¿Qué pasa en los mercados superada la victoria de Trump?

El primer fenómeno que se ha observado ha sido una potente subida de los intereses de los bonos, anticipando un repunte de la inflación. El Ibex-35 ha sido vulnerable a las caídas sufridas por los mercados emergentes y a los descensos en los valores más defensivos

De momento, el desastre que se anticipaba para los mercados si Donald Trump se convertía en el 45º presidente de los Estados Unidos no ha tenido lugar. Sí se ha observado, sin embargo, una importante volatilidad en las Bolsas, aunque con un sesgo favorable especialmente en Wall Street, que se ampara en los buenos augurios que parecen haberse despertado casi inmediatamente después de saberse el resultado electoral y al que ha contribuido el tono conciliador y pro-crecimiento del primer discurso del nuevo presidente. Como relata Luis Lorenzo, de Dif Broker, los inversores han recordado que elevará el gasto público, lo que dinamizará la economía, al igual que la repatriación de beneficios a Estados Unidos, y la rebaja de los impuestos a las empresas. 

El temor a que ganara Trump, que llevó a Wall Street a encadenar nueve sesiones consecutivas de descensos, en su peor secuencia desde 1980, por tanto, no ha cotizado mal en Bolsa después de que el republicano resultara vencedor. Sólo hubo un fugaz conato de unas pocas horas de huida del dinero desde los activos de riesgo para primar la inversión en los refugios, para luego imponerse justo el movimiento contrario: salida de dinero de los bonos y tímida entrada en los activos de riesgo, en la Bolsa y, en ésta, en los valores cíclicos. Y ello puede llevar al desconcierto al inversor, que se suma al que sufren las propias firmas de inversión, así como las casas de encuestas y los periodistas, a los que la realidad, en general, les ha pasado por encima. El inversor, en concreto, puede pensar que, superado el que podría considerarse como peor bache del año, lo que queda de ahora en adelante hasta final de año sólo puede ser alcista para las Bolsas. Pero es mejor que siga reinando la cautela. 

Tal y como explica Natalia Aguirre, de Renta 4, una cosa es lo que ha prometido Trump para impulsar el crecimiento económico, otra, lo que está descontando el mercado, y otra diferente lo que pueda sacar adelante. Hay que seguir cómo se van desarrollando los acontecimientos y, mientras tanto, mantener una cartera de valores sólidos y aprovechar oportunidades en las acciones que sufran castigos injustificados y que, en principio, no estarían afectadas directamente por los 'males' de su mandato, como Cellnex, un título en el que acaba de tomar posiciones. 

Los emergentes y el Ibex-35

Como reconoce Aguirre, en realidad, el mandato de Trump y sus decisiones pueden tener muchas ramificaciones, muchas derivadas, como su proteccionismo, que puede pesar sobre el crecimiento mundial y sobre los emergentes. O como la subida de los tipos de la deuda de la forma tan vertical en la que se está produciendo en los últimos días, debido a que se espera que las promesas de más gasto público traigan consigo una inflación más alta y, por tanto, subidas más intensas, quizás, en el precio del dinero por parte de la Fed, lo que puede hinchar, a su vez, al dólar y ello, perjudicar, otra vez, a los mercados emergentes y un billete verde más fuerte, a índices como el Ibex-35, muy dependiente de lo que ocurra en América Latina tanto en términos de crecimiento como en las divisas. Y en los últimos días los mercados de ese área, sobre todo México, han sufrido. 

Aunque, como señala Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, el impacto latino en el Ibex-35, a excepción de en BBVA, se ha disimulado con las caídas de, en general, los valores defensivos, como eléctricas, las concesionarias y socimis, que han sido víctimas de la fuerte subida de los tipos de la deuda, a favor de las acciones bancarias, que ansiaban que por fin la curva cogiera pendiente para poder tener la esperanza en un incremento de su rentabilidad. 

¿De la deuda a la Bolsa?

