La energía no sólo encarece el transporte de los consumidores y la calefacción de sus casas: también afecta a los costes de producción de bienes y, por tanto, a la evolución de la inflación subyacente
Sánchez pecó de optimismo en diciembre cuando presumió de que sus medidas funcionaban para controlar la inflación. Desde entonces no ha parado de subir