Que el pésimo 2018 no le haga tirar la toalla: aún es posible encontrar rentabilidad
Después de un difícil y decepcionante 2018 en que ha sido casi imposible encontrar un activo que lograra esquivar las pérdidas, el gran reto de los inversores en el nuevo año es atinar con el instrumento financiero que pueda proporcionar retornos.
El año que acabamos de dejar atrás ha sido pésimo para prácticamente todos los activos. Como afirma Ignacio Perea, de Tressis, el ejercicio 2018 ha sido tan complicado que no se han cumplido las leyes de la diversificación y de la descorrelación que suelen ayudar a esquivar o a reducir las pérdidas; los inversores no han tenido prácticamente lugares para protegerse en los últimos meses. ¿Va a ser posible a corto plazo encontrar activos con los que obtener rentabilidad o lo sucedido en los últimos meses implica que lo mejor es tirar la toalla y quedarse en liquidez? Ésta última no es la opción por la que se inclinan la mayoría de los analistas, que aportan, prácticamente todos ellos, opciones que pueden comportarse bien a partir de ahora, sin excluir casi ningún activo financiero.
Ignacio Perea afirma que quedarse en liquidez implica asumir que se opta, directamente, por perder dinero, puesto que la liquidez ve mermado su poder adquisitivo con la subida de la inflación. Pero Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, no descarta que estar en liquidez puede ser una buena idea, al menos durante el primer trimestre de este año, a la vista de los riesgos que se acumulan en estas primeras semanas, como la votación sobre el Brexit o las negociaciones sobre la cuestión comercial entre Estados Unidos y China.
Marián Fernández, de Andbank, señala, por su parte, que arrancaría el año con unos niveles de liquidez por encima de los habituales, porque considera que va a haber oportunidades de entrada más claras a lo largo del año que las que existen en la actualidad.
Para aumentar las posiciones de liquidez, Antonio Castilla, de Conecta Capital, plantea: «Consideramos que lo más importante será gestionar el riesgo, y aportar liquidez a nuestras carteras vendiendo en momentos de subida de mercado, ya que podremos aprovechar para invertir con mayores caídas». De esta manera aconseja gestionar la incertidumbre que va a continuar presente en el mercado, porque «los problemas e incertidumbres que han movido a los mercados con importantes correcciones aún no se han solucionado».
¿Liquidez o activos físicos?
Si hay un inversor que ha sufrido más que cualquier otro en los últimos meses, ése ha sido el más conservador, puesto que, junto a los activos de riesgo, han bajado también los que se supone más defensivos. Lo destaca Carles Planas de Farnés, de Ginvest: «No nos preocupa que la renta variable haya caído, sino que también lo haya hecho la renta fija. Este año no ha compensado nada. Y eso ha hecho mucho daño a los inversores conservadores, porque no están acostumbrados a perder». Para este tipo de inversores, Víctor Alvargonzález, fundador de Nextep, cree apropiado el sector inmobiliario que, en su opinión, «va a continuar siendo rentable mientras se va generando la burbuja». Alvargonzález considera que el 'ladrillo' va a seguir contando con el apoyo que le presta la salida de dinero de los depósitos que siguen sin remunerar el ahorro y que va en busca de activos seguros que sean rentables. De todas maneras, Alvargonzález advierte de que el proceso actual de subida del precio de la vivienda no se apoya en la recuperación de la economía española, sino en un proceso especulativo, por lo que tiene más riesgo que en el ciclo anterior. Por eso, plantea la posibilidad de, si se quiere invertir menos dinero en el sector, hacerlo a través de las socimis u otras compañías inmobiliarias cotizadas.
Ignacio Perea, de hecho, se inclina por los activos inmobiliarios a través de las socimis, por ejemplo, y con el criterio de que en sus activos tenga más peso la renta que su revalorización.
Aunque Alvargonzález confía en que el tirón del mercado residencial aún puede continuar durante unos años, Bernal advierte de que él ya observa síntomas de agotamiento en su evolución: «Veo niveles altísimos tanto en el precio de los activos como en las rentas».