¿Se está produciendo, entonces, el ansiado trasvase de dinero de la renta fija a la variable? Jesús de Blas comenta que aún no está sucediendo, que el mercado sólo nos está mostrando cómo ahora es capaz de adaptarse a un nuevo escenario en apenas 24 o 48 horas, cuando este tipo de procesos solía transcurrir de manera más lenta. A partir de ahora, comenta, lo lógico es que este avance se vaya apaciguando. Y, además, como señala Borja Gómez, de Inverseguros, el Congreso estadounidense, sus dos Cámaras, pese a estar en manos de los republicanos, pueden frenar la adopción de determinadas políticas expansivas. Así, en opinión de Gómez, «cualquier declaración puede dar la vuelta al mercado». Aunque, por el momento, como señala Ricardo Torrella, de Gesinter, parece que lo que ha hecho Trump es poner sobre la mesa un ingrediente casi ausente hasta el momento: la inflación. Como señala Daniel Pingarrón, de IG, gran parte de las acciones que quiere emprender el nuevo presidente, como la oposición a la política monetaria actual, el proteccionismo, los aranceles y el aumento de la inversión y el gasto público sí convergen en un impacto directo sobre la inflación y por eso la reacción del mercado de deuda.

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Y, si un entorno de más inflación y más crecimiento puede detraer recursos desde la renta fija hacia la renta variable, en caso de que, como advierte Gómez, se teman tensiones entre EE.UU. y China por las decisiones en política comercial que pueda adoptar Trump y el mercado prevea posibles ventas de deuda pública americana por parte del gigante asiático, según Gómez, a las subidas de los intereses de los bonos acompañarían también descensos en la Bolsa. Por eso, Gómez apunta: «No me aventuraría a decir que las Bolsas van a subir: estarán muy condicionadas por las políticas que de verdad Trump implemente». 

También prudente se muestra Pingarrón: «La suma de todos los movimientos del mercado tras conocerse la victoria de Trump sigue siendo arbitraria y difícil de explicar, fruto de un shock inesperado. Lo que parece más probable es que la volatilidad y la incertidumbre aumentarán en los próximos meses, sin poder establecerse a día de hoy cuál será el impacto neto de las políticas del nuevo presidente en el potencial de las Bolsas a medio plazo». 

Kommer van Trigt, de Robeco, concluye: «En conjunto, la presidencia de Trump es negativa para la renta fija, por lo que hemos reducido la duración». Aunque la Fed tendrá mucho que decir, dado que ofrecerá su propio diagnóstico de la situación en su reunión de mediados de diciembre. Y el BCE podría tomar cartas en el asunto si los tipos europeos suben mucho más.

De lo defensivo a lo cíclico

Si continúan subiendo los tipos de los bonos, ¿seguirán sufriendo los valores más defensivos, los que reparten un dividendo cuyo atractivo puede verse mermado por unos cupones de la deuda más elevados? Para Pingarrón, la caída de los valores defensivos y la subida de los bancarios y de los ligados a las materias primas (a excepción del crudo) han formado un movimiento conjunto más sólido y fundamentado que otros. Para Ricardo Torrella que los inversores estén apostando por los valores más cíclicos es el mejor síntoma. Por tanto, su evolución es lo que hay que seguir para medir el sentimiento del mercado, porque Aguirre plantea dudas sobre la dimensión y la consistencia de este presunto trasvase. Sobre el sentimiento del mercado también pesará el resultado del referéndum italiano del próximo 4 de diciembre, que puede acabar con el Gobierno de Renzi. 

¿Cierre de año?

Entonces, ¿qué se puede esperar para el Ibex-35? Para De Blas, si el sector financiero sigue tirando y los valores defensivos no sufren mucho más castigo, confía en que el selectivo pueda terminar el ejercicio por encima de los 9.000 puntos, aunque ello sólo implicaría cerrar el año con pérdidas algo inferiores a las actuales. Lo malo es que parece que cuando la banca comienza a respirar, los títulos más conservadores le fallan. Luis Lorenzo, por su parte, cree que el Ibex-35 continuará moviéndose en el rango comprendido entre los 8.500 y los 9.200 puntos, aunque no descarta que pueda escaparse hasta los 9.400 puntos a final de año. Torrella, el más optimista, cree que sí puede haber 'rally' de final de año, aunque sólo sea por las tomas de posiciones en el último tramo si el cierre se avecina en rojo.

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