Las señales que mantendrán alerta a los inversores en el segundo trimestre

La renta variable ha cerrado un buen primer trimestre y todo apunta a que evolucionará de manera positiva en el segundo. Pero hay una serie de factores que los inversores deben vigilar

Una de las divergencias que más preocupaban en la evolución del S&P 500, la amplitud del mercado, se ha cerrado.

Los distintos indicadores que se dedican a medir esta métrica han pasado a marcar niveles que apoyan los avances registrados, bien marcando máximos, como es el caso de la línea de avances /descensos, o alcanzando lecturas que normalizan el número de valores que marcan máximos anuales o que se sitúan por encima de las distintas medias de medio y corto plazo.

Los indicadores de sentimiento también han moderado el exceso de optimismo que reflejaban las encuestas, como la de la Asociación Americana de Inversores Individuales (AII), y no se activa el peligro en el indicador Bull&Bear de Bank of America, que no ha errado en los últimos 20 años sobre cuándo se debe estar comprado o vendido en la bolsa.

Aunque en este caso sólo habría que destacar que los inversores particulares han superado los mayores niveles históricos de tenencia de acciones en sus inversiones, que se llegaron a situar en el 48 por ciento en el año 2000.

Ahora ya estaría por encima de esta cifra, y ahí si que tendríamos una señal para mantenernos en alerta.

También lo es que se haya alcanzado un récord que hasta ahora no se había dado en la historia en el S&P 500, que es que haya cerrado con alzas semanales en 17 de las últimas 21 semanas y que esté acumulando más de un 27 por ciento durante este periodo.

Técnicamente, hasta la fecha tampoco se puede poner en duda la tendencia alcista que venimos observando y que se iniciaba en los mínimos del pasado octubre.

Pero las escasas consolidaciones y correcciones durante este periodo obligan también a mantener un grado de prudencia y de alerta importantes, porque ni el entorno económico es el ideal, pendientes de los bancos centrales en el control de la inflación y de activar el crecimiento económico, y las tensiones geopolíticas están en cotas muy altas y sin visos de resolverse en el corto plazo.

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En cualquier momento se puede desencadenar un conflicto que actúe como catalizador a los retrocesos de forma sorpresiva.

La estacionalidad favorece a la bolsa

La estacionalidad vuelve a situarse de forma favorable para la renta variable, pero es que no se ha cumplido en este periodo la fase de estancamiento que le hubiera correspondido, por lo que sería sumar más avances sobre lo acumulado.

Y también a favor tenemos que la mayoría de estudios estadísticos que observamos, número de máximos, ciclo presidencial, avances consecutivos, primer trimestre por encima del 9 por ciento refuerzan que el ejercicio debe cerrarse de manera positiva y por encima de los niveles actuales a doce meses vista.

Pero cabe recordar que son estadísticas y promedios que, aunque nos pueden aportar algo de tranquilidad apuntando a la normalidad de la situación, conviene también tenerlos en perspectiva y no considerarlos infalibles.

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