Si le convence la opinión de Bernal de que en el cortísimo plazo lo mejor es no estar invertido en los mercados, puede plantearse la posibilidad de tener su liquidez en dólares. Ello porque, si la situación se complica en los mercados, el billete verde, en teoría, puede actuar como refugio. ¿Los expertos lo recomiendan? Miguel Ángel Bernal señala que no sería lo más apropiado, puesto que el dólar ya cumplió con este papel el año pasado.
De hecho, Planas de Farnés recuerda que de las pocas opciones que funcionaron el año pasado fueron las cuentas corrientes en dólares.
También el oro es un tradicional refugio. ¿Los asesores lo aconsejan? Bernal preferiría la liquidez al metal precioso. Mientras tanto, Ignacio Perea señala que el oro no ha actuado realmente como un refugio hasta muy recientemente; no ha ejercido su papel de descorrelacionador de la cartera. Y apunta que, posiblemente, por la distorsión que siguen ejerciendo en el mercado y en los precios de los activos los bancos centrales. Pero Carlos Farrás sí cree que hay que tener exposición al metal precioso tanto directamente como a través de las mineras de oro y señala cómo en el último tramo de 2018, cuando más difíciles se pusieron las cosas en los mercados financieros, el precio de la onza reaccionó al alza. Para Marián Fernández, el oro tiene una valoración ya ajustada. En cuanto al petróleo, esta analista señala que su firma sería compradora por debajo de los 50 dólares el barril.
Respecto a activos menos convencionales, Carlos Farrás defiende que aunque los fondos de gestión alternativa o market neutral no se han comportado muy bien en el ejercicio que acabamos de dejar atrás, éste sigue siendo un contexto apropiado para tenerlos en cartera.
Mientras, Antonio Castilla añade como ideas alternativas, además de las socimis y vehículos de inversión inmobiliaria, «activos corporativos directos a través de operaciones de 'corporate finance', que aportan diversificación estratégica», así como proyectos empresariales en crecimiento, como los valores que puedan decidir desembarcar en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
Insistencia con varias posibilidades en renta fija
La otra opción que Víctor Alvargonzález plantea al inversor conservador, además del inmobiliario, es, en un escenario de una Europa japonetizada, es decir, con bajos tanto crecimiento como inflación, la renta fija europea de alta calidad crediticia, tanto soberana como corporativa, que puede comportarse bien, ya que, en su opinión, el Banco Central Europeo no va a subir los tipos de interés este año.
Miguel Ángel Bernal también considera que la mejor opción para afrontar los próximos meses es hacerlo, además de con liquidez, con deuda de corto plazo. Y por la renta fija también apuesta Diego González, responsable de asesoramiento financiero en Cobalto Inversiones. En particular, por la filosofía de invertir a vencimiento, con lo que se obvian las variaciones y la volatilidad en el precio que puedan acontecer entre medias: «Si se quiere aspirar a una rentabilidad cierta, se puede invertir en bonos de corta duración a vencimiento». Y materializa esta apuesta en tres posibles opciones. En primer lugar, en deuda subordinada bancaria europea con grado de inversión y duración inferior a un año. Apunta que sólo con el cupón se puede obtener un retorno del 4 por ciento, a lo que hay que sumar que estos títulos cotizan por debajo de su valor de emisión, por lo que hay que contar también con que se compraría barato y a vencimiento se recuperaría más de lo invertido. Precisamente por la caída que han sufrido, considera que 2018 ha dejado una oportunidad en este tipo de deuda. En segundo lugar, señala el interés de los bonos de alto rendimiento, también con un vencimiento cercano en el tiempo. Y, apunta, en este sentido, el producto especializado en títulos de este tipo y con vencimiento en un plazo de doce meses comercializado por BNY Mellon. González recuerda que, en este caso, el riesgo al que se enfrenta el inversor es al de impago de alguna emisión. Pero también afirma que con un producto como el de Mellon se logra diversificación tanto geográfica como sectorial, lo que reduce el riesgo. Además, éste está bien remunerado, con rentabilidades que pueden rondar el ocho por ciento. En tercer lugar, apunta la renta fija emergente, que presenta ahora valoraciones interesantes, y también con la idea de mantenerla a vencimiento. Señala que la mejor manera de invertir en esta clase de activo sería a través de fondos de inversión globales, como alguno de Templeton.
