El oro pierde interés como refugio ante la mejora de los Estados Unidos
El oro se encuentra cerca de los mínimos de los últimos nueve meses y podría cerrar su primer trimestre en negativo desde 2018
El oro tocó sus máximos históricos en agosto del año pasado, por encima de los 2.000 dólares, cuando arreciaba la tormenta del coronavirus y nadie sabía la evolución que podía vivir la crisis sanitaria.
Sin embargo, el metal precioso lleva una trayectoria descendiente desde entonces, que se acentuó en noviembre con el anuncio de la efectividad de la vacuna de Pfizer; y que ha vivido otra aceleración en las últimas semanas coincidiendo con la mejora de la situación en los Estados Unidos.
Allí, el proceso de vacunación ha tomado velocidad de crucero, de manera que el 20% de la población ya está inmunizada.
La vacunación va viento en popa en los EEUU
Pero, además, el presidente estadounidense, Joe Biden, ha prometido que el 90% de los adultos tendrán acceso a las vacunas a partir del 19 de abril, en un anuncio que ha abierto una vía de esperanza para la completa apertura de la economía estadounidense antes del verano.
Estos avances de los Estados Unidos en el campo sanitario, unidos al multimillonario paquete de ayudas impulsado por el presidente demócrata, hacen pensar a los inversores que la economía estadounidense rebotará con fuerza en los próximos meses.
El país, además, desbordó las previsiones de creación de empleo en marzo, con más de 900.000 contrataciones. Y, en este contexto, pierde fuerza la necesidad de contar con un activo refugio en cartera, como el oro.
“Los nuevos estímulos fiscales de la administración Biden, así como el incremento de los procesos de vacunación de la población, están provocando que la recuperación económica pueda acelerarse en los próximos meses, por lo que la atracción inversora hacia el metal precioso como activo de cobertura de la renta variable hace aguas”, explica Diego Morín, de IG Markets.
La evolución del oro depende del crecimiento del PIB
“La evolución futura del oro y la plata depende de lo rápido que se recupere el crecimiento global, pues esto es lo que determina la demanda de activos refugio. Por eso, nosotros esperamos una caída de la demanda del oro y la plata, lo que debería afectar a los precios”, coincide Carsten Menke, experto de Julius Baer.
Asimismo, otro efecto relacionado con la recuperación de la economía estadounidense son la revalorización del dólar y la subida de la rentabilidad de los bonos del país que ya se están viendo en los mercados y que también afectan a la evolución del oro.
“Los precios del oro continúan bajo presión debido al incremento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, donde el rendimiento del bono a 10 años (en el 2,39%) sobrepasa la rentabilidad del 1,76%, cotizando a niveles de enero del año 2020”, dice Morín.
La peor situación en Europa no afecta al metal
En este contexto, el incremento de los casos de coronavirus en Europa y la lentitud del proceso de vacunación en el Viejo Continente no han logrado empañar la visión optimista de los inversores.
“Las recientes ventas de oro y plata sugieren que los mercados no están preocupados por el rápido incremento de los casos de coronavirus en Europa. En su lugar, parece que han centrado su atención en el progreso de las vacunaciones y en la recuperación de la actividad económica que esto va a favorecer”, opina Menke.
Por eso, este experto anticipa que se van a producir más caídas del oro.
“Esperamos que se produzca una caída adicional de la demanda de este activo refugio en este contexto y no consideramos que estas ventas constituyan una oportunidad. Nos mantenemos ‘neutrales’ en el oro pero bajamos nuestro precio objetivo hasta 1.700 y 1.650 dólares en el plazo de 3 y 12 meses”, añade este experto.
“El oro se ha visto envuelto en una rotación hacia activos de riesgo ante el repunte de la actividad económica y la reducción de posiciones de los fondos de cobertura. Además, los inversores siguen apostando por el mercado de acciones gracias al empuje de los estímulos, sumado al incremento del rendimiento de los bonos, lo que ha anulado el interés en el metal precioso”, apostilla Morín.