Recesión, ¿sí o no?, ¿qué dicen los analistas?

Pese a la inversión de la curva de tipos, no hay demasiados nervios, aunque la comunidad inversora reconoce que el riesgo de contracción económica ha aumentado

El miedo a la cercanía de una recesión en Estados Unidos o en la economía global se ha disparado en los últimos días motivado por varios acontecimientos. En primer lugar, la publicación del PIB alemán del segundo trimestre del año, que ha reflejado que la economía del país se contrajo un 0,1% en tasa trimestral, a lo que se unía un mal dato de confianza que hace pensar que el deterioro y que la contracción no será puntual, sino que podría derivar en, al menos, una recesión técnica (dos trimestres consecutivos de caída del PIB). Algo parecido ocurre en el Reino Unido, que también acaba de mostrar su primera contracción económica. 

A ello se unieron malos datos de producción industrial en el conjunto de la zona euro y también en China. En el gigante asiático, de hecho, se asistió a la peor lectura de este indicador en 17 años. 

Aunque al sentimiento inversor lo que más afectó fue lo que pasó en el mercado secundario de deuda, porque se considera el mejor termómetro de lo que ocurre en la economía: por primera vez desde 2007, el mercado exigió mayor rentabilidad por el bono americano a dos años que por el vencimiento a diez años. Fue algo momentáneo. Duró instantes del pasado miércoles. Pero responde a una tendencia que ya dura muchas semanas: al menos desde el pasado mes de junio, el mercado ha venido pidiendo más interés por los títulos a un mes y seis meses que por el diez años americano. La curva ya lleva tiempo invertida. Aunque el diferencial que realmente se toma como fiable a la hora de predecir una recesión es el que existe entre el dos y el diez años en términos de rentabilidad. Y éste ahora mismo tiende a cero o incluso a negativo. 

Ello sucede en un mar de fondo político y geopolítico que no parece que vaya a poner fáciles las cosas a la macroeconomía: la guerra comercial continúa en fase de escalada, en Italia puede haber nuevas elecciones, el Reino Unido se encamina hacia un Brexit duro y lo que acontece en Argentina bien puede desembocar en volatilidad generalizada en los mercados emergentes. 

Mensajes tranquilizadores

Hay analistas que no se muestran muy alarmados por la situación. Por ejemplo, Esty Dwek, responsable de estrategia global de mercado de Dynamic Solutions, división de Natixis IM, considera que si bien el crecimiento global se está desacelerando, no ve una recesión inminente. "Por el momento, los datos en general apuntan una tendencia de crecimiento, con algunas excepciones, como Alemania, que se contrajo en el segundo trimestre. La industria continúa débil, pero los servicios se mantienen. Además, los consumidores están en una situación saludable y el mercado inmobiliario estadounidense debería beneficiarse de unos tipos de interés más bajos. El crecimiento del PIB del segundo trimestre en EE.UU. fue de un 2,1 por ciento y las ventas minoristas de China apuntan a su estabilización", afirma Dwek.

Pero hay otros participantes del mercado que tienen una visión algo más sombría, aunque no catastrófica. Bank of America Merrill Lynch le asigna una probabilidad del 33% a que haya una recesión en Estados Unidos en 2020, debido al debilitamiento de la industria y también de las ventas de automóviles. "Los datos económicos se han suavizado y están mandando señales crecientemente recesivas, en particular desde la industria", señalan desde el banco. 

El mercado de bonos le daría la razón: la inversión de la curva ha solido anticipar una recesión con entre 6 y 24 meses de adelanto.

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A ello se suma lo que está ocurriendo con los beneficios empresariales. De acuerdo con datos de FactSet, los beneficios están cayendo un 0,7% en el segundo trimestre de 2019 respecto a los del mismo periodo del año pasado. De mantenerse esta cifra (aún queda el 10% de las empresas americanas en presentar sus números, éste sería el segundo trimestre consecutivo en que las ganancias de las empresas bajan. Y el deterioro se centra en las empresas más ligadas al comercio mundial.

Pero, pese a todo, los comentarios de Goldman Sachs tampoco son negativos. Su división de gestión de inversiones espera más caídas en las Bolsas, pero para comprar a mejores precios. "No suscribimos la opinión de que éste es el final del ciclo económico", afirmó en declaraciones a Bloomberg David Copsey, gestor de la entidad. Su tesis central es que el crecimiento económico siga disminuyendo desde niveles elevados, pero para continuar en torno a su tendencia a lo largo de la segunda mitad del año, y con un riesgo bajo de recesión. Por ello, en lugar de esperar, como el consenso, tres bajadas de los tipos de interés por parte de la Fed, sólo prevé uno más, para a continuación retomar la senda del endurecimiento monetario. 

Janet Yellen, la ex presidenta de la Reserva Federal norteamericana, tampoco es pesimista: considera que lo más probable es que la economía americana no esté entrando una recesión. "Creo que la economía estadounidense tiene la suficiente fortaleza como para evitarla. Pero la probabilidad claramente ha crecido y es superior a aquélla con la que yo francamente estaría cómoda", añadió Yellen. Si bien añadió que ahora mismo la curva de tipos y su inversión es peor señal de una próxima recesión de lo que lo ha solido ser en el pasado, quizás porque está más contaminada que nunca de expectativas de actuación de los bancos centrales tras una década de medidas inéditas. 

¿La Fed se adelanta y evitará la recesión?

Precisamente, el presidente de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard, cree que el timing de la revisión de la política monetaria acometida por la Fed es correcto. Posiblemente, porque actúa con margen para evitar la contracción económica en la primera economía del mundo. La Reserva Federal bajó los tipos de interés antes de que la curva de tipos se invirtiera. Se estaría anticipando al ciclo y podría evitar la contracción económica. 

Estos mensajes tranquilizadores quizás recojan el guante lanzado por Mohamed El-Erian, asesor económico de Allianz: a su juicio, los titulares alarmistas incrementan el riesgo de recesión. "Podemos llegar a la situación en que la gente lea estos titulares, se preocupe, deje de consumir, las empresas dejen de invertir, y entonces nos encontraríamos con un enfriamiento económico es mayor", razona El-Erian. 

Nos enfrentaríamos a la profecía que se cumple a sí misma. Y que se puede alimentar por el mensaje que en principio estaría lanzando la inversión de la curva de deuda: la señal que envía puede disuadir de acometer inversiones, contrataciones de trabajadores... Pero El-Erian también apunta que los mercados están deseando ver mejores fundamentales económicos en todas las geografías. Y, para conseguirlos, a su juicio, van a hacer falta más que tipos de interés más bajos. Aboga por políticas gubernamentales pro-crecimiento para recuperar la confianza de los mercados. Parece que esas medidas funcionarían: el viernes, después de que Der Spiegel publicara que Alemania estaría considerando una expansión fiscal, las Bolsas subieron con fuerza. 

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