¿Tesoro americano?
Una cuarta idea que aporta Diego González es la deuda del Tesoro americano, por ejemplo, a dos años, aunque ello implicaría asumir el riesgo divisa en un momento en que este experto espera que el billete verde se deprecie. Por ello cree que sería mejor esperar a que el dólar cayera hasta niveles de 1,20-1,25 unidades. En esos niveles de tipo de cambio con el euro cree que será interesante comprar bonos americanos de corta duración. Carlos Farrás coincide en que el dólar va a tender a debilitarse, pero también pone de relieve que hay inversores que desean mantener una posición estructural en dólares. A éstos les ofrece apostar por duraciones bajas de deuda americana, que puede proporcionar rentabilidades del entorno del 2 o 2,5 por ciento.
Las apuestas por la renta fija son bastante populares entre los analistas para hacer frente a este contexto de mercado. Así, Marián Fernández coincide con González en el interés que ofrece ahora la renta fija emergente, aunque no precisa que se incline por mantener a vencimiento. De hecho señala que esta clase de activo ha aguantado bastante bien durante las últimas turbulencias y, además, a su favor cuenta con que el dólar, de acuerdo con sus previsiones, no se va a reforzar mucho más, sino que se va a mantener en el entorno actual durante todo el año. Un billete verde fuerte perjudica a los mercados emergentes. Carlos Farrás insiste en que cree que la relación rentabilidad / riesgo de la deuda emergente en divisa fuerte está muy bien pagado, con rentabilidades que pueden rondar el 7 por ciento.
Marián Fernández también cree interesante la deuda corporativa americana grado de inversión, pero no ve al alto rendimiento tan atractivo por precio (afirma que se ha recuperado en 'V' en los últimos días) ni tampoco a la deuda privada europea, porque éste es un año en el que el BCE ha desaparecido como comprador (sólo realizará reinversiones) y en el que las entidades financieras, por cuestiones regulatorias, van a tener que realizar un importante volumen de emisiones. Perea coincide con Fernández en que la renta fija americana a corto plazo es mejor opción que la europea. Pero Farrás apunta que le gustan los corporativos europeos de baja duración y calificación crediticia BBB, que pueden proporcionar una rentabilidad de entre un 1,7 y un 1,8 por ciento.
No hay que descartar la bolsa
Víctor Alvargonzález señala que para los perfiles equilibrados y agresivos la bolsa es un buen lugar para encontrar rentabilidad: «Puede ser un año bueno en bolsa. Además, mejor comprar barato que caro y ahora la renta variable europea está un 40 por ciento más barata que en los máximos que alcanzó en el año 2000». Pero este experto lanza también alguna advertencia, porque en la bolsa hay que ser prudentes. En primer lugar, aconseja atender a lo que vaya diciendo y haciendo la Reserva Federal norteamericana, porque en su opinión es imprescindible que se dé cuenta de que «se ha pasado de frenada» subiendo los tipos de interés y anticipando más movimientos; también cree que es importante que China y Estados Unidos lleguen a un acuerdo comercial. Estos riesgos que hay por delante marcan, asimismo, la diferente actuación que han de tener el inversor a más corto plazo y el que actúe más a largo, o el perfil equilibrado y el agresivo: así, según Alvargonzález, el más agresivo y que actúe a largo plazo, podría entrar ya en la bolsa, puesto que el mercado a cinco años estará más alto que hoy, mientras que el perfil algo más cauto, tendría que mantenerse en una actitud de «esperar y ver» lo que va ocurriendo con las cuestiones que aún están candentes. Alvargonzález añade que los perfiles más agresivos han de añadir una apuesta por Asia y por China en particular.
