Los retos de Abe para mantener al Nikkei entre los mejores índices del año
El índice Nikkei de Japón es uno de los índices más rentables de entre los principales del mundo este año,[…]
El índice Nikkei de Japón es uno de los índices más rentables de entre los principales del mundo este año, con una revalorización de cerca de un 5%, por detrás sólo de los de Wall Street. Y como telón de fondo de la buena marcha de las acciones niponas hay razones políticas. En la última semana, el primer ministro Shinzo Abe ha sido reelegido por tres años más como líder del Partido Liberal Democrático, lo que, de acuerdo con Thuy Van Pham, economista de mercados emergentes en Groupama AM, tiene dos consecuencias inmediatas: en el plano político, confirma que Abe permanecerá en el poder a priori hasta 2021, lo que le convertirá en el primer ministro de más larga trayectoria desde la Segunda Guerra Mundial; desde el punto de vista económico, la reelección de Abe asegura la continuación del programa económico y social que puso en marcha en diciembre de 2012 para sacar al país de la deflación. "Pensamos que en un contexto de crecimiento debilitado, Shinzo Abe podrá dar un nuevo impulso a la política fiscal en los próximos meses (más allá de los presupuestos extra para la reconstrucción después de los desastres naturales de este verano). Al mismo tiempo, continuará implementando reformas estructurales sin acelerarlas", afirma Van Pham.
El mercado lo ha celebrado porque esta semana ha sido la mejor para el Topix desde julio de 2016. Aunque, además de la reelección de Abe, también ha influido la depreciación que ha registrado el yen, gracias a la reducción de la aversión al riesgo, debido en parte a la reducción de las tensiones comerciales, sobre todo por parte de China, que podría reducir los aranceles, en general, a todos sus socios comerciales.
Aunque Govinda Finn, economista para Japón y países asiáticos desarrollados de Aberdeen Standard Investments, no hace un balance tan positivo de los años de Abe: "La pieza central de su reforma económica ha sido en el mejor de los casos un éxito fugaz y ahora tiene tres años para rescatar algo duradero de ella". Finn percibe, además, que Abe tiene aún muchas cosas por hacer: "La lucha del país contra la deflación está lejos de haber acabado definitivamente. Los fundamentales de la inflación se han debilitado este año y los riesgos externos están aumentando debido tanto al comercio internacional como la estrés de los mercados emergentes. Enfocarse solamente en cómo cumplir con los objetivos del banco central ya sería un esfuerzo loable y significativo. Mientras tanto, las prioridades fiscales del Gobierno necesitan una revisión general si el país va a entrar en un camino de deuda sostenible".
Porque el problema que ve Finn en la estructura impositiva del país es que su dependencia de los impuestos indirectos se ha convertido en algo incompatible con su demografía y ha provocado que sus ingresos fiscales caigan significativamente por debajo de la media de la OCDE, mientras que el gasto de la seguridad social de su envejecida población sigue aumentando.
"Abe tiene capital político para revitalizar Abenomics", afirma Finn. Pero el riesgo que ve es que el primer ministro caiga en la tentación de tratar de dejar un legado cambiando la constitución: "La constitución japonesa necesita un cambio, así que la reforma es una perspectiva atractiva. Pero también es una apuesta enorme". No hay evidencias de que la población esté reclamando la reforma y si pierde el referéndum público al que tendría que someter la modificación del texto constitucional, Abe no tendría más remedio que renunciar. "Si el juego de la reforma constitucional sale mal, entonces sus planes -económicos o de otro tipo- se romperán en pedazos", concluye.
El primer ministro Abe haría bien en rebajar sus objetivos hacia algo más modesto, pero alcanzable", asegura Finn, que aconseja: "En lugar de empantanarse con la reforma constitucional, las próximas sesiones parlamentarias en otoño y en invierno son una oportunidad para acelerar la productividad adoptando reformas estructurales".
Para JesperKoll, de WisdomTree, el mayor reto para Japón procede de la Administración Trump y la amenaza de un arancel del 25% sobre el sector automovilístico, lo que podría recortar el PIB local en medio punto porcentual y hacer bajar un 15% al Topix. "Sin embargo, según nuestra visión, el riesgo de que se lleguen a aplicar esas tarifas es bajo y esperamos iniciativas políticas proactivas y pro-crecimiento del gobierno Abe en los próximos de seis a nueve meses", afirma Koll. Y, en este sentido, este experto añade que el equipo de Trump ha estado trabajando para que a Donald Trump le parezca que está ganando la guerra comercial: así, Japón ha elevado las importaciones de productos agrícolas; ha aumentado el gasto en defensa; y va a aportar al programa "AmericaOneBelt, One Road".
Por ello, Jesper Koll el siguiente catalizador para la Bolsa japonesa deberá venir durante la próxima temporada de presentación de resultados, que empezará a mediados o finales de octubre, coincidiendo, posiblemente, con el momento en que el programa de Abe a favor del crecimiento, la desregulación y las privatizaciones se aclare. Y Koll estima que el beneficio por acción puede crecer un 18%, debido a la mejora de las ventas. Pero el consenso es mucho más conservador y prevé un incremento de apenas un 5%.