No se olvide de estos "Cisnes Negros"

No es que me guste ser un aguafiestas, pero ante el clima que se está creando de extremo optimismo con[…]

No es que me guste ser un aguafiestas, pero ante el clima que se está creando de extremo optimismo con un extraordinario comienzo de año bursátilmente hablando tras vivir precisamente otro de extremo pesimismo, me lleva a la obligación de reflexionar con cuál de los dos debemos quedarnos.

Y la reflexión final siempre me lleva a pesar que las cosas no son ni blancas como ahora ni negras como a finales de año. De hecho, lo que estamos viviendo en los mercados todavía es un proceso de recuperación de las caídas del mes de diciembre. Es decir, que podríamos decir que estamos subiendo porque realmente lo hemos bajado previamente. Por eso el camino ha sido bastante fácil hasta ahora.

Pero no podemos olvidarnos de los problemas que tenemos encima de la mesa: Una guerra comercial EEUU/China no aclarada, un Brexit al que no soy capaz de ponerle adjetivo, unos Bancos Centrales que no saben si continuar drenando liquidez o dejar de hacerlo porque la economía en Europa da claras señales de enfriamiento mientras que en EEUU marca techo de ciclo, y más en terreno nacional, unos presupuestos pendientes de ver la luz, al igual que la "Tasa Tobin" por no hablar de las consecuencias que pueden generarse al iniciarse en febrero el juicio por el "proces" Catalán o posibles efectos sobre el Turismo con la imagen que estamos dando en Fitur.

La FED está vendiendo activos de su balance a razón de 50.000 millones de dólares por mes lo que tensiona la curva de tipos estadounidense en la parte baja. Y siempre se ha sabido que una curva aplanada es síntoma de una desaceleración económica. Así que esta es una advertencia que no podemos pasar por alto.

La segunda y para mí más delicada tiene que ver con la debilidad de la economía en Europa que ya nadie pone en duda. Un crecimiento paupérrimo en Italia y lecturas preocupantes en Francia, Reino Unido y en menor medida en Alemania me dan a pensar que Europa va a liderar la ralentización de la economía mundial, sobre todo si acabamos viendo un Brexit duro.

Y ya puestos a recorrer mundo, nos vamos a China. Su ralentización también va a tener mucho impacto a nivel global, sobre todo en los países emergentes. Y la incertidumbre de la guerra comercial con EEUU no está ayudando nada.

Así que tenemos servida una desaceleración de la economía mundial y ello unos menores beneficios de las empresas cotizadas que ya están comenzando con programas de recompra de acciones para compensar el impacto parcialmente.

Otro problema encima de la mesa lo tenemos con la gigantesca montaña de deuda en la que vivimos. La expansión cuantitativa llevada a cabo por los Bancos Centrales hace inviable volver a ver los tipos de interés medios a los que estábamos acostumbrados años atrás.

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Ahora mismo, el balance del Banco Central Europeo está muy cerca de los 5 billones de euros que se corresponde con el 40 por ciento del PIB de la Eurozona. Difícil digestión la que tendrá que realizar si realmente la economía se deteriora y necesita implementar nuevas medidas de expansión cuantitativa para incentivar el consumo.

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