Más capital, menos tamaño y menos ingresos: la banca diez años después de estallar la crisis
Las entidades cuentan ahora con menos ingresos, pero su estructura es más sana y sostenible, con un mayor peso de la actividad bancaria más tradicional. Sus costes han bajado, pero menos de lo que lo han hecho los ingresos. Los niveles de capital son más altos, pero las entidades tienen dificultades para su generación de manera orgánica y se apoyan en la reducción del riesgo en sus carteras de activos.
La crisis financiera no arrancó con la caída de Lehman Brothers, sino algo más de un año antes, es decir, hace justo una década. Y, simplificando, su origen está en los bancos. O, al menos, el primer lugar en que se manifestó fue en ellos quizás como consecuencia de su práctica crediticia previa. ¿Cómo se encuentran las entidades financieras diez años después del inicio de la crisis, teniendo en cuenta la nueva regulación aplicada, las medidas de política monetaria adoptadas y el entorno económico, mucho menos boyante que aquél al que se acostumbraron en los primeros años del milenio? Deutsche Bank ha elaborado un informe en el que repasa, casi línea por línea de la cuenta de resultados agregada de las principales entidades, la situación actual del sector.
Más capital... con peros. Deutsche Bank ha detectado un factor de preocupación: la debilidad del sector financiero a la hora de generar capital de forma orgánica. Si bien el ratio de capital de primera calidad subió en el primer semestre de este año hasta el 13,8%, los niveles absolutos de capital llevan cayendo dos años seguidos. Ello se debe a que el incremento de los ratios de capital obedece principalmente a la reducción del riesgo y del volumen de negocio: el nivel de activos ponderados por riesgo (valor respecto al que se calcula el ratio de capital) se encuentra en su nivel más bajo desde 2005. A cierre del primer semestre de este año, los activos ponderados según su riesgo de los veinte principales bancos europeos superan ligeramente los 6 billones de dólares; en 2007, es decir, el año de inicio de la crisis, rondaban los 8 billones, es decir, una cifra un 20% inferior.
Los activos ponderados por riesgo han bajado mucho más que el total de los activos (rúbrica más apropiada para medir el tamaño de un banco), que han pasado de los 24 a los 20,8 billones de euros, lo que supone un descenso del 12%. Ello implica que los activos de los que se ha deshecho la banca (o los que ya no asume) son los que tienen más riesgo.
Pese a las advertencias de Deutsche Bank sobre la generación de capital de la banca, lo cierto es que a cierre del primer semestre de este año, con un ratio de capital del 13,8%, el sector está mucho mejor capitalizado que en 2007, cuando apenas rebasaba el 8%. (Hay que tener en cuenta que en realidad estos dos ratios no son comparables, porque han cambiado: el de 2007 es el Tier 1, que contenía activos que no estaban pensados propiamente para absorber pérdidas; el de 2017 es el CET1, es decir, el Common Equity Tier 1 de Basilea III, que es mucho más estricto).
En resumen, los bancos están más capitalizados (aunque fallen en su generación orgánica de recursos), tienen menos riesgo y sus balances son más pequeños.
Ingresos: intereses, bien; comisiones, peor. ¿Qué ha ocurrido con sus ingresos? El análisis de Deutsche Bank comienza observando lo que ha sucedido con el margen de intereses. Éste era el componente más importante de los ingresos de la banca antes de la crisis y lo sigue siendo diez años después, y con mayor peso, dado que ha aumentado desde el 35% hasta el 52% del total. De manera agregada, sumando los ingresos netos por intereses de los veinte principales bancos europeos, en el primer semestre de 2017 han sido un 14% superiores a los del mismo periodo de 2007. Esto último, porque la principal vía de financiación del sector financiero, los depósitos, que han ganado peso en los últimos años, apenas remuneran a los clientes, debido a los bajos tipos de interés: los costes de financiarse son reducidos. Además, los volúmenes de crédito siguen siendo ahora más altos que en 2007, dado que el crecimiento del crédito continuó siendo fuerte hasta finales del año 2008.
