, los costes de la cotización salarial también supondrán un freno a la productividad.
Aunque esta medida no entrará en vigor hasta el próximo año, se empiezan a ver sus efectos ya que resta ventaja competitiva frente a otros países con menores costes. Las empresas asumirán un recargo de entre 5,25 y 20,35 euros al mes por empleado, mientras que al profesional se le descontarán de la nómina entre 1,05 y 4,07 euros.
El objetivo de la medida, según el Ejecutivo de Pedro Sánchez (PSOE), será volver a llenar la hucha de las pensiones.
El Banco de España señala a los sectores menos productivos
Ante esta situación, el Banco de España aconseja actuar de forma urgente para aumentar la productividad, ya que España "ha registrado niveles bajísimos en los últimos años".
Para ello ha identificado los que son menos productivos, entre los que se encuentran la hostelería, comercio, construcción e industrias extractivas y el sector inmobiliario. Son precisamente los que ocupan un mayor porcentaje del tejido económico español.
En cambio, para aumentarla el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos apuesta por sectores menos presentes en el PIB, como la digitalización.
La reciente reforma laboral, que el Congreso convalidó tras el error de un diputado del Partido Popular, no incluye medidas concretas para abordar el problema de competitividad en España.
El asunto tampoco estuvo presente en las negociaciones previas de Díaz con otros partidos ni con sindicatos y patronales.