Valores para después de un agosto convulso en las Bolsas

Los analistas discuten si hay que apostar por las acciones que se han mostrado sólidas o si hay que dar una oportunidad a las más castigadas

En el mes de agosto que acabamos de dejar atrás se han condensado todos los riesgos que afrontan los mercados: la evolución de una guerra comercial hacia un conflicto total; los problemas de los emergentes, con las consecuencias que los inversores temen de la victoria del peronismo en Argentina y que ya han aflorado con los primeros pasos que ha dado Mauricio Macri, aún presidente, hacia la reestructuración de la deuda; la interminable crisis política en Europa, con el apagado foco de Italia y el aún llameante del Brexit; y el más importante de todos: el de una desaceleración económica más severa de lo previsto que está provocando que se empiece a hablar de una posible recesión en el horizonte y que ya asoma decididamente en países como el Reino Unido o Alemania. 

Todo este cóctel ha ocasionado pérdidas muy relevantes en las Bolsas: el Ibex-35, por ejemplo, en el último mes, ha caído un 4,5%, cifra que supera el 6% en la plaza londinense y el 3% en todos los índices de Wall Street. Algunos de los riesgos que han enturbiado el descanso de los inversores continuarán presentes con la vuelta al cole de septiembre y entrado el otoño, sobre todo las incertidumbres sobre la solidez del ciclo económico. 

Pero éstas han hecho reaccionar a las autoridades monetarias y a los Gobiernos. La Reserva Federal norteamericana bajó los tipos de interés a finales de julio y podría hacerlo otra vez en septiembre. Y del Banco Central Europeo se espera una acción importante en su reunión del 12 de septiembre. Además, en Europa, especialmente en Alemania, se empieza a plantear la conveniencia de poner en marcha medidas de estímulo fiscal. E incluso Trump, preocupado por la economía estadounidense y, sobre todo, por la cita electoral el próximo año, podría estar empezando a bajar el tono en su confrontación con China. 

Éste es un entorno muy equívoco para los inversores. ¿Qué hacer en Bolsa?, ¿vender?, ¿apostar por los valores más defensivos, ante la posibilidad de que el ciclo esté agotado?, ¿o es mejor comprar títulos más ligados al crecimiento de la economía, que son los que más baratos se han quedado en las últimas semanas? 

Carteras equilibradas

Sara Herrando, de Norbolsa, ante las cales y las arenas que ofrece el panorama, cree que lo mejor en estas circunstancias es mantener una cartera equilibrada, es decir, con valores tanto cíclicos como defensivos. Lucas Maruri, de Gesconsult, está de acuerdo. Y ambos coinciden en que hay que ser selectivos. Así, Maruri comenta que, en este momento, hay que escoger compañías defensivas que tengan poca deuda, que generen caja y que cuenten con ingresos previsibles incluso en caso de recesión; y, entre las cíclicas, aquéllas que no estén endeudadas y que se encuentren lo suficientemente baratas.

Como ejemplos dentro de las empresas defensivas, Maruri afirma que le interesan algunos valores del sector de la alimentación, como la irlandesa Glanbia; del sector salud, como Fresenius o Bayer; de infraestructuras, como Vinci o Cellnex; 'utilities' como Engie; telecos como Deutsche Telekom, MásMóvil o Nos; así como algo de inmobiliario, porque actúa como inversión alternativa. Entre las empresas cíclicas, Maruri tiene muy buena opinión tanto de las petroleras, con Total o Repsol, como de las compañías que prestan servicio a la industria petrolífera, con nombres como Maire Tecnimont, italiana, o Schoeller-Bleckmann Oilfield, austriaca. Tampoco descartaría al sector autos, en el que cree que hay que mantenerse algo invertido (por ejemplo, en Renault) y ampliar exposición en caso de que siga cayendo. También le gustan papeleras como Navigator. Por último, apuesta por tecnológicas como Cap Gemini o Indra.

Sara Herrando, entre las defensivas, coincide con su apuesta por las 'telecos', pero se queda con Telefónica. Mientras, entre las eléctricas, le gusta Iberdrola, pese a su elevado precio, dado que considera que es la mejor de su sector en el Viejo Continente. Asimismo, opina que puede ser acertado mantener en cartera compañías del sector alimentario, como Danone o Nestlé.

