Las cotizadas señaladas por los bancos centrales

Los primeros pasos de la Fed y el BCE para retirar estímulos ponen en el punto de mira a los valores beneficiados por el dinero barato que ha inundado los mercados

Los primeros pasos de los bancos centrales para poner fin a las medidas de estímulos han dejado claro que la lección de 2013 está grabada a sangre y fuego.  

No quieren que se repita el taper tantrum, la rabieta que se cogieron los mercados cuando el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, decidió poner fin a las políticas expansivas puestas en marcha por la crisis de 2008. 

En ese momento, la comunicación falló y el desplome provocado en los mercados de bonos se contagió rápidamente al resto de activos. 

La comunicación de los bancos centrales ha cambiado

Los presidentes de los bancos centrales han tomado buena nota de esa negativa experiencia y desde entonces miden al milímetro las palabras con las que se dirigen al mercado. 

Solo hay que ver el malabarismo verbal ejecutado por Christine Lagarde en su última comparecencia para no llamar tapering a lo que es un tapering en toda regla.  

Esta cautela en el lenguaje no oculta que la maquinaria para reducir estímulos ya está puesta en marcha por parte de los bancos centrales. La cuenta atrás ha comenzado.  

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Primero fue Jerome Powell quien probó al mercado, al anunciar en Jackson Hole que antes de fin de año empezaría a retirar los estímulos si se cumplían las condiciones para ello.  

La Fed dará más pistas el 22 de septiembre

Es muy posible que, en la próxima reunión de la Fed, el 22 de septiembre, dé otro paso adelante, muy medido también, pero paso, al fin y al cabo. 

Lo mismo hay que esperar del BCE en diciembre.

Lagarde y los miembros de su consejo de gobierno aprovecharán hasta esa fecha sus comparecencias públicas para ir poco a poco allanando el terreno, para que los inversores se vayan sacudiendo los nervios. Vísteme despacio que tengo prisa. 

El camino para la normalización monetaria se abre y ello pone en el punto de mira a las acciones de compañías que se han disparado gracias al dinero barato que ha inundado los mercados. 

El semáforo se pone rojo para estos valores que han vivido un crecimiento excepcional desde que los bancos centrales entraron en acción.  

El retorno de las rotaciones sectoriales

La rotación, que se hizo tan famosa cuando las bolsas se recuperaban del golpe inicial de la pandemia, volverá pronto a ponerse de moda. 

Ahora será en sentido contrario, desprendiéndose de los valores de crecimiento, muy sensibles a las subidas de tipos de interés. 

Pero aunque los bancos centrales, con sus incipientes movimientos de retirada de estímulos, han señalado a estas acciones, lo cierto es que los temores se extienden al mercado en general, que empieza a dar síntomas de agotamiento tras siete meses de subidas.

Los bancos de inversión se ponen nerviosos 

Estos últimos días, los bancos de inversión han salido en tromba para recomendar a sus clientes que vayan reduciendo su exposición a la renta variable.  

Los estrategas de Deutsche Bank han escrito en un informe que "el riesgo de que la corrección sea dura es cada vez mayor". 

Hay algunas pistas. En la bolsa solo queda la infantería, los minoristas, que son los que sostienen los avances. 

Suyos son buena parte de los 700.000 millones de dólares que han entrado en fondos de renta variable este año, según datos de JP Morgan. 

Los generales, los inversores profesionales, hace tiempo que se retiraron del campo de batalla. Y no está claro cuándo volverán. 

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