Tercera y ¿última? bajada de tipos de la Fed. Wall Street responde con un nuevo récord
Jerome Powell afirma que lo correcto ahora es no hacer ya nada más. Se avecina estabilidad en la política monetaria estadounidense.
La Reserva Federal norteamericana, tal y como estaba previsto, ha recortado los tipos de interés desde una horquilla de referencia entre el 1,75% y el 2% hasta la nueva, que se coloca entre el 1,5% y el 1,75%. Se trata de la tercera bajada consecutiva de los tipos de interés que acomete la institución, después de subirlos nueve veces desde 2015.
Según las primeras palabras del presidente de la Fed, Jerome Powell, este nivel de los tipos de interés es probable que se mantenga como el más apropiado si los datos macroeconómicos continúan siendo consistentes con las expectativas de la institución. Con ello, por tanto, se daría por terminado este mini-ciclo de bajadas en el precio del dinero, que arrancaba este verano y que se entiende como preventivo o para asegurar la continuidad del crecimiento económico. Por ello, a estos últimos movimientos de política monetaria hay quien los llama "ajuste de mitad de ciclo". Aunque Powell también ha aclarado que la autoridad monetaria respondería en el caso de que las perspectivas económicas cambiaran. Especialmente la inflación, si se incrementa, lo que podría animar a una subida del precio del dinero. O el PIB y el empleo, si se debilitan, lo que podría justificar otra bajada de tipos o medidas más ambiciosas, como un programa de compra de activos (ya hay uno operativo desde hace unas semanas, que Powell se resiste a calificarlo de QE, aunque sólo de deuda a corto plazo, por valor de 60.000 millones de dólares mensuales, para tranquilizar el mercado repo, lo que está volviendo a incrementar el balance de la Fed tras años de un descenso que se ha demostrado excesivo).
Con esta decisión y estas explicaciones, el dólar primero se reforzó frente al euro: el tipo de cambio, que antes de conocerse el comunicado de la Fed se mantenía en el entorno de 1,112 unidades, cayó por debajo de 1,109, pero al final de la sesión el dólar volvió a perder tracción y marcó niveles cercanos a 1,115 unidades.
La rentabilidad del bono americano a dos años cayó de manera relevante, desde el 1,64% hasta el 1,60% en que se situaba al cierre de la sesión estadounidense. Y algo parecido ocurrió en el bono a diez años, cuya rentabilidad pasó del 1,84% al 1,77%.
Los índices de Wall Street, por su parte, tras unas primeras dudas entre los números rojos y los verdes, terminaron decidiéndose por estos últimos: al cierre de la sesión americana, el Dow Jones se anotaba un 0,4% y el S&P 500 y el Nasdaq, alrededor de un 0,3%. Con este resultado, el S&P 500 marcó un nuevo récord histórico.
Parece que la última interpretación del mercado es la que comentaba Jamie Cox, de Harris Financial Group, en declaraciones a Bloomberg: habrá una pausa gigantesca en la política monetaria de la Reserva Federal norteamericana, lo que implica un parón en las bajadas en el precio del dinero y, sobre todo, que desaparecen los riesgos de un encarecimiento de los intereses en un futuro cercano. Y ello ha llevado a los inversores a comprar bolsa y bonos y a vender dólares.
El mercado de futuros, en todo caso, considera que el próximo movimiento en el precio del dinero será a la baja. En concreto, se prevé que la Fed podría bajar los tipos de interés otro cuartillo a finales de 2020.
Pero, hasta entonces, lo que se espera es estabilidad en la política monetaria estadounidense. Ése es el escenario central. Y, a tenor de la respuesta de los mercados, es algo con lo que los inversores se muestran satisfechos. Lo que no debe llevar a la complacencia a tenor de las palabras de Ronald Temple, de Lazard Asset Management, que afirma que esa previsión de rebaja del precio del dinero el año que viene refleja que el riesgo de recesión sigue siendo una preocupación.