Las ventajas de la diversificación

Los trabajos de Markovitz, Sharpe, Miller y otros galardonados con el nobel de Economía, entre otras cosas han contribuido a[…]

Los trabajos de Markovitz, Sharpe, Miller y otros galardonados con el nobel de Economía, entre otras cosas han contribuido a la demostración teórica y empírica de las principales virtudes de la diversificación: menor grado de incertidumbre sobre el resultado final y menor posibilidad de que una inversión acumule pérdidas.

Una forma de entender el riesgo es interpretarlo como la desviación probable entre el resultado real y el esperado, en un plazo de tiempo determinado. Bajo ese enfoque, las clases de resultados irían desde un rendimiento positivo mejor al esperado, hasta su polo opuesto de un resultado negativo en el plazo marcado, pasando por las clasificaciones intermedias de resultado esperado y un resultado positivo inferior al deseado. 

Cuando hablamos de dispersión de rentabilidades, de forma implícita lo estamos haciendo de volatilidad. Pero el dato de volatilidad que se nos ofrece y encontramos publicado está siempre anualizado, por lo que no es buena idea equiparar volatilidad con el riesgo o incertidumbre sobre los resultados en el tiempo al que se ha proyectado una cartera de inversiones. 

Un ejemplo sería la evolución de la cotización de un bono de renta fija en el mercado secundario, como puede ser el bund alemán. Mientras el resultado de la inversión está claro desde el principio, con un interés definido y una fecha para el cobro del capital prestado, la valoración de los títulos sometidos a la oferta y la demanda en el trayecto hasta el vencimiento del bono, podría ocasionar pérdidas en un momento dado. La muestra de que una inversión sin riesgo, como grado de incertidumbre sobre su rendimiento, presenta una volatilidad clara en el corto plazo.

La gestión del riesgo debe ir encaminada a reducir la probabilidad de que una cartera incurra en pérdidas y, en segundo lugar, para el caso de que se produzca esa circunstancia, que la dimensión de esas pérdidas quede limitada. Dicho de otra forma, un buen gestor será aquel que tenga capacidad de situar la rentabilidad sobre su índice de referencia y, al mismo tiempo, mantenga la cartera en un nivel inferior de volatilidad. 

Sin necesidad de leer toda una demostración teórica del tema, es fácil ver e intuir que una inversión repartida en un puñado de activos será siempre menos volátil que otra concentrada en uno solo. Un conjunto de valores representa una media de las variaciones de sus precios, lo que atenúa los picos de dispersión de uno de los elementos de cartera y contribuye a mantener el riesgo y la volatilidad más sujetos. Además, se evita que una situación catastrófica en una acción acabe con la totalidad del dinero ahorrado.

Diversificar entre estilos y tipos de inversión

Puede parecer que hacer una mera división entre renta fija y renta variable es suficiente, pero debemos tener en cuenta que dentro de cada una de esas categorías conviven distintos estilos y tipos de inversión. 

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La renta fija puede referirse a Deuda Pública, más expuesta al riesgo de alteración de los tipos de interés, y también puede ser Crédito Privado cuyo riesgo está más vinculado a la capacidad de cumplimiento de los compromisos adquiridos y la devolución del importe prestado. Y dentro de cada una de estas divisiones, podemos estar hablando de renta fija a corto o largo plazo, relacionado proporcionalmente con la volatilidad de los títulos de renta fija cotizados en el mercado secundario.

Pues bien, incluso dentro de un mismo tipo y estilo de inversión, orientado a un plazo y un objetivo de rentabilidad determinado, en la medida de lo posible sería conveniente repartir el dinero entre varios instrumentos que, aunque compartan la misma intención de rendimiento en un plazo similar, atenuarán los errores de gestión o las variaciones temporales que se producen en el corto plazo.ç

Una cartera muy bien diversificada es aquella en la que el capital está repartido en varios tipos e instrumentos de inversión, que atenúen la volatilidad del conjunto para un mismo objetivo de rentabilidad. El resultado es el mismo, pero se vive más tranquilo y es más fácil el ejercicio de paciencia hasta que las aguas se calman.

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