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Juan Llona, de Imantia, se muestra cauto. Pone de manifiesto que la renta variable europea está presentando una mayor debilidad que la estadounidense: «A la Bolsa europea le cuesta más recuperar el territorio perdido», afirma. En estas circunstancias, cree que lo mejor es mantener posiciones defensivas. Y advierte especialmente contra el sector financiero (aunque concede que puede registrar un rebote en el caso de que el BCE dé sorpresas favorables en la reunión del día 12, cree que no será duradero) y contra el automovilístico, porque continúa en el ojo del huracán: aún no se sabe si finalmente Donald Trump va a poner aranceles, o no, a las importaciones de coches. Así pues, cree que hay que quedarse con el sector eléctrico y con el sector salud. «Aún es pronto para buscar gangas», remata Llona.

El gran dilema

Ésa también es la conclusión de Ricard Torrella, de Gesinter, después de plantear el dilema de si hay que continuar apostando por los valores defensivos, cuando son ya los que mejor se comportan y los que más se han encarecido, o si hay que empezar a apostar por lo más castigado que, por valoración, estaría ya barato. «Iberdrola, Unilever, Ab Inbev, L'Oreal, LVMH, Sanofi, Essilor... han funcionado ya muy bien, pero los inversores no venden porque en los malos tiempos se resisten a caer. ArcelorMittal, Basf, Acerinox... empiezan a estar baratos. La duda está en si las Bolsas han hecho suelo o si va a haber más volatilidad. Quizás hasta que se dirima lo que va a suceder con la guerra comercial haya que continuar en los valores más defensivos, en España, en empresas como Colonial, Grifols e Iberdrola, que se mantienen arriba y son poco volátiles», explica Torrella. 

En opinión de este experto, para que los valores cíclicos empiecen a remontar, tiene que haber un detonante en los mercados. Por ejemplo, que el Banco Central Europeo sorprenda con un gran paquete de medidas en la reunión del día 12, o que haya avances importantes en las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China o que Donald Trump renuncie explícitamente a poner aranceles en Europa. «Mientras esto no ocurra, lo mejor es mantener posiciones donde se sufra menos», afirma Torrella. 

Pero, precisamente porque ese rebote podría producirse, para aprovecharlo, sería conveniente mantener una posición de liquidez relevante. Ahora mismo, Lucas Maruri, en su fondo de renta variable europea cuenta con un 12% de liquidez.

Ignacio Cantos, de Atl Capital, ya estaría apostando por las acciones más baratas. «Nos encontramos en un mercado muy dicotómico, con cosas muy caras, como el lujo, y otras muy baratas. Nosotros nos inclinaríamos por las segundas, y más por nombres concretos que por sectores», explica Cantos. Así, ve interesantes a los fabricantes de automóviles:_Renault, por su posible fusión con Fiat; BMW, porque parece la firma más eficiente; y también Daimler. En cuanto a las acereras, apostaría por Acerinox antes que por ArcelorMittal. Además, cree que habría que introducir en la cartera valores de calidad, como ASML o firmas del sector de la consultoría. Y también propone juegos relativos, por ejemplo, vender Ferrovial, que ya ha subido mucho, para entrar en ACS, que se ha quedado un poco más atrás. 

Visión internacional

Si los gestores españoles muestran opiniones muy diversas, casi opuestas o contradictorias, a las firmas internacionales les sucede lo mismo. Desde Edmond de Rothschild, su director de inversiones, Benjamin Melman, aconseja tomar beneficios y extremar la cautela ante la persistencia de la inversión de la curva de tipos, principal indicador que anticipa la proximidad de una recesión, y el banco de inversión suizo UBS acaba de retirar su recomendación de sobreponderar la renta variable global para cambiarla a infraponderar. Pero los expertos de JP Morgan creen que a partir de septiembre el mercado comenzará a remontar y los de Unigestion añaden que el cuarto trimestre puede ser atractivo en términos de rendimiento de los activos, tanto de renta variable como de renta fija.

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