Zoom Video, ¿el fiasco de la pandemia?
En 2020 Zoom Video subió un 355 por ciento, señalada como una de las grandes vencedoras de la crisis del coronavirus. Pero este año solo gana un 3 por ciento y sus resultados decepcionan
La empresa de videoconferencias estadounidense Zoom Video fue señalada como una de las grandes vencedoras de la pandemia en cuanto comenzaron los confinamientos de la población y millones de empleados en todo el mundo tuvieron que acostumbrarse a las herramientas de teletrabajo.
En ese escenario, el precio de la cotizada se disparó nada menos que un 355 por ciento en 2020 (aunque llegó a subir bastante por encima de eso) pues muchos inversores dieron por sentado que el trabajo a distancia había llegado para quedarse.
Sin embargo, muchos expertos alertaban de que la subida tan vertical protagonizada por la compañía era peligrosa y advertían de que las expectativas vertidas sobre Zoom video eran demasiado elevadas.
La trayectoria en bolsa de Zoom Video se ha frenado en seco
Tan solo un año después, parece que el tiempo les ha dado la razón. En concreto, la trayectoria de la compañía en bolsa se ha frenado en seco (la empresa solo ha subido un 3 por ciento en bolsa este año, que contrasta con las subidas de dos dígitos en la mayoría de bolsas occidentales).
Un comportamiento mediocre que podría agravarse después de que Zoom Video publicase unos resultados que han decepcionado al mercado, este lunes.
Así lo indicaba la cotización de Zoom Video durante el trading en horario extendido (after market), donde la compañía se dejaba un diez por ciento de su valor.
Porque, aunque la cotizada ha superado la marca de los 1.000 de dólares de ingresos en el segundo trimestre (1.020) y 4.000 (4.010) millones en el año fiscal, lo cierto es que estas cifras se han quedado por debajo de las estimaciones de los analistas.
En concreto, estos habían anticipado 1.060 millones de dólares en el trimestre y 4.080 para el año fiscal.
En realidad, las cifras publicadas por Zoom Video no se quedan muy cortas pero lo suficiente como para hacer temer a los inversores que las teorías que abonaban la idea de la sobrevaloración de la compañía podrían ser acertadas.