Las claves del dividendo de Santander

Santander confirmó recientemente que el pay-out de la compañía se elevará desde un rango del 30-40 por ciento al 40-50 por ciento. Sin embargo, la entidad mantendrá el 'scrip dividend' que inicialmente había prometido retirar.

La remuneración al accionista es uno de los capítulos que los inversores analizan con lupa cuando se publica un nuevo plan estratégico, como Santander hizo hace un par de semanas. En este tema, la entidad de origen santanderino vino a confirmar dos noticias que ya había adelantado. Por un lado, su plan para incrementar el pay-out (la parte de los beneficios que se destina a remuneración al accionista) desde una horquilla del 30-40 por ciento hasta el 40-50 por ciento. Por el otro, que mantendrá el 'scrip dividend' que había prometido retirar. Actualmente, la entidad realiza cuatro pagos en los meses de febrero, mayo, agosto y noviembre. Tres de ellos se realizan en efectivo y uno bajo el programa Santander Dividendo Elección (el citado 'scrip dividend', que permite el pago en acciones y que fue muy criticado durante la crisis porque resultaba dilutivo para los inversores que no optaban por esta opción). Sin embargo, en la junta de accionistas del grupo que se celebró en marzo de 2018, Ana Botín prometió el pago totalmente en efectivo y anunció que el abono se realizaría a través de dos abonos semestrales al año a partir del reparto con cargo a 2019. Finalmente, parece que no será así. En concreto, Santander va a pagar 0,23 euros por acción, de los cuales 0,205 se abonarán en efectivo y el resto en scrip. 

Para justificar su decisión, el banco ha argumentado «la gran aceptación del programa de 'scrip'» entre los accionistas. Además, Botín ha explicado que es una manera de dotar al banco de mayor flexibilidad. «Ten en cuenta que es una herramienta que les sirve para generar capital», explica Nuria Álvarez, la analista de Renta 4 que sigue el valor y que acudió a la presentación de la entidad en Londres.

Flexibilidad

La propia Ana Botín se refirió al asunto durante el 'Investor Day', celebrado en Londres. Explicó que, desde su llegada a la presidencia de la entidad, su mayor dificultad ha sido la de encontrar «un equilibrio» entre los objetivos a corto y largo plazo; así como entre las demandas de los diferentes 'stakeholders' y accionistas, a los que no siempre se puede contentar (como en este tema en concreto). «Es como cuando se recortan las comisiones, (que bajan los ingresos), pero es bueno para el largo plazo de la entidad», dijo. 

Si bien, Santander también ha aseverado que su intención es ir incrementando paulatinamente la parte que se paga en efectivo como, de hecho, ya ha ido haciendo desde hace años. También, parece que la entidad va a amortizar las acciones para que el abono no resulte dilutivo para los inversores. «Durante la crisis, diluían a los accionistas a través del 'scrip'. Pero, ahora, no se da ese problema de que no tengan suficiente dinero para pagar en liquidez y el mercado no lo ve como algo problemático», opina Nicolás López, de MG Valores.

Por último, Botín ha aseverado que no planea bajar la remuneración de los 0,23 euros por acción. El compromiso de mantenimiento no es baladí pues un recorte podría haber sido una de las herramientas elegidas por la entidad para incrementar el capital por encima del 12 por ciento a corto plazo, como le vienen reclamando los inversores extranjeros para ponerse en línea con otras entidades multinacionales más centradas en la banca de inversión, según explica Antonio Aspas, socio de Buy & Hold.

Pero, una vez prometido el mantenimiento del dividendo, ¿podrá Ana Botín cumplir su compromiso? A este respecto, pocos analistas ponen en duda la sostenibilidad del dividendo, por mucho que el negocio bancario tenga retos en el horizonte: «En principio, no debería tener ningún problema para pagarlo. Si pagara menos, podría incrementar el capital y reducir la presión del mercado. Pero creo que puede pagarlo y tiene margen», opina Ignacio Cantos, de Atl Capital.

Lo mismo cree Álvarez: «La sostenibilidad del dividendo no la cuestionamos con las cifras actuales, en la medida en que el rango de pay-out es amplio».

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Y es que un recorte del dividendo es una medida dramática en una entidad como Santander, con tantos accionistas minoritarios. Emilio Botín (padre y antecesor de Ana Botín en la presidencia de la entidad) lo sabía y mantuvo a viento y marea el suelo de los 0,60 euros por acción incluso durante los peores años de la crisis, lo que llevó al banco a registrar elevadísimas cifras de pay-out (por encima del 100 por cien o del 200 por ciento), generando críticas en grandes sectores del mercado que consideraban que no era una práctica saludable para el futuro de la entidad. Fue precisamente en esos años cuando Santander introdujo el 'scrip' para minimizar el impacto en las cuentas.
Pero, cuando Emilio Botín falleció en 2014, su sucesora realizó un cambio en la retribución al accionista para colocarse en línea con el resto de entidades (con permiso de Bankinter, que paga en torno al 50 por ciento del beneficio y siempre en efectivo). «Ana Patricia lo bajó a un objetivo del 30-40 por ciento de pay out, en línea con el que se había marcado también BBVA, manteniendo el 'scrip'», explica Nagore Díez, de Norbolsa. 

Ahora, en cambio, y también en línea con las medidas que está adoptando la competencia (a pagar en efectivo), parece que Botín quiere volver a reconocer a los accionistas a través de esa mejora paulatina de la remuneración.

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