Las Bolsas recuerdan que la guerra comercial es su principal riesgo
Los mercados de acciones viven su peor semana del año coincidiendo con la decisión de Trump de elevar los aranceles a las importaciones chinas mientras transcurrían las negociaciones bilaterales
El resurgimiento de la retórica más dura alrededor de la guerra comercial ha provocado que las Bolsas hayan sufrido su peor semana del año. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a China con subir los aranceles desde el 10% hasta el 25% y en la medianoche del jueves al viernes lo llevó a efecto. Trump acusó a China de haber roto el acuerdo y dijo que pagaría por ello: se calcula que este aumento tarifario es el mayor que hasta la fecha ha aplicado la actual Administración estadounidense.
Si los economistas aseguran que la guerra comercial es la principal cuestión que pone en peligro el crecimiento económico global y los resultados empresariales, los activos de riesgo cotizaron en sus propias carnes en los últimos días el endurecimiento del tono de Trump, al tiempo que los activos más seguros, como la deuda pública americana y estadounidense, el oro, el franco suizo y el yen, se convertían en los lugares en los que se refugiaba el dinero.
En las últimas horas de la sesión del viernes se percibió una cierta distensión. En la recta final de la semana, pese a las duras palabras de Trump, continuaron las conversaciones entre los negociadores chinos y estadounidenses. Y las conclusiones fueron favorables. Tanto el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, como el propio presidente americano afirmaron que las reuniones habían sido constructivas. Aunque Trump avisó de que los aranceles actuales se mantendrán o se eliminarán en función de cómo vayan yendo las cosas en el futuro. En todo caso, ello ayudó a calmar a las Bolsas: a uno y a otro lado del Atlántico cerraron en positivo. Aunque todavía no conocían las contramedidas con que China prometió responder.
Como el pasado año, parece que la guerra comercial se convertido en un motivo de volatilidad en los mercados. Los analistas habían avisado de que antes de que mejorara la situación en la guerra comercial tendría que empeorar. Porque la táctica de tensar las cuerdas es muy de Trump, para, como dicen desde UBS, "utilizarla en su beneficio al entrar en las etapas finales de la negociación". Pero, a tenor de cómo han reaccionado los mercados, a los inversores les ha pillado todo por sorpresa.
Baja probabilidad de una guerra total
Pese a que las negociaciones arancelarias puedan seguir siendo fuente de movimientos en los mercados, los analistas no son del todo pesimistas. Así, desde UBS afirman: "Nuestra apuesta sigue siendo que habrá un acuerdo comercial negociado, y la probabilidad de una 'guerra comercial en toda regla' es baja. Muchas empresas de EE.UU. operan internacionalmente y China es visto como un gran mercado para ellas. Todavía esperamos un acuerdo entre los dos gigantes, pero aún no está claro cuándo".
Marc Savani, de Alliance Global Investors, añade, de todas formas, otra amenaza que existe en el horizonte y, por tanto, otra potencial fuente de turbulencias: el presidente Trump tendrá que decidir antes del 18 de mayo si pretende imponer aranceles más altos a la UE y a los automóviles japoneses por seguridad nacional.
Por el momento, Savani señala que la escalada en el conflicto comercial parece contenida a Estados Unidos y China. Por ello, desde un punto de vista global y considerando los aranceles ya establecidos, no parece que los efectos de primera ronda vayan a causar una recesión por sí mismos. Pero sí apunta que los efectos de segunda ronda, como el empeoramiento del sentimiento, la dislocación de las cadenas de suministro o unas condiciones financieras más severas, sí pueden provocar un daño adicional.
Por ello, Savini sí espera que los mercados coticen con una prima de riesgo más elevada. Aunque también aconseja aproximarse a los mercados de una manera activa y distinguiendo áreas geográficas y sectores. Así, señala que algunos países pueden verse beneficiados por un aumento de la competencia entre China y Estados Unidos, como Tailandia, Vietnam, India e Indonesia. En cuanto a sectores, afirma que un acuerdo comercial amplio entre Estados Unidos y China sería una buena noticia para el sector manufacturero más exportador.
Cautela: el peor de los escenarios sigue siendo posible
Desde Julius Baer, su director de inversiones, Yves Bonzon es partidario de una posición cauta. Explica que a diferencia de cuando se producen los típicos shocks externos, tras los cuales los inversores pueden comprar con confianza porque los mercados tienden a sobrerreaccionar, en este caso no es tan fácil, dado que los riesgos que subyacen pueden llevar a Estados Unidos a una recesión en el caso de que se materialice el peor de los escenarios posibles. Mientras tanto, añade Bonzon, la prima de riesgo asociada a las incertidumbres alrededor de la guerra comercial puede aumentar más y podría suceder que no se reduzca hasta que los inversores se aseguren de que las partes involucradas llegan a un acuerdo, lo que puede tardar en llegar. Por ello, aboga por mantenerse a la espera por el momento, dado que el resultado de todo esto es difícil de predecir: "Por un lado, ambas partes tienen interés en comprometerse. Sin embargo, tienen su propio contexto interno y un calendario electoral completamente diferente (sin elecciones, obviamente en China, y con las presidenciales americanas en 2020)".
Esto último es muy importante porque, como señala Bonzon, "la economía estadounidense se ha vuelto muy sensible al efecto riqueza que crean los cambios en los precios de los activos". Por tanto, una caída de éstos por la irresponsabilidad presidencial en la cuestión comercial reduciría la probabilidad de que Trump fuera reelegido el año que viene si es que todo desemboca en una entrada de Estados Unidos en recesión el próximo invierno "independientemente de cuán populares sean sus tuits a corto plazo".
Pero Bonzon también reconoce que los índices americanos necesitaban una consolidación tras alcanzar nuevos máximos, que Trump les ha dado una coartada para ajustarse y, quizás, para asegurar la sostenibilidad de la tendencia alcista a medio plazo. Si es que todo termina saliendo bien.