Si el margen de intereses ha ganado terreno en los ingresos totales del sector financiero es porque el resto de partidas no han ido tan bien. Los ingresos por comisiones ahora son un 22% más bajos que antes de la crisis en los veinte principales bancos europeos. Y los expertos de Deutsche Bank dan varias razones para explicarlo: menores volúmenes de negociación en mercados de elevadas comisiones como los derivados, los estructurados...; la estandarización y la automatización de los procesos; la regulación y prohibición de determinadas comisiones; la tendencia creciente hacia la gestión pasiva frente a la activa, con el crecimiento de los ETFs, mucho más baratos que los fondos de inversión; o el hecho de que las entidades financieras ofrezcan menos operativa de gran volumen y escaso margen, porque penaliza sus ratios de apalancamiento.
Pero la caída más sustancial de los ingresos ha tenido lugar en las actividades de negociación de activos, es decir, en el trading. Si en el primer trimestre de 2007 los ingresos por trading de los veinte principales bancos europeos ascendía a los 60.000 millones de euros, en el primer semestre de este año la cifra no llega a los 30.000 millones. Ello es debido a que las entidades financieras han reducido drásticamente la operativa por cuenta propia, el prop-trading (algo que prohíbe la Ley Volcker en Estados Unidos desde el inicio de la primera legislatura de Barack Obama), por su elevado riesgo.
Teniendo en cuenta todas las variables, los ingresos totales de las veinte principales entidades europeas son ahora un 23% inferiores a los de hace diez años. Pero, de acuerdo con los expertos de Deutsche Bank, su composición en estos momentos es mucho más saludable y sostenible, lo que hace que el sector financiero ahora sea más fuerte.
También es muestra de su mayor resiliencia el hecho de que el ratio equity (acciones, capital) sobre el total de los activos haya subido desde el 3,6% hasta el 5,8% en los diez últimos años.
Los gastos bajan, pero menos que los ingresos. Los gastos operativos han bajado un 9% entre 2007 y 2017. El informe de Deutsche Bank no valora positivamente este descenso, porque esa reducción es inferior a la que han sufrido los ingresos. Y la consecuencia de ello es que el margen operativo de la banca haya caído de manera importante, más de un tercio.
En el capítulo también de costes, nos encontramos con las provisiones: éstas se encuentran ahora en niveles similares a las de hace diez años, con niveles por debajo de los 20.000 millones de euros.
La bajada del margen operativo y la estabilidad de las provisiones han provocado que los ingresos netos después de impuestos hayan caído a la mitad, desde los 85.000 millones de euros hasta los 44.000 actuales. De todas maneras, para restar hierro al asunto, hay que tener en cuenta que el primer semestre de 2007, que es con el que comparamos el primer semestre de 2017, fue el mejor de toda la historia en beneficios, al menos para los bancos europeos.
¿Qué pasa con la rentabilidad? En términos de ROE, (rentabilidad sobre el capital), ahora se encuentra en el 9%, muy por debajo del 21% en que se situaba en el primer semestre de 2007.
Consecuencias de un sector financiero más pequeño
La causa de esta caída de los ingresos, del margen operativo y de la rentabilidad es la decisión de los bancos (en parte deseada, en parte impuesta por la regulación) de reducir su riesgo (los activos ponderados por riesgo son ahora un 20% inferiores a los niveles previos al estallido de la crisis). Y ello tiene consecuencias. Deutsche Bank lo explica: con esta reducción de la capacidad crediticia del sector bancario, los clientes han tenido que buscar vías alternativas de financiación. Algunos han acudido a los mercados de capitales, como indica el aumento de emisiones de deuda corporativa en Europa. Pero también ha habido quien ha buscado otras vías de financiación, lo que ha empujado el crecimiento de la llamada 'banca en la sombra'. Aunque también ha habido quien se ha quedado sin financiación, sobre todos los clientes más pequeños y menos solventes de los países castigados por la crisis de deuda, que no han podido beneficiarse de los bajos tipos de interés.