Diego González señala que la situación en la bolsa es ahora mismo tan equívoca que puede estar preparada para ofrecer lo peor (otro menos 20 por ciento) y también lo mejor (un más 20 por ciento). El mercado, con sus últimas caídas, comenta González, está recogiendo la posibilidad de que la desaceleración económica en marcha puede desembocar en una recesión. Es un escenario abierto, aunque en estos momentos, dice González, los fundamentales no informan de una recesión, sino de que nos encontramos en un ciclo económico muy maduro. Así, también plantea la posibilidad de que se produzca una reaceleración del crecimiento económico si hubiera planes fiscales expansivos en Europa y en China. En su opinión, en principio, por fundamentales, ahora tiene más sentido comprar que vender, aunque no descarta que las últimas turbulencias que hemos vivido puedan ser el origen de un movimiento bajista más profundo. Por tanto, su posición ahora en la bolsa sería la de estar neutral y preparado tanto para infraponderar si la situación se complica, como para sobreponderar si mejora. «El problema es que lo que hay detrás del comportamiento de los mercados no es una cuestión de fundamentales, sino de geopolítica, de algo para lo que tienen más respuestas los expertos en política internacional que en el mundo de la inversión», afirma González. Antonio Castilla, de Conecta Capital, añade: «Los mercados se dejan llevar por noticias de componente geopolítico, más que por fundamentales económicos, valoran más decisiones o comentarios de políticos y presidentes de bancos centrales que cuestiones macroeconómicas o los resultados empresariales, aun siendo favorables».
En estas circunstancias tan difíciles, Castilla, además de apuntar la conveniencia de vender en momentos de subida de mercado para contar con liquidez y aprovechar mejores oportunidades, señala que es importante ser más selectivos y, respecto a ello, considera que hay que escoger inversiones con fundamentales sólidos, capaces de soportar eventos y ciclos de mercados bajistas, por lo que señala el dividendo como un instrumento de protección y generación de ingresos recurrentes. Aporta dos ideas en renta variable que piensa atractivas: el Robeco Global Consumer Trend, el Morgan Stanley Global Brand, el MFS Global Equity Plus o el Gesconsult León Valores.
Infraponderada, pero siempre presente
Carles Planas de Farnés cree que después de un 2018 en que ha caído todo, este año debería encontrarse rentabilidad en casi cualquier activo. «Si teníamos renta variable hace seis meses, con más razón la tenemos ahora, aunque tiene sentido estar algo infraponderados», asegura Planas de Farnés. En su firma apuestan por mantener todos los activos en las carteras con un peso apropiado para cada uno de los perfiles. «Evitamos tomar grandes decisiones, porque somos conscientes de que es complicado acertar con el activo que va a ser el mejor del año, o con el mejor momento para entrar», añade este experto. Ahora mismo, por ejemplo, su infraponderación en renta variable implica que un perfil moderado, que suele tener un 50 por ciento de la cartera invertida en bolsa, ahora estaría expuesto en un 45 por ciento a las acciones.
Fernández tampoco excluye la apuesta por la bolsa: eso sí, señala que la americana está en precio y que ve más potencial tanto en Europa como en emergentes. Aunque avisa de que la volatilidad continuará muy presente.
Ignacio Perea también considera que la renta variable continúa siendo un buen activo y defiende que el ajuste de las valoraciones deja oportunidades con el siguiente argumento: «El per -precio entre beneficio- estimado a doce meses se encuentra por debajo de la media de los cinco y de los últimos diez años». Perea, a diferencia de Marián Fernández, apostaría más por Estados Unidos que por Europa y ello debido a que en el Viejo Continente persisten numerosas incertidumbres políticas además de porque la situación macroeconómica americana es mejor que la de este lado del Atlántico.
En cuanto a la aproximación de Carlos Farrás a la bolsa sería más a través de compañías con sesgo valor que con sesgo de crecimiento. Y remata: «Así como el año pasado por estas fechas veíamos pocas oportunidades en la renta variable, ahora las cosas pintan mejor. Las caídas representan oportunidades de entrada, aunque la incógnita está en si hay que entrar ya o si hay que esperar. No descartamos subidas en las bolsas, pero nos gustaría ver correcciones superiores en la americana».